El arte callejero es jugado, es ese al que el artista está expuesto al cien por cien porque es un público que no pidió el show, y que tiene amplia libertad para manifestarse.
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El arte callejero es jugado, es ese al que el artista está expuesto al cien por cien porque es un público que no pidió el show, y que tiene amplia libertad para manifestarse.
En una vereda, en una plaza, en una peatonal, el encuentro se produce y puede disparar cualquier tipo de reacciones y de emociones, las más de las veces de las buenas, y por eso Ricardo Navarrete, músico chileno no vidente, elige desde hace más de treinta años, tocar en la calle.
Desde el '96 viene de tanto en tanto a Jujuy, y por estos días, engalana con su música la calle Belgrano frente a la Catedral Basílica. Por ahí pasó varias veces el músico Fito Maidana, conocido en nuestro medio, hasta que un día con poco apuro, se acercó a conversar con Ricardo, porque la calidad de sus interpretaciones lo tentaban a invitarlo a tocar en un espacio amigo.
Intercambio de palabras, de letras, de músicas, y entonces hoy desde las 22, estarán juntos en el local de Salta 911.
Ricardo maneja un especial repertorio de rock y jazz básicamente, con mucha música internacional mamada e interpretada y algunas variedades más.
Oriundo de Santiago de Chile, cuenta en conversación con El Tribuno de Jujuy, que su pasión comenzó en su niñez porque su madre siempre lo alentó a escuchar muy buena música, pero que nunca se imaginó recorrer lugares tocando.
Hoy se acompaña con pistas y armónica, aunque en algún momento llegó a tocar tres instrumentos simultáneamente "tenía un pandero de parche en el piso para hacer los medios tiempos con un solo pie, un xilofón diatónico colgado como una guitarra en la mano derecha y una armónica en la izquierda. Me decían el hombre orquesta", dice.
Los escenarios
En muy pocas oportunidades tocó en escenarios de lugares cerrados. Recuerda que, en 2013, fue invitado a tocar en el Teatro Mitre, en el recital del Cura Rockero, Padre César Scicchitano.
Pero su lugar es la calle, "muy esporádicamente toco en pubs como será la oportunidad de esta noche-, y muy esporádicamente formé parte de bandas musicales", cuenta. Igualmente, su inquietud hace que no esté más de dos o tres semanas en el mismo lugar.
Este es su trabajo, vive de esto, y su rutina consiste en tocar varias horas por la mañana y varias horas por la tarde, durante el tiempo que esté en algún lugar específico.
Es seguidor de Los Beatles, Steve Wonder, y también hace música brasilera (samba y bossanova), de los géneros más internacionales pero también de música más local o cercana a su origen como la de Astor Piazzola. Dice que le gusta más hacer clásicos, músicas que perduran en el tiempo.
Cuando comenzó a tocar era un hobby, y un amigo en Buenos Aires un tiempo que estuvo viviendo allá- lo alentó para empezar a hacerlo en público.
Sin dudas tiene el temperamento que al artista requiere para enfrentarse a una platea casual, sin platea, y asegura que "la mayoría de la gente te agradece el momento que está pasando, y sientes a los espectadores al lado tuyo. Cada vez que toco en la calle estoy dispuesto y expuesto a ser criticado, de manera positiva y negativa también", pero lo disfruta y capitaliza.