La ley de Promoción de Alimentación Saludable, conocida como etiquetado frontal, tiene como objetivo exponer a la vista de los consumidores la presencia en alimentos y bebidas con excesos de azúcares, sodio, grasas saturadas y grasas totales. Con esto, se busca prevenir la malnutrición de la población.
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La ley de Promoción de Alimentación Saludable, conocida como etiquetado frontal, tiene como objetivo exponer a la vista de los consumidores la presencia en alimentos y bebidas con excesos de azúcares, sodio, grasas saturadas y grasas totales. Con esto, se busca prevenir la malnutrición de la población.
¿Cuáles son los beneficios que tiene para la alimentación la sanción de esta ley?
-Es una herramienta concreta para poder trabajar en la prevención y tratamiento de sobrepeso y obesidad en la infancia y la adolescencia, que es un problema sanitario muy importante para nuestros niños y adolescentes.
En las últimas estadísticas de las que disponemos, que es la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud del año 2019, da cuenta de que el 14% de los chicos de entre 12 y 5 años tiene sobrepeso y obesidad y el 42%, entre 5 y 17 años, de manera tal que claramente es un problema que, más allá de afectar en la salud en la infancia y la adolescencia, proyectada a la edad adulta, es la responsable de la mayor cantidad de muertes, con enfermedades que son transmisibles vinculadas estrechamente a la obesidad del adulto.
Los profesionales de la salud, como los diferentes organismos advierten sobre las consecuencias de la mala alimentación, pero los consumidores son quienes toman la decisión en el momento...
-Por eso es que la ley de etiquetado frontal de alimentos, que forma parte de la ley de Alimentación Saludable, justamente es un indicador muy importante para que, al momento de la selección del consumo de alimentos en la familia, la madre o quien compra los alimentos tenga claro qué es lo que está comprando y sobre todo si tiene algunos de los factores no saludables dentro de la alimentación, como es la cantidad de azúcar, de grasa saturada, de sal y de cantidad de calorías. Y los alimentos ultraprocesados que, muchos de ellos, tienen que ver con mejorar su sabor, entonces, son en general alimentos ricos, pero quien lo elige para sus hijos tiene que ser absolutamente consciente de estos factores inapropiados de la nutrición.
¿Esta ley podría llevar a que las grandes industrias puedan mejorar la elaboración de sus productos y los hagan más saludables para que no afecte la salud de los consumidores?
-Sí. A eso apunta esta ley, básicamente a que el sector industrial de la alimentación tenga en cuenta las necesidades de la población para adaptar sus productos a esto. También esta ley influye en muchas imitaciones de la publicidad, sobre todo a aquellos alimentos dirigidos a niños. En cuanto a la utilización de influencers o de figuras que son normalmente muy conocidas y seguidas por los chicos, hace que eso pueda inducir la compra de estos alimentos que son los preferidos por los chicos. Entonces, es una mirada integral con respecto a la alimentación saludable.
"Si está gordito, está saludable", ese es uno de los pensamientos erróneos que suelen tener algunos padres sobre el peso de sus niños. Entonces, ¿también es necesario un cambio de pensamiento sobre la alimentación?
-Sin dudas, nuestro país está viviendo un doble problema nutricional, porque además de cómo nosotros estamos manifestando el sobrepeso y obesidad, también la cifra de pobreza y su vinculación con la desnutrición han aumentado considerablemente. Entonces, no debemos confundir que la contrapartida de la desnutrición es estar gordito. Tampoco que la desnutrición se combate con alimentos pocos saludables.
Entonces, creo que tenemos que atender a los dos problemas y esto del etiquetado frontal de alimentos enfoca fundamentalmente su beneficio hacia el sobrepeso y obesidad. También debemos seguir asistiendo el otro problema nutricional, que también es consecuencia de la pandemia y de su impacto socioeconómico, que siempre es mayor sobre lo más vulnerable que son los chicos.
Entonces, debemos desafiar este viejo paradigma que era muy propio en nuestras abuelas, que si estábamos gordos o redonditos, esto significaba que no estábamos desnutridos y eso era bueno. Ese es un problema que debemos incluirlo en lo que llamamos la malnutrición, que es por la falta de nutrición y exceso de sobrepeso u obesidad.