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Domingo Faustino Sarmiento, escritor y masón

Lunes, 15 de febrero de 2021 01:04

Domingo Faustino Sarmiento nació el 15 de febrero de 1811 en San Juan. Fue político, pedagogo, periodista, docente, estadista y militar argentino; pero por sobre todas las cosas fue uno de los más importantes escritores del continente americano y, tal vez, de todo Occidente. Su vida estuvo signada por muchos avatares que lo alejaron de la patria en varias ocasiones, como cuando debió exiliarse en Chile luego de la victoria federal en 1831.

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Domingo Faustino Sarmiento nació el 15 de febrero de 1811 en San Juan. Fue político, pedagogo, periodista, docente, estadista y militar argentino; pero por sobre todas las cosas fue uno de los más importantes escritores del continente americano y, tal vez, de todo Occidente. Su vida estuvo signada por muchos avatares que lo alejaron de la patria en varias ocasiones, como cuando debió exiliarse en Chile luego de la victoria federal en 1831.

No obstante esto, y pese a los contratiempos que debió afrontar a lo largo de su existencia, jamás dejó de escribir desde artículos periodísticos hasta libros que continúan reeditándose. Entre sus títulos más destacados no podemos dejar de citar "Recuerdos de Provincia", "Mi defensa", "Facundo o Civilización y Barbarie", "Argirópolis", "El Chacho" y "Vida de Dominguito". Conviene citar aquí aquellas palabras de Carlos Pellegrini al despedir sus restos mortales cuando afirmó que Sarmiento fue "el cerebro más poderoso que haya producido América". Sus obras completas, reeditadas en 2001 por la Universidad Nacional de La Matanza, provincia de Buenos Aires, están conformadas por 53 tomos.

Todo esto, aún cuanto resulte asombroso es, empero, más o menos conocido por todos. Lo que suele desconocerse es la intensa actividad que el ilustre sanjuanino tuvo en la Masonería Argentina, de la que llegó a ocupar el cargo de Gran Maestre; esto es, presidente.

Su ingreso a esta antigua orden iniciática ocurrió en 1854 y fue en Valparaíso, a través de la Logia Unión Fraternal. Ya en nuestro país, durante 1855 fue uno de los fundadores de la Augusta y Respetable Logia Unión del Plata Nº 1 que continúa trabajando hoy en día en el ámbito de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.

Entre sus contribuciones destacadas a la Masonería y al desarrollo del país, se destaca el trabajo dirigido al Primer Soberano Gran Comendador y Gran Maestre del Oriente Argentino, doctor José Roque Pérez, que presentó en 1859. Este escrito, ejemplo de su magistral pluma, abogaba por la "propagación de la educación" con "una forma moderna de caridad masónica".

En julio de 1860, coincidiendo con el proceso de Organización Nacional, siendo Santiago Derqui presidente de la nación, las autoridades de la Orden Masónica decidieron igualar las jerarquías iniciáticas de algunos miembros con el objeto de que pudieran tener igual nivel de decisión para discutir las bases de la deseada y necesaria unificación del país. El decreto firmado por el Gran Maestre decía: "Estimando debidamente las eminentes calidades civiles y masónicas que adornan a los dignos hermanos Bartolomé Mitre, grado 30º; Juan Gelly y Obes, grado 30º y Domingo Faustino Sarmiento, grado 18º, los eleva a Soberanos Grandes Inspectores Generales Grado 33°". "En el mismo acto don Santiago Derqui es ascendido del grado 18 al 33, regularizando y reconociendo en el mismo grado 33, al hermano Justo José de Urquiza". Decisión que facilitó y permitió la reunificación de Buenos Aires con la Confederación Argentina.

En 1868, cuando fuera elegido para asumir la presidencia de nuestro país, Sarmiento anunció su alejamiento provisorio de la Masonería explicando que: "Un hombre público no lleva al gobierno sus propias y privadas convicciones, para hacerlas ley y regla del Estado". Sólo se alejó de la Orden mientras duró su mandato presidencial, volviendo a ejercer su actividad masónica en 1874.

En abril de 1882 se afilió a la Respetable Logia Obediencia a la Ley N° 13, y, un mes después, asumió como Gran Maestre, convirtiéndose en la autoridad máxima de esa institución. Durante su mandato, bregó por una educación laica accesible a todos, lográndola implementar con éxito. Sucesor como Gran Maestre resultó Leandro N. Alem, quien continuó con la obra trazada por Sarmiento.