Les cuentan que viven con miedo. Que para ir a comprar, no llevan el celular y tampoco la billetera, sólo lo justo. Salir de sus hogares significa arriesgarse al peligro o tener la suerte de llegar sanos y salvos. Los hechos de inseguridad no solo ocurren de noche, sino también en plena luz del día. Esos son algunos de los testimonios que conocieron recientemente vecinos de las 96 Viviendas del barrio San José, de Palpalá, por parte de familias de zonas aledañas. Es por ello que, para prevenir la actuación de los delincuentes, las familias residentes de las unidades habitacionales -inauguradas hace 2 meses- se organizaron y contrataron seguridad privada.
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Les cuentan que viven con miedo. Que para ir a comprar, no llevan el celular y tampoco la billetera, sólo lo justo. Salir de sus hogares significa arriesgarse al peligro o tener la suerte de llegar sanos y salvos. Los hechos de inseguridad no solo ocurren de noche, sino también en plena luz del día. Esos son algunos de los testimonios que conocieron recientemente vecinos de las 96 Viviendas del barrio San José, de Palpalá, por parte de familias de zonas aledañas. Es por ello que, para prevenir la actuación de los delincuentes, las familias residentes de las unidades habitacionales -inauguradas hace 2 meses- se organizaron y contrataron seguridad privada.
La realidad en este barrio no se aleja de otros. Los vecinos remarcaron que la Policía está desbordada y la escasa presencia de efectivos en la zona los impulsó a que deban cuidarse entre ellos. También los afecta el hecho de no tener una comisaría cercana.
Y es que para los residentes del lugar la seguridad es a medias, puesto que el barrio está bordeado por un extenso terreno baldío, de propiedad privada, y que es usado como escondite por los delincuentes. Según un rastreo que pudo realizar seguridad privada en el lugar, hallan a diario diferentes materiales para el consumo de drogas y alcohol. Por eso, solicitaron a los propietarios del terreno baldío permitirles a los vecinos poder desmalezar y tener mayor visibilidad de la gente que circula por el barrio. Además, porque consideran que el tipo de pastizal que presenta es propicio para que se genere un incendio forestal, lo cual pone en riesgo a las casas y viviendas.
Para la vecina Romina Chavarría, que los vecinos hayan llegado a contratar seguridad privada significa "mejorar la realidad, vivir tranquilos y en paz". El vecino Hugo Vallejos calificó al barrio como "tranquilo", ya que las familias pueden dejar estacionados los vehículos en la puerta, sin temor a que les roben, y hasta los niños pueden salir a la vereda y jugar tranquilos.
Javier Pantoja, es encargado de seguridad barrial, señaló que trabaja en conjunto con la Policía de Palpalá Regional. Explicó que su labor consiste en brindarle a cada vecino del barrio una seguridad eficiente, llevar un buen control del ingreso y egreso de vehículos durante el día.
Por su parte, otro residente, Iván Gutiérrez, reiteró que hay varias cosas que replantear para seguir mejorando el barrio. Por ejemplo, la limpieza del descampado, que es privado, no sólo porque es usado como refugio por algunos delincuentes, sino también por el riesgo que existe que en los días de calor en esos pastizales se generen focos ígneos. "El riesgo está sobre las casas porque es el tipo de vegetación que enciende rápido", remarcó.
Por último, el vecino Alejandro Alfaro puso de relieve que muchos barrios de la zona ya han sido el blanco de los delincuentes y robo de propiedades. "El Estado no está presente y nos obliga a nosotros mismos tener que resguardarnos", dijo.
Los vecinos también destacaron el rápido accionar de la Municipalidad palpaleña, ya que, a días de inaugurarse las 96 Viviendas, solicitaron al municipio el servicio de retiro de residuos y pudieron contar con el mismo de forma inmediata.
Otros de los objetivos que tienen los vecinos es embellecer y mantener en óptimas condiciones las plazas y espacios verdes, por lo que prevén en algún momento plantar árboles.