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El Gobierno cambió el eje de la campaña

Domingo, 03 de octubre de 2021 01:04

La batería de anuncios económicos que lanzó el Gobierno tras la derrota en las Paso le permitió acaparar casi toda la agenda pública y desviar la atención de las disputas internas, que le provocaron al oficialismo muchos dolores de cabeza en muy poco tiempo. Esa situación, además, le sirvió para invisibilizar notoriamente a la oposición en su intento de capitalizar mediáticamente su victoria en las urnas. 
Sin embargo, este nuevo esquema todavía no impactó de lleno en la preferencia de los votantes en general y de los más jóvenes en particular, ya que la mayoría de la sociedad aún aguarda medidas de fondo que le aporten una mayor previsibilidad al país más allá de las elecciones del 14 de noviembre.
En el Frente de Todos conviven actualmente dos líneas de pensamiento en relación a la estrategia electoral que debe seguirse de cara a los comicios generales. Por un lado, están los que consideran que el oficialismo tiene que poner “toda la carne al asador” durante este mes sin reparar demasiado en las consecuencias económicas que eso pueda llegar a traer. En esa línea se inscriben Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Juan Manzur, quien actualmente acapara todas las buenas noticias que lanza el Gobierno. El argumento del ala política es que las mejoras en el consumo impactarán indefectiblemente en una mayor actividad económica para los comercios y las empresas, lo que aumentará la recaudación fiscal y ayudará a no tener un déficit tan elevado. 
Por el otro lado están los funcionarios dedicados al área económica, con Martín Guzmán a la cabeza. Este sector sigue creyendo que una expansión descontrolada del gasto público no necesariamente garantiza una mejor performance electoral y que perjudicará las negociaciones con el Fondo Monetario y la estabilidad del tipo de cambio. Esa disputa, a la luz de todas las medidas que se están aplicando, tiene un ganador indiscutido.
Una alta fuente con despacho en la Casa Rosada señaló a El Tribuno de Jujuy que si bien las encuestas aún no muestran un repunte del Frente de Todos, las próximas mediciones sí lo harán. “Las medidas de inyectar plata en los bolsillos de la gente van a impactar en el ánimo popular recién cuando éstas pasen todas las barreras burocráticas del Estado y se hagan efectivas”, explicó el informante.
En ese contexto, la ausencia de un plan económico integral podría actuar como un peligroso techo electoral para el Frente de Todos si no se comunica correctamente qué pasará con las tarifas, los combustibles, el acuerdo con el FMI y las reservas del Banco Central. Hablar de temas espinosos en plena campaña en general no es recomendable, pero en momentos de incertidumbre como estos podría llegar a servirle al Gobierno para desmitificar que no hay un rumbo definido y que las medidas son sólo de corte electoral. 
Es evidente que recibir una jubilación anticipada, un bono para los pasivos, un aumento en las asignaciones sociales, una suba en el salario mínimo, mejores condiciones para las empleadas domésticas, nuevos electrodomésticos y más dinero en la Tarjeta Alimentar representa una mejora objetiva para los sectores alcanzados, pero la gran duda es si todo esto perdurará más allá de la campaña electoral. Ocurre que muchos economistas creen que vendrá un fuerte ajuste en las cuentas públicas y un mayor impulso en la inflación. 
La reducción del gasto no es del agrado de Cristina Kirchner y lo hizo saber públicamente en muchas oportunidades, pero en este caso no habría margen para otra cosa si se quiere llegar a un acuerdo con el Fondo antes de fin de año. ¿Cuál sería el apuro para alcanzar un entendimiento con el organismo? Básicamente que el 22 de diciembre vencerá el plazo para pagar ni más ni menos que 1.800 millones de dólares. Alcanzar un acuerdo tardío provocaría un mayor presión sobre las reservas, que hoy ya se encuentran en un nivel bajo de liquidez. 
En diálogo con El Tribuno de Jujuy un estrecho colaborador de Alberto Fernández sostuvo ayer que “todos los anuncios están viniendo de la mano con una mejora en los indicadores, lo que demuestra que esto no se trata de papelitos de colores sino de una estabilidad que tiende a ser duradera”. El funcionario, que pidió reserva de su identidad, se refería al fuerte crecimiento de la actividad económica, de la industria y también a la leve reducción de la pobreza en el primer semestre de este año. 
El avance de la inflación, que en septiembre habría recuperado su tendencia alcista tras meses a la baja, amenaza con dejar en saco roto todo el plan del oficialismo para impulsar el consumo en el corto plazo. En el Gobierno confían que los efectos de la mega emisión monetaria recién se verán en los precios en diciembre o enero próximo, una vez que la gente ya haya depositado su voto. Ese escenario es sin dudas el más probable, pero una eventual corrida cambiaria antes de las elecciones podría modificar todas las estimaciones oficiales de un plumazo. 
Pese a eso, cerca del jefe de Gabinete Juan Manzur están convencidos de que “los resultados comenzarán a verse a partir de este mes” y que la “provincialización de la campaña del Frente de Todos” colaborará con una recuperación parcial en las urnas.

