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El Gobierno sale a buscar votantes de izquierda

Domingo, 31 de octubre de 2021 01:03

En un intento final por seducir a los votantes de izquierda y retener a los kirchneristas más duros, el Gobierno nacional decidió radicalizar su discurso y alejarse de las posiciones más moderadas que había empezado a exhibir tras la derrota en las Paso. En muy pocos días, recrudeció su pelea con los empresarios, cargó públicamente contra los funcionarios del FMI y denunció un “golpe blando” encabezado por la oposición y los grandes grupos económicos. Ese mensaje ya le había traído al kirchnerismo muy buenos resultados en las elecciones presidenciales de 2007, 2011 y 2019, pero el contexto actual se presenta sumamente distinto al de aquellas ocasiones, en donde la construcción de enemigos todavía tenía un impacto electoral muy profundo en medio de la grieta. Hoy, luego de varios años de penurias económicas y disgregación política, la antinomia entre kirchnerismo y antikirchnerismo le estaría dando lugar a perfiles más alejados de esos extremos: malas noticias para Mauricio Macri y Cristina Kirchner, los dos principales exponentes de esa división. 
El ingreso de Juan Manzur al Gabinete, quien tiene muchos contactos con hombres de negocios en los Estados Unidos, parecía que colaboraría con la intención de generar un mejor clima de negocios en el país para acordar antes de febrero con el Fondo Monetario. Esa premisa se fue alejando luego de que La Cámpora pida públicamente no pagar la deuda con el FMI y el propio Presidente se exprese en el mismo sentido días después. Manzur comenzó a bajar notablemente el perfil, con una clara intención de no ser la cara visible de esta nueva estrategia electoral.
Cerca del Presidente aseguran que Alberto Fernández quiere llegar a un acuerdo sí o sí antes de febrero, más allá de lo que se interprete en sus discursos. “Alberto sabe que los costos de entrar en default son tan o más graves que los de realizar el ajuste que pide el FMI. Lo que estamos viendo ahora tiene más que ver con el 14 de noviembre que con el 15”, explicó ayer a El Tribuno de Jujuy un funcionario con despacho en la Casa Rosada, que pidió reserva de su identidad. 
Luego de la reunión del jefe de Estado con la titular del Fondo, la pregunta que se hacen los empresarios y economistas del país es si ese deseo es compartido también por la vicepresidenta Cristina Kirchner. En ese contexto, hubo un dato que llamó poderosamente la atención durante la visita del Presidente por Europa: toda la comitiva oficial estuvo integrada por gente de su máxima confianza, y no participó de ella ningún funcionario del kirchnerismo ni el propio Sergio Massa. ¿Coincidencia o causalidad? Los mercados darán su opinión el lunes cuando abran las operaciones financieras en la Argentina. 
¿Hay un corrimiento de la sociedad hacia las expresiones más ligadas a la derecha? Varios sondeos dan cuenta de eso, lo que representa un gran problema para el oficialismo nacional, que no está dispuesto a dilapidar su tercio de electores que aún se ven representados por el discurso progresista. El Frente de Todos sabe que la clave es repuntar en los sectores más postergados y también en los más jóvenes, en donde perdió mucho caudal electoral. 
Según lo que se pudo percibir en las Paso, hay un fuerte desencanto de la población hacia la clase política en general y hacia la gestión económica en particular, ya que el dólar blue está casi en 200 pesos, la inflación de octubre sería alta como en septiembre y la inversión privada no toma vuelo para aumentar la cantidad de puestos de trabajo. Es cierto que el Gobierno tomó muchas medidas paliativas para aumentar el poder adquisitivo de los salarios, pero las encuestas revelan que hasta el momento esos anuncios no han tenido una consecuencia directa en las preferencias de los electores. Es evidente que la preocupación central de la población es la de tener un mínimo de certidumbre sobre lo que tendrá que afrontar después del 14 de noviembre, en donde la mayoría de los pronósticos habla de una eventual devaluación en el dólar oficial y de un aumento aún mayor de los precios, como consecuencia de la emisión monetaria. 
La versión cada vez más potente de que habrá cambios en el Gabinete económico abre un sinfín de especulaciones y suma incertidumbre al escenario. Un eventual reemplazo de Roberto Feletti por Martín Guzmán como circuló durante las últimas horas genera inquietud en los inversores, aunque en el Gobierno nadie se anima a admitir que esa opción esté por ahora en estudio. La imagen del exministro de Economía de Amado Boudou está directamente asociada con más intervencionismo y más restricciones. 

