Con el cumplimiento de los protocolos en el marco de la pandemia del Covid 19 y tratando de que no se pierda el sentido de espiritualidad del Miércoles de Cenizas, la iglesia católica inició ayer el tiempo sagrado de la Cuaresma que comenzó con este signo.
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Con el cumplimiento de los protocolos en el marco de la pandemia del Covid 19 y tratando de que no se pierda el sentido de espiritualidad del Miércoles de Cenizas, la iglesia católica inició ayer el tiempo sagrado de la Cuaresma que comenzó con este signo.
De este modo, también en otras iglesias ayer se celebraron misas en diversos horarios durante la jornada, como las oficiadas en la Catedral, donde el presbítero Manuel Alfaro y monseñor Daniel Fernández obispo de la Diócesis de Jujuy, fueron los celebrantes.
Respecto al protocolo, cabe apuntar que en el momento de las ofrendas el sacerdote recordó, como en todas las misas, que debido al distanciamiento, no se recoge la limosna sino que al terminar la misa pueden acercarse a las alcancías ubicadas en tres puntos distantes dentro del templo, para dejar su colaboración.
Asimismo, finalizada la misa, para la imposición de las cenizas se dispusieron cuatro lugares dentro del templo; adelante, en el altar; en la puerta del Camarín de la Virgen del Rosario, Río Blanco y Paypaya ubicado en el lado izquierdo, en la puerta que comunica la recova del museo del lado derecho, y en la entrada a la iglesia, donde los ministros hicieron la imposición de las cenizas a la gente que se ubicaba en cada uno de los sectores antes señalados, sin amontonarse y guardando la distancia pertinente.
Cabe apuntar que en las seis misas oficiadas en la Iglesia Catedral, los fieles recibieron las cenizas, inclusive la de horas 21, celebrada especialmente para que los empleados de comercio pudieran concurrir a la celebración.
Hacer un "cambio de actitud"
Entre otras cosas, durante su homilía, el padre Manuel Alfaro destacó que la ceniza se parece a la tierra y hace referencia a un camino de conversión y arrepentimiento que se comenzó ayer, y que "son cuarenta días donde Dios a través de la Iglesia, ofrece la oportunidad de poder reflexionar, pensar, y cambiar de vida. Cuando se habla de un cambio, se refiere a un cambio de actitud, de mentalidad pero fundamentalmente de corazón".