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La batería de anuncios económicos que lanzó el Gobierno tras la derrota en las Paso le permitió acaparar casi toda la agenda pública y desviar la atención de las disputas internas, que le provocaron al oficialismo muchos dolores de cabeza en muy poco tiempo. Esa situación, además, le sirvió para invisibilizar notoriamente a la oposición en su intento de capitalizar mediáticamente su victoria en las urnas. 
Sin embargo, este nuevo esquema todavía no impactó de lleno en la preferencia de los votantes en general y de los más jóvenes en particular, ya que la mayoría de la sociedad aún aguarda medidas de fondo que le aporten una mayor previsibilidad al país más allá de las elecciones del 14 de noviembre.
En el Frente de Todos conviven actualmente dos líneas de pensamiento en relación a la estrategia electoral que debe seguirse de cara a los comicios generales. Por un lado, están los que consideran que el oficialismo tiene que poner “toda la carne al asador” durante este mes sin reparar demasiado en las consecuencias económicas que eso pueda llegar a traer. En esa línea se inscriben Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Juan Manzur, quien actualmente acapara todas las buenas noticias que lanza el Gobierno. El argumento del ala política es que las mejoras en el consumo impactarán indefectiblemente en una mayor actividad económica para los comercios y las empresas, lo que aumentará la recaudación fiscal y ayudará a no tener un déficit tan elevado. 
Por el otro lado están los funcionarios dedicados al área económica, con Martín Guzmán a la cabeza. Este sector sigue creyendo que una expansión descontrolada del gasto público no necesariamente garantiza una mejor performance electoral y que perjudicará las negociaciones con el Fondo Monetario y la estabilidad del tipo de cambio. Esa disputa, a la luz de todas las medidas que se están aplicando, tiene un ganador indiscutido.
Una alta fuente con despacho en la Casa Rosada señaló a El Tribuno de Jujuy que si bien las encuestas aún no muestran un repunte del Frente de Todos, las próximas mediciones sí lo harán. “Las medidas de inyectar plata en los bolsillos de la gente van a impactar en el ánimo popular recién cuando éstas pasen todas las barreras burocráticas del Estado y se hagan efectivas”, explicó el informante.
En ese contexto, la ausencia de un plan económico integral podría actuar como un peligroso techo electoral para el Frente de Todos si no se comunica correctamente qué pasará con las tarifas, los combustibles, el acuerdo con el FMI y las reservas del Banco Central. Hablar de temas espinosos en plena campaña en general no es recomendable, pero en momentos de incertidumbre como estos podría llegar a servirle al Gobierno para desmitificar que no hay un rumbo definido y que las medidas son sólo de corte electoral. 
Es evidente que recibir una jubilación anticipada, un bono para los pasivos, un aumento en las asignaciones sociales, una suba en el salario mínimo, mejores condiciones para las empleadas domésticas, nuevos electrodomésticos y más dinero en la Tarjeta Alimentar representa una mejora objetiva para los sectores alcanzados, pero la gran duda es si todo esto perdurará más allá de la campaña electoral. Ocurre que muchos economistas creen que vendrá un fuerte ajuste en las cuentas públicas y un mayor impulso en la inflación. 
La reducción del gasto no es del agrado de Cristina Kirchner y lo hizo saber públicamente en muchas oportunidades, pero en este caso no habría margen para otra cosa si se quiere llegar a un acuerdo con el Fondo antes de fin de año. ¿Cuál sería el apuro para alcanzar un entendimiento con el organismo? Básicamente que el 22 de diciembre vencerá el plazo para pagar ni más ni menos que 1.800 millones de dólares. Alcanzar un acuerdo tardío provocaría un mayor presión sobre las reservas, que hoy ya se encuentran en un nivel bajo de liquidez. 
En diálogo con El Tribuno de Jujuy un estrecho colaborador de Alberto Fernández sostuvo ayer que “todos los anuncios están viniendo de la mano con una mejora en los indicadores, lo que demuestra que esto no se trata de papelitos de colores sino de una estabilidad que tiende a ser duradera”. El funcionario, que pidió reserva de su identidad, se refería al fuerte crecimiento de la actividad económica, de la industria y también a la leve reducción de la pobreza en el primer semestre de este año. 
El avance de la inflación, que en septiembre habría recuperado su tendencia alcista tras meses a la baja, amenaza con dejar en saco roto todo el plan del oficialismo para impulsar el consumo en el corto plazo. En el Gobierno confían que los efectos de la mega emisión monetaria recién se verán en los precios en diciembre o enero próximo, una vez que la gente ya haya depositado su voto. Ese escenario es sin dudas el más probable, pero una eventual corrida cambiaria antes de las elecciones podría modificar todas las estimaciones oficiales de un plumazo. 
Pese a eso, cerca del jefe de Gabinete Juan Manzur están convencidos de que “los resultados comenzarán a verse a partir de este mes” y que la “provincialización de la campaña del Frente de Todos” colaborará con una recuperación parcial en las urnas.