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28 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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"No se le perdió el miedo al Covid, se lo está desafiando, que es peor"

El psicólogo analizó el comportamiento de los jujeños durante los festejos multitudinarios que se produjeron sobre todo en el Norte de la provincia, por carnaval pese al contexto de pandemia. Consideró que para algunos fue la vivencia de un impulso sin racionalidad alguna, del descontrol, y rescató la crítica que elevó gran parte de la sociedad respecto a quienes festejaron sin cuidados.

Martes, 16 de febrero de 2021 01:02

¿Por qué cree que la gente se volcó al norte arriesgándose a celebrar el carnaval sin restricciones? ¿Le perdió el miedo a la pandemia?

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¿Por qué cree que la gente se volcó al norte arriesgándose a celebrar el carnaval sin restricciones? ¿Le perdió el miedo a la pandemia?

Hemos sido muy críticos los psicólogos en el inicio de la pandemia y con una campaña pedagógica basada y sustentada exclusivamente en el miedo. Si recuerda la primera parte los camiones con los féretros en Italia, la propaganda y la publicidad de los cadáveres en Ecuador. Entonces primero se asustó a la gente. Según nuestro parecer, no se trabajó a nivel de la conciencia y de la educación de lo que tiene que ver con lo que se estaba enfrentando. De manera que tenemos un conjunto de información cruzada y arbitraria de los líderes de la conducción de esta pandemia y cuarentena. Entonces, lo que nosotros presuponemos es que no se perdió el miedo sino que se lo está desafiando al miedo, lo que es peor.

Es como desafiar al miedo y burlarme porque me aterroriza. Lo cual es peor porque genera conductas regresivas e infantiles. La gente, en ese sentido sumémosle la tradición del tema de alcohol, cansancio y una serie de cosas que tienen que ver con la estructura y el dispositivo del carnaval, y eso crea un caldo de cultivo verdaderamente y sumamente peligroso.

Seguramente nos vamos a encontrar con nuevos índices de contagio y todo lo que tiene que ver con las preocupaciones que nosotros venimos tratando o que en general se vinieron trabajando con el tema de la recuperación de la gastronomía, de la hotelería y cosas que tienen que ver con conquistas, luego de la reclusión y aislamiento con lo cual la verdad que ha sido lamentable esta cuestión porque no hay duda que finalizado el carnaval nos vamos a encontrar con índices de contagios no esperados y concretamente a nivel de provocación. Esto es un poco lo preocupante. Cuando yo voy a desafiar al miedo, voy a burlarme del miedo, e ingreso en conductas regresivas e infantiles.

¿Es por eso que la gente se está exponiendo?

Sí, es como una especie de festejo para burlarnos de la muerte, para burlarnos de aquello que nos aterroriza, y al mismo tiempo encontrarme con lo que se llama la punción de muerte en estado puro, porque es un riesgo verdaderamente enorme, un riesgo a los controles policiales, al coronavirus, a todo, y la verdad que no le ha importado a la gente y esto verdaderamente es muy llamativo.

Y qué está pensando la gente. ¿Que no les va a tocar, o es ese juego casi adolescentes de animarse a ver si se contagian o no?

Es lo que dice, es ese juego adolescente digamos. No es que no le va a tocar, sino que están viviendo una especie de fin del mundo, y como si hubiera un recreo en esa instancia dramática y trágica, visualizada imaginariamente y tramposamente porque no hay fin del mundo. No hay una crisis del nunca más, pero se está viviendo como una especie de desahogo y desespero de, no habrá nunca más otro carnaval, o toda esta posición que conllevó a esta situación de descontrol absoluto.

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¿Lo toman como una rebelión al encierro que tuvieron que soportar prácticamente durante todo un año?

Exacto. Y como en esa rebelión, como todas las rebeliones los primeros afectados son los propios rebeldes. O sea, es contra ellos y por supuesto las implicancias que tendrán sociales contra el grupo familiar. Imaginémonos cuando esa gente baje del carnaval, las familias y toda una serie de cosas, y mucho más por la dinámica del coronavirus vamos a ir enterándonos que la gente se fue contagiando y habrá una incidencia enorme en el aumento de casos.

¿Es lo que ocurrirá luego de estos festejos?

No sé si el equipo epidemiológico del Gobierno espera esto, pero lo que presupongo es que no puede pasar sin consecuencias a nivel epidemiológico y de contagios. O sea, consecuencias va a haber, como todo lo que se hizo a nivel multitudinario. El funeral de Maradona, el propio funeral del doctor Carlos Menem el domingo era un absoluto descontrol en la propia casa de la República, digamos.

¿La gente está buscando la muerte o sólo se trata de un juego?

La pregunta es muy oportuna porque la búsqueda es inconsciente, porque es una búsqueda inconsciente de muerte. Repito lo que antes llamaba la punción de muerte. Entonces, en este sentido, es como el territorio del inconsciente a nivel de los impulsos sin que haya racionalidad al respecto. Está muy bien lo que usted acaba de contribuir en esto porque se trata de la vivencia del impulso sin racionalidad, para decirlo de alguna forma. Si debemos poner un título yo diría ese: La vivencia del impulso sin racionalidad alguna. O sea, el descontrol.

¿Qué se puede rescatar de esto?

Bueno, algo muy valioso para rescatar ha sido la crítica de gran parte de la sociedad. La alerta de gran parte de la sociedad. Esto no hubiese pasado hace seis meses, creo que hubiese estado toda la sociedad más descontrolada, con lo cual implica que gran parte de la comunidad ha ido superando las barreras del miedo y tomando una posición, por fin, adulta, más madura respecto al manejo de la pandemia.

¿Cree que el gobierno tiene que cambiar el discurso y ser más realista?

Sí. Creo que a nosotros nos tocó gracias a Dios en el gobierno de Jujuy un poco de todo. De ser Suiza, o sea los que no teníamos casos comparados con Salta y Tucumán, pasamos a ser los peores del país. Entonces creo que eso le dio un carácter de mayor realismo a las personas. Se pasó de denunciar al vecino, de mirar con odio a los portadores del virus, a una conciencia totalmente diferente.

Se acabaron las zonas rojas, amarillas y las malas miradas entre las jurisdicciones, y nos tocó a todos de una u otra forma lo que al principio nos parecía una cosa lejana. Nos tocó a todos, a familiares, amigos, a nosotros mismos, transitar por eso, y me parece que eso le dio al jujeño una ventaja, de transitar un momento más realista. Eso no pasó en Tucumán o en Salta donde todavía hay mucha negación al respecto.

Pero hay cierta negación como lo estamos viendo con el carnaval...

Si, en este grupo de desahogo y descontrol de los impulsos. Pero como contrapartida está también esta gran parte de la sociedad que ha sido y está siendo muy crítica con la revisión de todo esto. Creo que los carnavales en Jujuy ya hace rato que tienen que ser revisados, sin la pandemia incluso. Nos encontramos con accidentes de tránsito, con la tergiversación de la cultura, de los homenajes a la pachamama con una cuestión de descontrol y alcoholismo en estado puro. Me parece que hace rato viene siendo necesario.