En estos días se cumple un nuevo aniversario de la creación de la más antigua logia masónica en España, así como del decreto franquista prohibiéndolas y de una segunda disposición del Caudillo con el mismo fin. Todo ello ocurrido en otros años, de este mes de febrero. Repasemos los datos.
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En estos días se cumple un nuevo aniversario de la creación de la más antigua logia masónica en España, así como del decreto franquista prohibiéndolas y de una segunda disposición del Caudillo con el mismo fin. Todo ello ocurrido en otros años, de este mes de febrero. Repasemos los datos.
La logia española más antigua de la que se conservan documentos es la Matritense o de Las Tres Flores de Lys, fundada el 15 de febrero de 1728. Otras importantes logias y grupos masónicos en la historia ibérica fueron el Gran Oriente de España, Gran Logia Simbólica Española y Gran Logia Independiente. Generalmente estos grupos tuvieron sus mayores momentos de auge durante periodos en que los ideales liberales, racionalistas, laicos y anticlericales, fueron predominantes de un modo especial durante la revolución de 1868, así como durante las dos etapas republicanas de la historia española.
Algo similar sucedió en Latinoamérica, donde las sociedades francmasónicas estuvieron muy ligadas al proceso de emancipación del Reino de España a comienzos del siglo XIX. Es el caso de las logias lautarinas, como la levantada en Buenos Aires en 1.812 posiblemente tras una decisión tomada en el seno de la Logia de los Caballeros Racionales fundada por Francisco de Miranda en 1.798 en Londres y en la cual tuvo actuación José de San Martín.
Hacia el final de la Guerra Civil Española (1936-1939) se decretó la Ley de Responsabilidades, emitida el 13 de febrero de 1.939. Franco declaró delictiva la afiliación a toda logia masónica, pero con una condición singular: la ley tenía carácter retroactivo hasta cinco años atrás. Es decir, que cualquier persona que hubiese formado parte de una logia durante ese periodo anterior era sujeta a ser condenada, independientemente si la persona había dejado de pertenecer a la Masonería. Posteriormente se estableció una lista de 80.000 sospechosos de formar parte de la hermandad. Corresponde aclarar que, en esos momentos, los masones en España no superaban los diez mil.
En febrero de 1.940 se promulgó la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo. Extendía las condenadas no sólo a los francmasones propiamente iniciados en la orden, sino también a sus familiares el sólo hecho de serlos. Ninguno quedaba a salvo. Ser familiar de un masón era un delito que tenía largos períodos de cárcel. La ley se cumplió con todo el rigor y muchas personas por ser familiares fueron sometidos a la cárcel y a crueles interrogatorios.
Un caso especial fue el de Manuel Presa Alonso. Se trataba de un militar fascista que terminó sufriendo las leyes del franquismo en sí mismo. Combatió en el bando de Franco y tuvo una destacada actuación al frente de la Fuerza Aérea. Diez años después se supo que había sido Maestro Masón, delito por el cual fue juzgado en el tribunal para la represión de la Masonería. Aunque sentenciado a un período de cárcel, los jueces tuvieron en cuenta sus antecedentes fascistas lo que evitó que fuera condenado al paredón de fusilamiento.
Gran cantidad de reconocidos masones eran republicanos y perseguidos por Franco, lo que los obligó al exilio. Entre ellos, Manuel Azaña, presidente del Consejo de Ministros y presidente de la Segunda República, quien tuvo que refugiarse en Francia, donde falleció. Muchos de ellos emigraron a la Argentina siendo inmediatamente incorporados a los talleres que, por entonces, funcionaban tanto en la ciudad de Buenos Aires como en muchos otros lugares del país.
(*) Antonio Las Heras es filósofo y escritor.
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