Mientras iban llegando las noticias acerca de la flexibilización en cuanto a las exigencias para quienes quieran pasar el Carnaval en la Quebrada, y en las redes sociales se informaba sobre lo estricto o no de los controles carreteros, los alegres de las comparsas empezaban a acercarse a sus mojones para cumplir con la Pacha y el diablito, al menos dentro de los marcos permitidos que, más o menos, se fueron respetando.
inicia sesión o regístrate.
Mientras iban llegando las noticias acerca de la flexibilización en cuanto a las exigencias para quienes quieran pasar el Carnaval en la Quebrada, y en las redes sociales se informaba sobre lo estricto o no de los controles carreteros, los alegres de las comparsas empezaban a acercarse a sus mojones para cumplir con la Pacha y el diablito, al menos dentro de los marcos permitidos que, más o menos, se fueron respetando.
Poco antes de la hora del desentierro, los presidentes de las comparsas recibieron la información de medidas que achicaban el margen de ceremonias ya sujetas a horario, duración y cantidad de gente: no podrían desfilar por la calle, como en principio se les habría dicho que les estaba permitido, aunque sin música. Este ajuste, se explicó en la Seccional 14°, fue debido a los excesos registrados y difundidos en las redes el Jueves de Comadres, por lo que también se informó que se habrían ya cursado las sanciones correspondientes a las comparsas involucradas.
Las calles de Tilcara estuvieron mucho más pobladas que en semanas anteriores, e incluso en algunos lugares hubo aglomeraciones, con cantidad de comercio callejero ofreciendo los clásicos insumos del Carnaval, pero visiblemente era menos gente que en años anteriores, cuando ya en horas de la tarde se solía notar el movimiento alegremente tenso de "la previa". Las opiniones de los vecinos eran dispares, pero se escucharon muchas voces alarmadas por la mayor permisividad en los controles, que a la entrada de Tilcara eran nulos.
El desentierro
En tanto, a los mojones se acercaban los auténticos protagonistas de la fiesta, que por su visibilidad estaban entre los más controlados, y los sonidos de las bandas empezaron a escucharse más o menos a las horas pautadas, mientras los responsables de las comparsas anunciaban que el desentierro iba a comenzar y terminar allí mismo. Se chayaban las piedras amuchadas donde, se dice, descansa el diablito desde el año pasado y, poco a poco, se lo fue sacando como símbolo que, con la chacra, representa la fecha.
Desde la seccional recibieron refuerzos para poder sostener los controles previstos ante los posibles festejos callejeros, pero se entiende que todo va a depender de las dimensiones que alcance. Lo que muchos temen es que la apertura del acceso concluya en un carnaval con más gente en la vía pública y, más probablemente porque contra ellas podrían dirigirse las sanciones. Aunque a media tard,e la ruta aún seguía con un tránsito ralo, se esperaba que la mayor afluencia se produjera por la noche y en el día de hoy.