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El bicicletero es el salvador del "caballito de hierro"

Tomás Martiarena realiza con gusto arreglos y reparaciones gracias a la experiencia de cuarenta y cinco años de oficio.
Domingo, 21 de marzo de 2021 01:04

Pedalea y pedalea. Y como un estribo es el pedal. Con esa rebeldía de marcar un camino, uno no sabe de dónde viene y ni hacia dónde va. Las crines son los manubrios listos para manejar y cruza como el viento ciudades, campos o destinos al azar. Por pelaje, las pinturas de colores, con un corazón que late entre sus caños cruzados, siempre forjados en metal. Y es todo un sistema que sigue su curso, movilizando más que una persona, a las emociones mismas.

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Pedalea y pedalea. Y como un estribo es el pedal. Con esa rebeldía de marcar un camino, uno no sabe de dónde viene y ni hacia dónde va. Las crines son los manubrios listos para manejar y cruza como el viento ciudades, campos o destinos al azar. Por pelaje, las pinturas de colores, con un corazón que late entre sus caños cruzados, siempre forjados en metal. Y es todo un sistema que sigue su curso, movilizando más que una persona, a las emociones mismas.

Lleva impregnados los recorridos que logró conquistar, frenadas imposibles, bajadas sublimes; o carga con un andar pausado o estremecedor e intenso cuando se predispone a la velocidad. Vive la calma de una estatua que observa y queda estacionada en algún lugar, sin enloquecer. O bien crea códigos y los adorna de silencios, cuando se trata del contacto con el tránsito vehicular.

Es así, la bicicleta, cuya maquinita es algo más que diversa, de las estaciones del tiempo es compañía, consejera de obreros y; de la humildad, amiga; ofrece salud más que cualquier otra riqueza y con patas por ruedas, anda por andar, con el espíritu indomable, de un "caballito de hierro" con el que se sabe, el ganar está en seguir.

“TOMASITO”, EL BICICLETERO / EL SALVADOR JUNTO AL “CABALLITO DE HIERRO”.

Este maestro del equilibrio que vence distancias, tiene un salvador. Una persona que a través de un cuidado esencial, le ofrece el cariño de la reparación y un respeto por el engranaje que hace a este incondicional mecanismo, prepararse para galopar. "Para mí es como 'curar' las fallas en cada bicicleta, yo las veo como una compañía como pocas", dijo Tomás Martiarena, el maestro de los arreglos en general, arreglos y equilibrio, quien defiende este trabajo con cuarenta y cinco años de fiel practicidad.

Desde su lugar en el mundo sobre calle José de la Iglesia, "Tomasito", como le dicen sus amigos, compartió que las consultas frecuentes se hacen visibles ante problemas en las ruedas y centrado en general que es un trabajo "que va más allá", una especie de operación delicada donde intervienen herramientas especiales, atención detallista y, sobre todo, mucha paciencia.

"Todos los días me están esperando afuera. Siempre estoy ocupado con una cosita o con otra, recibimos muchas "bicis' y más cuando se autorizó que se podía andar en bicicleta como deporte individual", explicó en tono risueño Martiarena, el encargado de solucionar las quejas de estos seres metálicos que necesitan distintos ajustes, para funcionar mejor.

TRABAJO PARA PEQUEÑOS / LAS BICIS DE NIÑOS DEBEN TENER BUEN MANTENIMIENTO. 

El bicicletero es más bien un amigo de sus clientes y un convencido de que este oficio ofrece una magia distinta que poco tiene para ocultar.

"Me gusta trabajar en el service porque entiende el desarmado íntegro de la bicicleta, se lavan todas las piezas y los mecanismos interiores, se vuelven a armar", contó.

El entramado del proceso comienza simple pero se vuelve complejo. Las manos tiznadas, de tanto realizado, lavan las partes con kerosene y con un cepillo o pincel, sacan todas las impurezas que son indeseables para después verter agua con detergente y remover cualquier partícula. Así las dejan reposar en un papel en el banco y se continúa con el armado que no esconde ningún misterio por resolver.

EL TIZNE EN SUS MANOS / MUESTRA FIEL DE UN DESEMPEÑO EN TODO MOMENTO.

"Todo es pieza por pieza, parte por parte; aunque mayores complicaciones tiene el sistema de cambios, o sea los "system', porque tienen tornillos en horquillas, son engranajes muy chiquitos y eso es lo que lleva más tiempo. Otro de los pasos, se centra en arreglar las ruedas; después regular los cambios es mucho más fácil", expresó este trabajador que por oficio eligió un campo único y que ya conoce a la perfección.

"Lo que más me llama la atención, es la tecnología de la bicicleta actual. Hay unos extractores de piñón, de palanca que se utilizan para sacar las pedaleras, ya no vienen con chaveta, sino con tornillos. Se saca el tornillo y luego se coloca el extractor. Ese es un sistema de caja central estirado y con llave especial, con rulemanes porque ya no vienen con la bolilla suelta", detalló "Tomasito" que a estas alturas, arma y desarma la maquinita de hierro símil equino a ciegas, gracias a una labor que lo vuelve cada vez más experto, le da gusto realizar y que -todavía- le causa tanta fascinación, como curiosidad.

A tener en cuenta

“Tomasito” Martiarena propuso recomendaciones para tener en cuenta. La primera de ellas es la constante limpieza que garantiza una extensión de vida funcional. “Mantener bien la presión de las ruedas, es muy importante y después echarle siempre aceite a las cadenas, a toda la parte de transmisión, es lo más elemental para que la persona vaya y vuelva segura a todas partes; sin olvidar lo que es el mantenimiento de las amortiguaciones”, explicó.