La práctica del yoga es verdaderamente milenaria. Nació en la India y se ha transmitido de generación en generación; a través de maestros a discípulos, en distintos lugares del mundo.
inicia sesión o regístrate.
La práctica del yoga es verdaderamente milenaria. Nació en la India y se ha transmitido de generación en generación; a través de maestros a discípulos, en distintos lugares del mundo.
Por este motivo, también se considera una filosofía que permite al ser humano, mejorar su calidad de vida desde una nueva conciencia.
A medida que el practicante se va sintiendo mejor, la disciplina va tomando efecto, por lo que es protagonista de su propia historia; con su cuerpo físico y todos los pensamientos y las emociones, en pleno autoconocimiento.
Entonces se genera una conciencia distinta, individual y única; para tener luego, una perspectiva nueva del entorno que lo rodea.
De esta manera, se abren posibilidades, donde el sentirse mejor, motiva a cambiar los pensamientos negativos por positivos.
Este proceso personal de autosuperación es un reflejo de la historia de Susana Macchioni.
Ella encontró en el yoga un bálsamo vital a las presiones cotidianas que agobiaban su vida de manera constante.
"Llegué al yoga buscando flexibilidad, me llamaba la atención ver personas mayores con tanta agilidad. Nunca había practicado mucho deporte y en esa búsqueda llegué al yoga", dijo la abogada de 57 años que dio cuenta de que esta práctica le dio muchas otras soluciones por la forma de sentir y mirar la vida.
"Lo primero fue verme a mí misma y pensar porqué buscaba tanto la flexibilidad física, cómo estaba respirando, esa razón simple y sencilla; pensar en cómo me estaba alimentando o autoexigiendo en la vida y cómo necesitaba una pausa", destacó.
Al yoga le interesa que el ser humano esté presente con su energía, "aquí y ahora", porque la energía es una sola y debe concentrarse de manera inteligente, en este momento.
"El yoga para mí fue desde entonces un camino de ida, gracias a Dios que lejos de darme sólo una flexibilidad física, me ha regalado una flexibilidad emocional y me ha permitido conocerme, estabilizar la mente y volverla a focalizar. Yoga es eso, es hacer una pausa en una determinada postura, que lejos de lo que los otros estén viendo, para mí es un autoconocimiento, la salida para acudir en momentos de crisis.
Somos personas que estamos permanentemente sujetas a cambios, algunos que son favorables y otros altamente resistidos por nosotros mismos, con la técnica de respiración podemos mejorar un instante antes de reaccionar a estímulos externos o a determinados cambios, encontrar la relajación", relató Susana, con mucha emoción acerca de esta disciplina que cambió su vida, para mejor.
Yoga significa "unión" en sánscrito, por un lado es la unión del cuerpo físico, el cuerpo mental y el cuerpo emocional.
Así como en el inicio, estas herramientas forman parte de un proceso que implica la unión con una energía superior. Sin dudas, es una disciplina y una ciencia milenaria que permite en estos tiempos y -en todos los tiempos- mantener el autocontrol en cada ser humano, tanto en los pensamientos y en las emociones como en la respiración. Es colocarse desde un lugar de observador ante lo que sucede, lo que permite tener una distancia con ese pensamiento y generar otros más auspiciosos o que no generen reiteradas veces emociones negativas, para luego, transformarlas en positivas.
Los beneficios de una práctica que evolucionó a nivel mundial
El yoga es una disciplina que puede considerarse como un medio para liberar obstáculos y/o dolencias que afectan al cuerpo y a la mente. Millones de personas lo practican y muchos médicos lo recomiendan como terapia complementaria para distintos problemas de salud. “Es una disciplina para todos el yoga, no tiene distinción de clase social, ni distinción de cuerpos, ni de edad, el yoga se adapta a todo ser”, destacó Luciana Bash, quien es profesora de Hatha Yoga de la fundación Hastinapura en Buenos Aires.
Y es que los beneficios son tantos que pueden considerarse como muy especiales y saludables. “Lo que primero aparece, es la flexibilidad en la columna vertebral, con esa sensación de sentir, de pensar y de sentirse bien. Lo que se acrecienta mucho es la concentración, la atención sobre en la respiración, porque la respiración es un acto rítmico que es involuntario, que al ponerlo de relieve se lleva la atención y la concentración a la respiración, además de que no hay dos respiraciones iguales sino que todas son distintas”, destacó. En cuanto a las posturas más importantes, Luciana aseguró que dependen del momento en el que se encuentre el practicante.
“En general cuando el practicante es principiante, lo primero que hay que hacer es flexibilizar la columna vertebral, para abrir espacios que antes estaban cerrados; flexiones hacia adelante y hacia atrás, trabajar en torsiones donde se regenera la energía y el trabajo con la respiración para soltar y liberar el cuerpo de sus tensiones”, dijo la docente que la disciplina se practica en todo el mundo, sin distinción de edades. “En Argentina hay centros de jubilados que tienen yoga, las personas con sobrepeso, hacen yoga porque se hace para prevención y promoción de la salud. El criterio de la salud es muchísimo más amplio que en nuestro país o directamente está integrado en los hospitales”, comentó.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declara al yoga como patrimonio de la humanidad. “Lo declara un 21 de junio, por eso es el día internacional del yoga, ese día además es el Inti Raymi. Se lo declara por su gran aporte a la prevención de la salud porque con más prevención y promoción se hace, menos gasto público”, relató Bash. Por eso es de destacar que esta disciplina evolucionó a nivel mundial, de acuerdo con los problemas que fueron surgiendo en la sociedad, pero sin perder su verdadera esencia. De este modo, ayuda a mitigar, aliviar y revertir tensiones, ansiedades, angustias, depresiones, conflictos o enfermedades.