La sola idea de un refugio es cálida de por sí. En el instante en que se escucha ese concepto, casi de manera automática, se asocia con un espacio de contención y hogar. Como un abrazo protector que envuelve, acaricia y nace donde uno menos se lo espera, el pensamiento de un grupo de proteccionistas se concretó al unísono. Y en la realización de casas para perros en situación de calle, decantó lo bueno que el corazón solidario de los humanos puede aportar para ayudar a otros seres que también habitan el mundo.
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La sola idea de un refugio es cálida de por sí. En el instante en que se escucha ese concepto, casi de manera automática, se asocia con un espacio de contención y hogar. Como un abrazo protector que envuelve, acaricia y nace donde uno menos se lo espera, el pensamiento de un grupo de proteccionistas se concretó al unísono. Y en la realización de casas para perros en situación de calle, decantó lo bueno que el corazón solidario de los humanos puede aportar para ayudar a otros seres que también habitan el mundo.
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De la manera más respetable, los Amigos Mascoteros Independientes se embarcaron en esta misión donde cada integrante elaboró mini casas con medida estándar para que los animales tengan un calor especial, tanto en el crudo invierno como en lluvia de época estival. "Han habido quienes que se pusieron manos a la obra para hacer estas casitas. Nosotros desde el grupo, intentamos hacer modelos con materiales reciclables", expresó Norma Tejerina en representación del grupo.
De cartones, botellas de plástico, maderas, alambres y más plástico están hechos estos refugios artesanales que pretenden ser el primer paso para que los animales tengan un hogar de tránsito o quizás lo más parecido a una cobija que los resguarde de climas hostiles. La acción cobró sentido de inmediato. Y la receta para magnificarla llevándola a la práctica más aún. "Comenzamos con el cartón. Las medidas son iguales tanto de la base como del techo, son 60 cm x 60 cm aproximadamente y altura, es más o menos unos 70 cm de alto para que ellos puedan entrar cómodos y se den cuenta que es un lugar para ellos", empezó a detallar Tejerina. Cada elemento que se utiliza tiene por fin el cuidado por los animales y el reciclaje, sobresaliendo el ingenio y la habilidad para que el plástico, el alambre y la caja de leche en formato tetra brick, se hagan amigos entrelazándose para armar ese habitáculo momentáneo. Las botellas plásticas van conectadas por un alambre que las atraviesa a lo largo, luego en los costados se juntan y se pegan primero con cinta scotch o con broches, para que la estructura se sostenga ante la humedad o el frío. "Algunas, las hicimos con alambres y maderas, otras con chapas plásticas", dijo Tejerina muy presta a seguir contando que para el final, sólo queda envolver el objeto con plástico y hacer que cierre por todos lados para que el interior se mantenga intacto, limpio y listo a recibir el visto bueno de un can que lo precise para guarecerse. En fin, es un trabajo que llama todo el tiempo a la imaginación y que se sirve de múltiples materiales con que cuenta la gente que lo quiera hacer.
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"A veces se desechan heladeras, tachos, armarios o estantes y ese espacio los puede cubrir", subrayó mientras recomendaba que los refugios sí o sí debieran colocarse en altura sobre bloques, ladrillos, maderas o pallets para impedir que se moje o deteriore en la base. Es así que -guiándose por el instinto mismo- los integrantes de AMI, lograron llegar con refugios de construcción ecológica para los amigos de cuatro patas, hasta la exterminal de ómnibus y los barrios Belgrano, San Martín, Kennedy y Alto Comedero. "Nosotras sentimos mucha satisfacción y nos mueve el sentimiento, la emoción y el amor hacia los animalitos más necesitados", finalizó la proteccionista con el corazón lleno de felicidad al saber que está haciendo parte de una obra de bien.
RESGUARDADO Y CALENTITO | EN UN ESPACIO QUE LO PROTEGE DE CLIMAS HOSTILES.