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Película rodada en Jujuy compite en el Bafici 2021

El filme "El despenador" rodado en nuestra provincia y con los actores jujeños Rubén Fleita y Wara Calpanchay fue elegido para la Competencia Oficial Americana en el marco del Bafici 2021. El Tribuno de Jujuy habló con el director de la película que desde el miércoles a las 21 se podrá ver en vivamoscultura.buenosaires.gob.ar
Domingo, 21 de marzo de 2021 01:04

¿Qué nos puede adelantar de la trama de la película?

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¿Qué nos puede adelantar de la trama de la película?

La película está basada en un viaje que realiza un antropólogo, una travesía que tiene por objetivo investigar a un personaje que vivió en la zona andina y que llaman "el despenador". Este antropólogo recorre distintos lugares, celebraciones religiosas, rituales que tienen que ver con el contexto de este personaje inquietante cuyo objetivo era terminar con la vida de las personas que se demoraban en morir, así cuando una persona permanecía enferma durante mucho tiempo y no moría, la familia llamaba al "despenador" que concurría a ver al moribundo y hacía un diagnóstico, para ver si ameritaba o no hacer la "despenación" cuya técnica tenía que ver con un abrazo con el que se terminaba con la vida de la persona enferma y en una comunidad que creía que la muerte se contagiaba si la "despenación" no es realizada a través del aliento.

Entonces el objetivo del protagonista era investigar este personaje. Y durante este viaje que realiza, él se ve atravesado por interrogantes personales relacionados con cuestiones afectivas y personales, de su salud hasta llegar a cuestionarse los motivos que le llevaron a esta zona a investigar.

¿Por qué se inclinó por este proyecto? ¿Qué lo lleva a hacer esta película?

El proyecto surge a partir de "Salinas Grandes", un documental que hice en el año 2002 en Jujuy, fue en ese contexto donde me encontré con alguien que me contó la historia del "despenador" y me cautivó inmediatamente y me llevó a pensar este tema y empezar a desarrollarlo. A veces uno escucha temas y se conmueve y no sabés bien por qué. Y escribí el guion junto a Paula Markovitch y Ángeles Rizzone.

¿Qué lugares de la provincia visitaron para la película?

Nos estuvimos moviendo por Cochinoca, Abra Pampa, Casabindo. Y también recorrimos muchas rutas, lugares muy interesantes en la Puna, una zona que es una especie de caja de Pandora, donde uno se encuentra con cosas muy atractivas en todo momento. Y en otro lugar que estuvimos fue Salinas Grandes, donde volví luego de muchos años esta vez a partir de una ficción, lo que me resultó interesante porque era volver desde otro lugar a resignificar un espacio que yo ya había conocido antes.

¿Cuándo se concretó el rodaje?

El rodaje tuvo distintos momentos y el proceso fue sorpresivamente interesante. Primero llegamos a Jujuy para el casting, sin intención de filmar, fuimos a San Salvador, Abra Pampa y La Quiaca. Y ese casting se terminó transformando en parte de la película porque las personas que se acercaron nos hablaban sobre "el despenador" y sobre otros temas aledaños. Además con un equipo muy reducido y con Rubén (Fleita) vistamos, compartimos y registramos experiencias locales, ceremonias, peregrinaciones en un acercamiento menos organizado y más cercano al documental y de aquí pudimos captar imágenes que tienen una fuerte potencia de veracidad.

La película tiene un tono antropológico interesante y eso es consecuencia del trabajo casi intuitivo que hicimos en esta instancia, un trabajo que fue mucho más importante de lo que yo me imaginé y que se terminó de completar en el montaje. Y después el año pasado justo para esta misma época regresamos para el rodaje formal, el planeado que se interrumpió por la pandemia cuando nos faltaban algunos días.

Entonces, ¿terminaron la película con lo que tenían?

Sí, pero me di cuenta de que lo que teníamos era mucho más de lo que yo pensaba. Y eso es lo que encuentro motivador e interesante del cine porque me encontré de manera inesperada con una película en mis manos, pensando que no estaba toda la película. Me sorprendió mucho todo el material que teníamos producto de la investigación y del casting y que utilizamos luego. Un material que aporta a la atmósfera de verosímil que tiene el filme. Y agradezco la labor de los montajistas (Alejo Hoijman y Miguel Colombo) que estuvieron al pie del cañón y son muy perceptivos y estuvieron muy conectados con la película, ellos me ayudaron a que el filme llegue a buen puerto.

