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Laberintos Humanos: Economía informal

Lunes, 15 de febrero de 2021 01:04

Y entonces el comisario Pierro, como si el rencor fuera sólo una brisa pasajera, se acomodó en su asiento para empezar a contarnos sobre ese hombre, Atanahuel Puamani, que sabía encontrar tapados enterrados en los cerros. No era gran cosa, nos dijo, un quinto por aquí, un doblón para el año, pero le alcanzaba para bajar a Tilcara, venderlos y comprar mercadería.

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Y entonces el comisario Pierro, como si el rencor fuera sólo una brisa pasajera, se acomodó en su asiento para empezar a contarnos sobre ese hombre, Atanahuel Puamani, que sabía encontrar tapados enterrados en los cerros. No era gran cosa, nos dijo, un quinto por aquí, un doblón para el año, pero le alcanzaba para bajar a Tilcara, venderlos y comprar mercadería.

Los tapados los encontraba cierto día de agosto que nunca terminaba por confesar para no alimentar la competencia. Ya conocen el método, lo hemos contado varias veces. Se ve una luminaria, se le clava un cuchillo y al aclarecer se cava, sin miedo y con algo a cambio para la Pacha, como ser una gallina negra. Entonces suceden las cosas: sale alguna víbora del pozo, se la decapita y ahí nomás caen las monedas.

No era más que un trámite para Atanahuel, y sobre el origen de esos tesoros prefería no hacer especulaciones. En el pozo ni rastro había de quien fuera su dueño ni de por qué lo enterraron, así que no se metía en esas cosas sino que los cargaba en una chuspa y se los llevaba a un almacenero que se los cambiaba. No había para eso cambio oficial ni doblón blue, y además que ni factura le daba por la transacción, así que era a ojo, cosa que no aplica para Ingresos Brutos.

Economía informal, resumió brevemente Pierre Donadou Quispe y todos sonreímos, pero economía de todos modos, corrigió Pierro, porque entonces regresaba al cerro con las alforjas cargadas de todo aquello para lo que él, un hombre que vivía solo, tenía para más de un mes.

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