Un cuchillo es el utensilio que Lorenza Mamani esconde entre sus manteles y canastas de empanadas, por si llega a ser víctima de un robo en la esquina de calle Zafiro esquina Juanita Moro del barrio Punta Diamante.
inicia sesión o regístrate.
Un cuchillo es el utensilio que Lorenza Mamani esconde entre sus manteles y canastas de empanadas, por si llega a ser víctima de un robo en la esquina de calle Zafiro esquina Juanita Moro del barrio Punta Diamante.
El accionar de esta vecina es acaso extremo, pero uno de los tantos que se multiplican en este sector de ciudad capital a modo de defensa personal y que solicita con urgencia más seguridad y control policial. "Aquí los vecinos estamos metidos en una ensalada, no se puede vivir. Tenemos comisaría, pero igual no pasa nada", expresó Lorenza Mamani, la vecina del lugar que trabaja en la venta de empanadas y que sostiene a viva voz la peligrosidad constante que acecha, sobre todo por las noches.
"A partir de las ocho no se puede salir, porque hay muchos delincuentes que tienen entre 18 o 20 años, ya a los 14 andan robando", explicó la comerciante a quien no le robaron porque -aclaró- se resguarda temprano en su hogar. "Tengo mi hija de doce años, que para el año va a ir a primer año de la secundaria y tengo miedo. A las 19 llego a mi casa de comprar algo y ya no salgo. Se escuchan tiros, como granizo llegan las piedras, es feo por la inseguridad. Aquí hubo muertes, ahora vuelven de nuevo, de día entran y no te respetan", aseguró Mamani, recordando que fue víctima de una amenaza.
"A mí me dijo un jovencito: "¿vos no querés fiar una empanada? Si no me das, te quito todas". Vienen a provocar y te quieren sacar las cosas porque sí. A mí me da miedo, por eso tengo un cuchillo porque vendo en la calle y por mi hija. Están drogados y son jovencitos. Pido a Dios que no me pase nada", comentó la vecina sin olvidar el pedido constante de que haya más seguridad.
Requerimiento del que se hizo eco otro vecino, Mario Cruz, quien es propietario de una despensa cercana a la carpa de la vendedora. "Hace falta seguridad más que nada en la avenida Maimará. Veo que la policía no viene enseguida, no recorre mucho. Si los llamamos, vienen a la media hora, y hasta eso desaparecen los que roban. Muchos se drogan, más los fines de semana y más que ahora han habilitado los boliches.
A las cinco de la mañana andan gritando, se escucha cuando pelean y tiros", detalló Cruz, quien también en distintas oportunidades, llegó a ver a jóvenes que entraban a su local, miraban todo con actitud sospechosa y luego se iban. En tanto, más unidad vecinal y compromiso para vivir mejor es lo que anheló Miguel Ortega, propietario de una carnicería ubicada en calle Juanita Moro.
"Entre todos debe haber colaboración, nos tenemos que ayudar", dijo. Y es que si bien existen alarmas comunitarias, no son suficientes por lo que se genera un clima de tensión permanente. "Los proveedores no quieren entrar a dejarnos los productos porque ya pasó que se bajan del camión y: Pum!, ya sacan algo. Yo por lo menos, no abro a la tarde o, por ahí, por la reja sí; pero la puerta no; porque uno está solo, así evito que pasen cosas mayores", aclaró Ortega.