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La segunda ola llegó con muchos frentes abiertos

Domingo, 11 de abril de 2021 01:03

Con pocas vacunas aplicadas, escasa cantidad de testeos, una recuperación económica más lenta de la esperada y un incremento importante de la pobreza y la inflación, Argentina ingresó a la segunda ola de coronavirus con demasiados frentes abiertos, todos ellos de muy difícil resolución. En el medio de todo eso, la discusión por el calendario electoral parecería estar mucho más enfocada en los beneficios que podría tener cada partido con las fechas de votación que en las reales necesidades sanitarias y financieras que atraviesa actualmente el país, que obviamente son muchas y sumamente variadas. 

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Con pocas vacunas aplicadas, escasa cantidad de testeos, una recuperación económica más lenta de la esperada y un incremento importante de la pobreza y la inflación, Argentina ingresó a la segunda ola de coronavirus con demasiados frentes abiertos, todos ellos de muy difícil resolución. En el medio de todo eso, la discusión por el calendario electoral parecería estar mucho más enfocada en los beneficios que podría tener cada partido con las fechas de votación que en las reales necesidades sanitarias y financieras que atraviesa actualmente el país, que obviamente son muchas y sumamente variadas. 

Allí quizás se produzca una de las pocas coincidencias entre oficialistas y opositores: por diferentes razones, ambos sectores se verían favorecidos con la postergación de las Paso y de las elecciones generales (las fechas más probables son el 12 de septiembre y el 14 de noviembre respectivamente).En los medios se escuchan críticas de uno hacia el otro, algunas demasiado subidas de tono para momentos tan críticos como estos, pero en privado los acuerdos son mucho más fuertes que las diferencias reales que mantienen entre sí. En ese contexto, sorprendió que el presidente Alberto Fernández exponga su investidura para insultar groseramente a un sector de la oposición que señalaba que estaban aumentando los casos como una excusa para instalar la postergación de los comicios. A las estupideces se las responde con indiferencia, nunca con agresión. Que un Presidente acuse a dirigentes opositores de “imbéciles” habla más de él mismo que de los demás. 

En el oficialismo saben que cuanto más tiempo pase para ir a las urnas, más incipiente será la recuperación de la actividad y también habrá una mayor cantidad de gente vacunada. Ambos representan los principales pilares de campaña del Frente de Todos, que esta vez no contaría con demasiado dinero para poder volcar al asistencialismo preelectoral. Tanto es así, que el jefe de Gabinete Santiago Cafiero descartó la vuelta del IFE pese a las nuevas restricciones y a la suba de la pobreza e indigencia que informó el Indec. En la otra vereda, consideran que necesitan más tiempo para resolver sus internas entre halcones y palomas, que comprometerían el discurso y las candidaturas de Juntos por el Cambio en las elecciones. ¿Será Patricia Bullrich quién encabece la lista en Capital, o habrá un candidato más moderado ligado al jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta? ¿Jugará María Eugenia Vidal? ¿En que distrito? ¿Cuál será el rol del radicalismo en el armado de las candidaturas? La ausencia de un liderazgo claro en la oposición genera que todos estos interrogantes sean muy complejos de resolver y que pongan en riesgo muchas bancas en el Congreso. En el frente opositor se entusiasman con que aumente el número de desencantados con el Gobierno a medida que la crisis económica no muestre signos de reactivación. Los augurios podrían tener algún tipo de asidero teniendo en cuenta que no habrá en el corto plazo un acuerdo con el FMI y que eso puede enturbiar el clima de negocios en la Argentina. Sin embargo, el alto precio de la soja y la estabilidad del tipo de cambio podrían terminar moviendo ligeramente la aguja para el otro lado. De todos modos, todo eso forma parte de la macroeconomía argentina, pero la microeconomía reflejada en el consumo difícilmente vaya repuntar demasiado antes de septiembre con los actuales niveles inflacionarios. En marzo, la suba de precios habría sido cercana al cuatro por ciento, casi el triple de lo que se necesita para cumplir con la pauta anual del 29 por ciento. 

El contexto

Es tan grave la situación que el país sumó más de cien mil casos en sólo cinco días, superando cuatro jornadas seguidas el récord de contagios desde el inicio de la pandemia. Altas fuentes del Gobierno admitieron ayer a El Tribuno que “existe cierta preocupación por un eventual colapso del sistema de salud, producto de las nuevas variantes del virus que ya están circulando en el país”. Si bien es cierto que los hospitales fueron mejor equipados durante el año pasado, en el interior del país la atención sanitaria podría verse mucho más comprometida aún que la de Buenos Aires, Córdoba o Santa Fe. La primera ola de la pandemia dejó brutalmente reflejadas las enormes diferencias entre los sistemas de salud de las provincias del centro con los de los distritos del norte o del sur, donde ya hubo colapsos y también muertos en sus domicilios por falta de atención. 

El anuncio del presidente Alberto Fernández de reducir la circulación en los grandes centros urbanos tiene mucha lógica desde el punto de vista epidemiológico, pero hasta ahora no contempló compensaciones económicas importantes para los sectores afectados. Al igual que ocurrió el año pasado, los gastronómicos, los hoteleros, el rubro de esparcimientos y el transporte público de pasajeros deberán rezar para continuar trabajando con normalidad, pero esa situación sólo podrá conseguirse si el Estado aplica una política de subsidios eficiente para no aumentar los índices de desempleo. 

La suba del cincuenta por ciento en el valor del Repro II actúa sólo como una aspirina ante el derrumbe en la facturación que le provocará a los bares y restaurantes que deban cerrar sus puertas en el momento de mayor concurrencia. Esos sectores continúan abonando altas cargas tributarios y mantienen altas deudas con los bancos y proveedores. 

¿Durará sólo tres semanas esta política de restricciones o vino para quedarse hasta el final del pico de la pandemia? De esa respuesta depende el futuro económico de miles de empresarios y de millones de trabajadores.