Falta muy poco para que se cumpla un año de que Don Pedro Julián fuera sorprendido por una crecida repentina en su casa de Maimará. Milagrosamente no perdió la vida, al sujetarse de un árbol, pero se quedó sin casa, sin siembra y sin animales.
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Falta muy poco para que se cumpla un año de que Don Pedro Julián fuera sorprendido por una crecida repentina en su casa de Maimará. Milagrosamente no perdió la vida, al sujetarse de un árbol, pero se quedó sin casa, sin siembra y sin animales.
Entonces recibió promesas de ayuda de distintas reparticiones y ámbitos pero nunca llegó. Es así que su familia insiste con los reclamos de la apertura del cauce de un arroyo, que datan del 2010, pero que fueron desoídos suponen que por el interés de urbanizar la zona rural.
Con un poco de material conseguido a través de la comuna uno de sus hijos comenzó a construirle un lugar para vivir pero no les colaboran con mano de obra. Además no llegó el forraje para los animales ni las semillas comprometidas y temen que al no haberse evaluado el origen de semejante crecida se repita, los vecinos estiman que fue el mal trabajo realizado al encauzar dos quebradas en un solo arroyo.
Asimismo pidieron a Vialidad de la Nación cambiar el tamaño de la alcantarilla, que es pequeña y durante 10 años estuvo obstruida pero no terminan de hacerlo.