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El enigma de manuscritos del Mar Muerto

Miércoles, 24 de marzo de 2021 01:04

Arqueólogos israelíes anunciaron que han descubierto docenas de nuevos fragmentos de Rollos del Mar Muerto - con textos bíblicos - hallados en una cueva del desierto y que se cree fueron escondidos por refugiados judíos durante una revuelta judía contra Roma hace casi 1.900 años. Los Rollos del Mar Muerto, una colección de textos judíos encontrados en las cuevas del desierto cerca del Mar Muerto, en Qumrán, en las décadas de 1940 y 1950, datan del siglo III a. J. hasta el siglo I. Incluyen las primeras copias conocidas de textos y documentos bíblicos que describen las creencias de una secta judía poco comprendida.

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Arqueólogos israelíes anunciaron que han descubierto docenas de nuevos fragmentos de Rollos del Mar Muerto - con textos bíblicos - hallados en una cueva del desierto y que se cree fueron escondidos por refugiados judíos durante una revuelta judía contra Roma hace casi 1.900 años. Los Rollos del Mar Muerto, una colección de textos judíos encontrados en las cuevas del desierto cerca del Mar Muerto, en Qumrán, en las décadas de 1940 y 1950, datan del siglo III a. J. hasta el siglo I. Incluyen las primeras copias conocidas de textos y documentos bíblicos que describen las creencias de una secta judía poco comprendida.

Los fragmentos de pergamino recién encontrados tienen líneas redactadas en griego de los libros de Zacarías y Nahúm. Fueron fechados por radiocarbono en el siglo II, según la Autoridad de Antigüedades de Israel.

He caminado, más de una vez, cada uno sitios de Medio Oriente donde los Evangelios indican que Jesús estuvo. Una mañana de invierno, por primera vez - hace de esto casi tres décadas - llegué a la vera de aquella cueva donde fueron hallados (oficialmente) en 1947 cantidad de vasijas conteniendo milenarios y controvertidos manuscritos. Desde la entrada a la cueva el Mar Muerto brilla enceguecedor. Y digo, "hallados oficialmente" - entre comillas - porque resulta difícil aceptar que esa verdadera biblioteca pudo permanecer ignorada por más de dos milenios para aparecer a la luz de todos merced a un joven beduino que extravió una de sus cabras y, buscándola, entró a la cueva. Así se produjo el mayor hallazgo arqueológico del Siglo XX que contiene pistas esenciales sobre la historia del judaísmo y los orígenes del cristianismo. La cueva en cuestión se halla a un kilómetro (aproximadamente) de Kirbet Qumram, cercano a la ribera noroccidental del Mar Muerto.

Aparecieron los primeros siete pergaminos. Después, muchísimos más - en su mayor compuestos por fragmentos fueron encontrados; gran cantidad ofrecidos por mercaderes sobre todo de Jerusalén, totalizando 800 rollos. Algunos refutarían partes sustanciales del Nuevo Testamento. Las vasijas contenían las copias más antiguas conocidas de la herencia judeocristiana, algunas escritas un siglo antes del nacimiento de Jesús. Salmos, comentarios, escrituras en clave, poemas e historias sobre gigantes, ángeles, horóscopos y el mapa de un supuesto tesoro sepultado: nada menos que el Tesoro del Templo.

Dos especialistas afirman que algunos de los textos describen a un mesías sacrificado, como Jesús, que vivió al menos 50 años antes. Israel Knohl profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, autor de "El Mesías antes de Jesús: el siervo salvador de los rollos del Mar Muerto" dice: "Tenemos en esos manuscritos la evidencia de un mesías que cuenta con esa combinación de sufrimiento y divinidad que es típica de Jesús". Interpreta que este mesías fue esenio, llamado Menahem y fue asesinado por los romanos en el 4 a. J. Aunque dicho nombre no aparece en los textos, Knohl argumenta que fue ese esenio quien el historiador Flavio Josefo, del siglo primero, describe como un amigo de Rey Herodes y candidato a mesías de Qumram. Se apoya en el texto "Himno de la Autoglorificación", donde hay un relato en primera persona que cuenta que fue relegado y despreciado. Asimismo se compara con los ángeles y dice ser el "querido del Rey". Michael O. Wise; (profesor del Northwestern College Minnesota), autor de "El primer Mesías: investigando al Salvador antes de Cristo" piensa que pudo haber ido un hombre llamado Judá que murió en el 72 a. J. encontró pruebas en "Himnos de acción de Gracias", también escritos en primera persona. Varios autores afirman que esos himnos son de autoría del fundador del grupo que realizó los manuscritos, un hombre citado como "Maestro de Justicia". Los textos están escritos en hebreo, arameo y griego;

la mayoría son adjudicados a los esenios: una orden esotérica e iniciática de reglas muy severas, algunas de las cuales son utilizadas hasta hoy entre los masones.

Ya Plinio, erudito romano, había señalado un monasterio de Kibert Qumran, como la sede de esenios que se llamaban a sí misma Nueva Alianza. Juan el Bautista también habría sido educado por esta orden, habida cuenta que los Evangelios dicen que estuvo un tiempo considerable en el desierto cerca del área donde se localizaba esta comunidad de Qumran. (Mateo 3:1-3, Marcos 1:4, Lucas 1:80; 3:2-3). Ambos enseñaron que el "Reino de Dios" estaba por venir. De entre los primeros manuscritos hallados, el "Manual de la Disciplina" o "Normas de la Comunidad" describe los requisitos para aquellos interesados en formar parte de la orden. Su líder, llamado "Maestro Justo", fue perseguido, martirizado y torturado. Sus seguidores creían en la inminencia del fin del mundo, pero quienes creyesen en él, estarían salvados. Otro de los fragmentos se asemeja a pasajes del Evangelio de San Lucas (1:32-5) y dice "que por su nombre será aclamado como el Hijo de Dios y lo llamarán Hijo del Altísimo". Se trata de un descubrimiento extraordinario porque "es la primera vez que la expresión Hijo de Dios aparece en un texto palestino que no sea la Biblia". Otros dos rollos de cobre laminado constituyen el inventario del Tesoro del Templo de Jerusalén, consistente en 26 toneladas de oro, 65 toneladas de plata y metales preciosos, también figura el listado de los lugares secretos donde fueron depositados en vísperas de la invasión romana de Jerusalén. El gran problema reside en que los nombres originales de los escondijos del primer siglo de nuestra no se mantienen hoy. Mientras los expertos continúan su tarea de investigación, varios enigmas quedan planteados; principalmente: si existió este "Maestro Justo" ¿puede haber sido "el elegido por Dios y el redentor del mundo" y predecesor de Jesús?

(*) Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social y filósofo

 

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