¿Cómo eligió a los protagonistas?

Por casting y fue fenomenal. Yo conozco a Rubén (Fleita) desde hace un tiempo, me lo presentó Roy Easdale, (vicerrector de la Enerc NOA), quien me lo recomendó para el proyecto, años después cuando fui para el casting, la primera persona que se presentó fue él y hablamos e inmediatamente yo sentí que el personaje era para él. Lo mismo pasó con Wara Calpanchay. Yo tenía la fantasía de encontrar un chica entre los 14 y los 16 años vinculada a las tareas de hacienda y no por una cuestión de pintoresquismo local sino porque era una función social y cultural muy importante en un sentido profundo y me interesaba que la chica tenga una conexión fuerte con eso, claro que todos me decían que eso era muy difícil de hallar.

MIGUEL KOHAN HABLÓ CON EL TRIBUNO 

Y la primera chica que que apareció para la audición fue Wara y mostró un desenvolvimiento impresionante frente a la cámara y cuando le pregunté qué hacía los fines de semana, me contó que se ocupaba de la hacienda de su familia. Fue impresionante. Yo estaba con el DF, Federico Bracken y nos miramos y no lo podíamos creer. Luego seguimos con las pruebas pero podríamos haber terminado el casting el primer día.

¿Participaron técnicos de Jujuy en el rodaje?

Gisela Villanueva es egresada de la Enerc NOA y estuvo a cargo de la jefatura de producción y la coordinación. Y contamos con otras personas de Jujuy en el equipo técnico que colaboraron en arte y sonido.

Después de todo este proceso, ¿qué le queda de Jujuy?

Jujuy es algo que tengo muy presente, siento que estoy allá todo el tiempo. Y además ahora con lo que pasó en la pandemia, lo que plantea el filme cobró un vigor mayor porque me parece que toda la cuestión cultural andina tiene ahora una presencia más pregnante, hay cosas de la película que se entienden de otra manera, cuando se habla del ánimo, del alma, del aire desde la visión andina ahora se aprecia de otra forma y me parece interesante recoger ese estado de situación actual.

Hoy por hoy las circunstancias son críticas, únicas y excepcionales, y la película, desde ese lugar cobró un vigor que yo no me esperaba porque se trata de un personaje que investiga la muerte, y dicen que la muerte puede ser contagiosa, entonces en este momento de pandemia durante el cual se menciona tanto la muerte y hay un virus que se contagia por el aliento, del mismo modo que la muerte es contagiosa por el aliento en la película, la trama toma otro valor. Son muchas cosas las que entraron en diálogo con lo que estamos viviendo actualmente.

En ese sentido la película se tornó muy interesante por cómo se relaciona con esas situaciones. Entonces con esta mezcla que yo hago entre el documental y la ficción me gustaría llegar a compartir estos comportamientos cotidianos que brinda la mirada andina como una forma de transmitir las propias convicciones del lugar.

¿Qué significa el Bafici para Ud. y más ahora con el retorno de la presencialidad en el festival?

Yo estoy honrado que el Bafici haya seleccionado "El despenador" para la Competencia Americana, es una inmensa alegría porque fue muy difícil hacer esta película, fue la más difícil que hice. Michelangelo Antonioni decía "hacer cine es vencer obstáculos" y la verdad es que esto no fue la excepción. Fue tremendamente compleja esta película, fue un proceso de casi 15 años, pero aquí estamos. Y creo que el festival hoy en día y más que nunca es un espacio muy necesario porque nos permite compartir una experiencia en forma colectiva, porque no solamente el problema es el virus sino lo que se crea alrededor, lo que estamos viviendo como la imposibilidad de compartir experiencias.

Esta chance que nos da el Bafici ahora de compartir en una sala de cine nuestras películas y nuestras visiones y que la gente nos cuente sus opiniones es muy conmovedor. Antes lo teníamos y le damos un valor y ahora le damos un valor mayor. Estos espacios humanos son dignos de ser defendidos. Y además yo tuve una película seleccionada para el Bafici del año pasado que por la pandemia no se pudo hacer y esta es una buena revancha.

Tal vez regrese con su película al Festival de Cine de las Alturas...

Me gustaría mucho, sería una de las mejores cosas que me podría pasar: poder proyectar la película en Jujuy. Me encantaría.

 

 

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