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Laberintos Humanos: Calculando la Ley

Martes, 16 de febrero de 2021 01:02

La cosa es que Atanahuel Puamani bajó del cerro, donde vivía solo, con ese doblón de plata en la chuspa, pero como eran Carnavales pensó que esta vez, en vez de cambiarlo por mercadería, le alcanzaría para pasar alegre la fiesta, y entonces no enfiló para el almacén donde siempre lo cambiaba por mercadería, sino que visitó a su compadre Espirituoso Guano y lo invitó a una chichería de las que había por entonces.

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La cosa es que Atanahuel Puamani bajó del cerro, donde vivía solo, con ese doblón de plata en la chuspa, pero como eran Carnavales pensó que esta vez, en vez de cambiarlo por mercadería, le alcanzaría para pasar alegre la fiesta, y entonces no enfiló para el almacén donde siempre lo cambiaba por mercadería, sino que visitó a su compadre Espirituoso Guano y lo invitó a una chichería de las que había por entonces.

Atanahuel y Espirituoso caminaron de lo más contentos, cruzaron la cortina de tiras del negocio y se sentaron a una mesa. Cuando una moza joven y alegre les preguntó qué querían, Puamani le preguntó cuánto podían beber a cambio de esta moneda, y la muchacha lo miró como se mira a un estafador. ¿Qué es eso?, les preguntó y Guano le dijo que un doblón de plata.

La jovencita siguió desconfiando y llamó a su mamá, que quiso negociarlo por un par de cervezas. Como notó que a los comensales no les parecía un buen trato, agregó a su oferta media docena de empanadas fritas, pero no era eso lo que los parroquianos esperaban y mandaron llamar a su padre, don CerafinoMalhumo, que llegó al rato medio machado, miró la moneda con detenimiento y la mordió, porque así había visto en un western que le calculaban la ley.

Los relojeó medio bizco y les dijo que podían beber a destajo, siempre que lo invitaran, entonces los hombres aceptaron y Cerafino mandó a su nieta que les trajera una damajuana de chicha de maíz nacido, se sentó con ellos y quiso conocer la historia. Así empezaron un Carnaval que se les terminó escapando.

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