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En un intento final por seducir a los votantes de izquierda y retener a los kirchneristas más duros, el Gobierno nacional decidió radicalizar su discurso y alejarse de las posiciones más moderadas que había empezado a exhibir tras la derrota en las Paso. En muy pocos días, recrudeció su pelea con los empresarios, cargó públicamente contra los funcionarios del FMI y denunció un “golpe blando” encabezado por la oposición y los grandes grupos económicos. Ese mensaje ya le había traído al kirchnerismo muy buenos resultados en las elecciones presidenciales de 2007, 2011 y 2019, pero el contexto actual se presenta sumamente distinto al de aquellas ocasiones, en donde la construcción de enemigos todavía tenía un impacto electoral muy profundo en medio de la grieta. Hoy, luego de varios años de penurias económicas y disgregación política, la antinomia entre kirchnerismo y antikirchnerismo le estaría dando lugar a perfiles más alejados de esos extremos: malas noticias para Mauricio Macri y Cristina Kirchner, los dos principales exponentes de esa división. 
El ingreso de Juan Manzur al Gabinete, quien tiene muchos contactos con hombres de negocios en los Estados Unidos, parecía que colaboraría con la intención de generar un mejor clima de negocios en el país para acordar antes de febrero con el Fondo Monetario. Esa premisa se fue alejando luego de que La Cámpora pida públicamente no pagar la deuda con el FMI y el propio Presidente se exprese en el mismo sentido días después. Manzur comenzó a bajar notablemente el perfil, con una clara intención de no ser la cara visible de esta nueva estrategia electoral.
Cerca del Presidente aseguran que Alberto Fernández quiere llegar a un acuerdo sí o sí antes de febrero, más allá de lo que se interprete en sus discursos. “Alberto sabe que los costos de entrar en default son tan o más graves que los de realizar el ajuste que pide el FMI. Lo que estamos viendo ahora tiene más que ver con el 14 de noviembre que con el 15”, explicó ayer a El Tribuno de Jujuy un funcionario con despacho en la Casa Rosada, que pidió reserva de su identidad. 
Luego de la reunión del jefe de Estado con la titular del Fondo, la pregunta que se hacen los empresarios y economistas del país es si ese deseo es compartido también por la vicepresidenta Cristina Kirchner. En ese contexto, hubo un dato que llamó poderosamente la atención durante la visita del Presidente por Europa: toda la comitiva oficial estuvo integrada por gente de su máxima confianza, y no participó de ella ningún funcionario del kirchnerismo ni el propio Sergio Massa. ¿Coincidencia o causalidad? Los mercados darán su opinión el lunes cuando abran las operaciones financieras en la Argentina. 
¿Hay un corrimiento de la sociedad hacia las expresiones más ligadas a la derecha? Varios sondeos dan cuenta de eso, lo que representa un gran problema para el oficialismo nacional, que no está dispuesto a dilapidar su tercio de electores que aún se ven representados por el discurso progresista. El Frente de Todos sabe que la clave es repuntar en los sectores más postergados y también en los más jóvenes, en donde perdió mucho caudal electoral. 
Según lo que se pudo percibir en las Paso, hay un fuerte desencanto de la población hacia la clase política en general y hacia la gestión económica en particular, ya que el dólar blue está casi en 200 pesos, la inflación de octubre sería alta como en septiembre y la inversión privada no toma vuelo para aumentar la cantidad de puestos de trabajo. Es cierto que el Gobierno tomó muchas medidas paliativas para aumentar el poder adquisitivo de los salarios, pero las encuestas revelan que hasta el momento esos anuncios no han tenido una consecuencia directa en las preferencias de los electores. Es evidente que la preocupación central de la población es la de tener un mínimo de certidumbre sobre lo que tendrá que afrontar después del 14 de noviembre, en donde la mayoría de los pronósticos habla de una eventual devaluación en el dólar oficial y de un aumento aún mayor de los precios, como consecuencia de la emisión monetaria. 
La versión cada vez más potente de que habrá cambios en el Gabinete económico abre un sinfín de especulaciones y suma incertidumbre al escenario. Un eventual reemplazo de Roberto Feletti por Martín Guzmán como circuló durante las últimas horas genera inquietud en los inversores, aunque en el Gobierno nadie se anima a admitir que esa opción esté por ahora en estudio. La imagen del exministro de Economía de Amado Boudou está directamente asociada con más intervencionismo y más restricciones. 

La política

Según las estadísticas, sólo tres dirigentes del país tienen un diferencial favorable entre su imagen positiva y la negativa. Se trata de Horacio Rodríguez Larreta, Javier Milei y José Luis Espert, tres políticos más ligados a la derecha que al progresismo y ninguno de ellos integrante del Frente de Todos. Eso, más que una buena noticia para estas personas, es una advertencia para todas los demás, ya que allí entran Mauricio Macri, Cristina Kirchner, Sergio Massa, Axel Kicillof, Florencio Randazzo, María Eugenia Vidal, Patricia Bullrich, Nicolás Del Caño y Ricardo López Murphy. El rechazo, como se puede apreciar, es transversal a las fuerzas políticas independientemente de si estas se encuentran en el oficialismo o en la oposición. 
En las filas de Juntos por el Cambio reina la confianza sobre lo que puede pasar en las elecciones, pero no todo es color de rosa como parece. El radicalismo, confiado en que ya no es un actor de reparto en la coalición, está cada vez empeñado en diferenciarse públicamente del PRO para hacer valer sus votos. 
La citación de Mauricio Macri por las supuestas escuchas a familiares de las víctimas del ARA San Juan dejó bien expuesta esa situación. Los “halcones” del macrismo, encabezados por Patricia Bullrrich, Waldo Wolf y Fernando Iglesias, acompañaron al expresidente a los Tribunales en señal de apoyo. El larretismo, cuyas caras visibles son el jefe de Gobierno, María Eugenia Vidal y Diego Santilli, eligió no ser parte de esa foto por dos razones. Una de ellas es que tanto Vidal como Santilli fueron espiados por Macri años atrás, y la segunda es que no quieren quedar pegados con un eventual procesamiento del expresidente. Para evitar suspicacias de ruptura, se limitaron a enviar tímidos tuits de apoyo. Los radicales optaron por cuestionar a Macri por el retraso a presentarse (Facundo Manes) y por haber organizado un acto como hacía el kirchnerismo cuando Cristina iba a Tribunales (Gerardo Morales).