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Emoción y devoción al restaurar la capa y el vestido de la Virgen

María Mercedes Gallinate se encarga de mejorar las piezas históricas de Nuestra Señora de Río Blanco y Paypaya.
Domingo, 31 de octubre de 2021 01:03

La religiosidad puesta de manifiesto en la fe es siempre digna de destacar, más cuando se trata de expresar un sentimiento y defenderlo desde la convicción misma que viene del corazón. Así, como si fuera una elección del destino, llegó a las manos de María Mercedes Gallinate, una propuesta que ella siente, es una bendición. A través de sus manos, la modista realiza una de las labores más detalladas que puede existir entre rasos e hilos dorados. Es que la misión que le fue asignada acaso conlleva una motivación muy especial ya que corresponde a la restauración de capa y vestido -piezas históricas- que luce Nuestra Señora de Río Blanco y Paypaya.

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La religiosidad puesta de manifiesto en la fe es siempre digna de destacar, más cuando se trata de expresar un sentimiento y defenderlo desde la convicción misma que viene del corazón. Así, como si fuera una elección del destino, llegó a las manos de María Mercedes Gallinate, una propuesta que ella siente, es una bendición. A través de sus manos, la modista realiza una de las labores más detalladas que puede existir entre rasos e hilos dorados. Es que la misión que le fue asignada acaso conlleva una motivación muy especial ya que corresponde a la restauración de capa y vestido -piezas históricas- que luce Nuestra Señora de Río Blanco y Paypaya.

"Yo de grande terminé mi secundaria y Silvia Guanco era mi compañera, íbamos a la noche a terminar de estudiar y después que nos recibimos, nos dejamos de ver. Pasó un tiempo y cuando la encontré ya estaba con los hábitos.

De este encuentro, ya hace tres años. Así empezamos a colaborar con el padre Manuel Alfaro de la Catedral", recordó Gallinate quien sonriente, expresó luego que Guanco busca las perlas y que ella se ocupa de unirlas lo más perfecto posible. De fe latente en cada una de sus palabras, "Mechita" -como le dicen sus seres más cercanos- ofrece su trabajo con amor y dulzura.

"Me siento feliz porque hago algo para ella, para que se sienta orgullosa de mí", remarcó.

La habilidad con las agujas se ajustó a la hora de cambiar el vestido rosa y la capa celeste, para mejorar el bordado, la puntilla e incluir las perlas; pero la sensación de tener entre manos los géneros en tonos pastel, se percibe de otra manera.

LA ELEGIDA / MARÍA MERCEDES GALLINATE OFRECE UNA LABOR ÚNICA CON DEVOCIÓN.

"En este trabajo me encargo de hacerlo todo a mano, si es necesario se cambia o se lo arregla, ilumino mucho mi espacio e intento ser hábil para que quede perfecto porque es algo sublime", expresó Gallinate.

Asumir esta función es un compromiso único, pues se trata del vestuario de la protectora provincial y, hacer de sus prendas que la rodean una protección, es vivida como un acontecimiento que desafía cualquier límite para la modista.

"Yo le pido a ella muy silenciosamente, que me acomode las manos y con cada puntada estoy muy agradecida por esta oportunidad porque puedo tocar y hacer que esté mejor algo tan sagrado", dijo.

Así, el reencuentro entre las amigas se comparte a través de una devoción tan especial. "Silvia se ocupa de comprar y traer los adornitos y yo de que queden bien puestos, porque es una responsabilidad muy grande. Por ejemplo, para que la capa esté más sostenida se le puso una entretela y se sacó la que tenía porque había un forro muy chico. En cambio ahora quedó bien, está más armada y luce el bordado imponente en cada una de las piezas", describió la modista quien se siente "una elegida" para realizar esta muy hermosa labor que hoy brillará con entrada triunfal en el santuario de Río Blanco.