Iniciaron la cosecha de un ensayo de Inta en Yuto para evaluar las nuevas formas de producción que se puedan implementar para resguardar los cultivos de banana de los extremos térmicos, el frío, heladas invernales y picos de calor. Jujuy tiene 2.500 has y junto a Salta producen el 10% del consumo nacional. Por ello buscan alternativas para mejorar la rentabilidad del cultivo, evitar pérdidas por factores climáticos y que sea competitiva.
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Iniciaron la cosecha de un ensayo de Inta en Yuto para evaluar las nuevas formas de producción que se puedan implementar para resguardar los cultivos de banana de los extremos térmicos, el frío, heladas invernales y picos de calor. Jujuy tiene 2.500 has y junto a Salta producen el 10% del consumo nacional. Por ello buscan alternativas para mejorar la rentabilidad del cultivo, evitar pérdidas por factores climáticos y que sea competitiva.
Sucede que en la zona de Yuto, subtropical, en cierta época hiela y al ser muy sensible el cultivo de banana, cuando llega a los 15ºC disminuye su crecimiento; por debajo de los 10ºC ya se detiene casi completamente; y a los 0ºC se hiela con una importante pérdida foliar, es decir de las hojas. Por ello se hizo un ensayo en la Estación Experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) Yuto para determinar la manera de evitar los efectos en la productividad. Es que las hojas son clave en la planta, ya que debe haber doce para que pueda producir un "cacho" comercial de calidad.
"Tanto las heladas como las épocas de calor, ya que acá tenemos temperaturas muy altas, afectan las hojas y disminuye el rendimiento", explicó Claudio Ortiz, técnico de la Estación Experimental de Inta en Yuto. Por ello la propuesta del ensayo surgió con los productores debido a que muchos en época de helada, pierden su producción anual, por lo que se planteó dos alternativas de tratamiento en el ensayo que ya están trabajando en Inta.
Una de las alternativas es una mediasombra y otra es una malla, similar a la primera pero que tiene un film de aluminio, que refleja la luz solar, la alta incidencia de luz ultravioleta. Con el ensayo, indirectamente también se evaluó la temperatura mínima de este año, "y hubo un microclima que protegió más que nada el cultivo y estamos produciendo. Alrededor del ensayo se heló bastante y algunos productores no llegaron a cosechar o están cosechando muy poca fruta", precisó.
Es que ratificó que las inclemencias del tiempo extremas, frío o calor, disminuyen el rendimiento por hectárea, por lo que hace un año iniciaron el ensayo. No obstante, explicó que aún queda mucho por evaluar.
"Inicié en octubre del año pasado y este mes empecé a cosechar, y estoy notando diferencias porque hay una protección más marcada de la malla con aluminio más que la otra con media sombra. Ahora lo que hay que evaluar es la productividad en esta época de alta temperatura", precisó el ingeniero agrónomo del Inta.
Sucede que la actividad bananera en la zona de Salta y Jujuy existen alrededor de 2.500 has. "Entre las dos provincias se llega a producir el 10% de la demanda nacional de la banana, que es la fruta que más se importa, alrededor de 500 mil toneladas (tn) por año porque el consumo per cápita por persona es de 12 kg por año", detalló.
Ortiz sostuvo que cuando termine la primera cosecha iniciada del lote del ensayo, que se prevé extender dos meses más, se publicarán los resultados, si hubo o no diferencias de los tratamientos y se prevé analizar con base en el precio de la fruta para ver si conviene aplicar la experiencia. "Si resulta bien lo que haría esta proyección es mantener la temperatura constante para el cultivo, por debajo de la temperatura del exterior y le daría calidad al fruto de los productores, y producción casi todo el año", explicó.
Planteó que queda aún por evaluar la rentabilidad del uso de esas mediasombras, la infraestructura y el costo de producción, del precio de venta que tengan los productores. Es algo que se debe evaluar para poder proteger el cultivo de la zona, en torno a la introducción de la banana ecuatoriana, que admitió parece ser una lucha que nunca termina, para lo cual sería útil una política de defensa de la producción frutal no sólo de bananas.
Mientras el ensayo desde Inta prevé continuar con algunos productores de la zona cercana a la Estación experimental de Yuto, pero la idea es tener datos concretos de modo de incorporar a otros productores inclusive de Salta para que vean el ensayo, la estructura, y analizar los costos de producción vinculado al ingreso por las ventas.
Incluye riego y manejo biológico de plagas
Por otro lado, el técnico del Inta Gustavo Ortiz reconoció que el agua es una preocupación también en esa zona asumiendo que la época de sequía se está extendiendo desde junio hasta noviembre. Es que en el cultivo de banana se necesita mucha agua, por cada planta adulta de entre 25 a 30 litros por día.
Recordó que el ensayo también incluye analizar el fertiriego y manejo contemplando frecuencias y cantidad de agua. “Es inicial el ensayo y estamos tomando distintas variables para poder pasarles a los productores y que los puedan aplicar”, precisó. Sobre el manejo de plagas, explicó que en el ensayo aún no en‑ contró ninguna pero sí una enfermedad, sigatoka amarilla causada por el hongo Mycosphaerella musicola, para el que aplicó oxicloruro de cobre una sola vez en un año.
No obstante, mediante otro ensayo trabaja en el control biológico del picudo del banano en campo, un insecto, cascarudo que ingresa en el tallo de la planta y usa un hongo para el control biológico. Explicó que no hay tantos productos químicos para el banano, ya que están todos en ensayo por lo que están investigando con otros productos más amigables con el ecosistema, aminoácidos, trampas, bacterias biológicas como químicas, porque no todos los productores hacen control biológico sino también tradicional.
Eso depende de la afectación, si hay mucha sigatoka afecta mu‑ cho los costos, ya que los biológicos tiene los propios también. En relación al cuidado del sue‑ lo, explicó que debido a que lo que se cosecha de una planta de banano es únicamente el cacho, se quitan pocos nutrientes y una vez que se corta se deja la planta, el resto se degrada y se incorpora en el suelo.
Mientras, hay otras alternativas que no se usan aquí donde se ponen pasturas o ananá dentro de la planta, pero no se hace rotación de cultivo porque se lo considera perenne. Ortiz explicó que hay algunos productores que no pueden hacer riego por goteo, lo hacen por gra‑ vedad o surcos, y en algunos casos se produce erosión hídrica, desgas‑ te de suelo, arrastre de nematodos, que pasan de una zona a otra.
El precio, un factor clave
El precio es otro de los factores de peso, ya que actualmente, la calidad de la fruta comparada a las importadas, en algunas zonas productoras se está cosechando casi con la misma calidad. “Hay estudios que dicen que la fruta de esta zona es muy poco más dulce y con más aroma que las frutas importadas”, explicó el técnico Claudio Ortiz.
Una resolución del 94 prohibía la importación de frutas al NOA, pero tras otorgarse un permiso nunca más dejó de ingresar fruta a la zona. Entonces el precio siempre compite con el importado. “Todo depende de la rentabilidad. Si hay rentabilidad de los productores hay un poten‑ cial enorme para producir y abastecer el NOA y más allá”