Una de las labores más notables es la solidaridad puesta de manifiesto en nuestra ciudad y cuando se trata de un merendero, los matices son distintos, la sensibilidad es más visible y el espíritu para llevar adelante una gran acción está puesto en relieve a través de un trabajo merecedor de reconocimiento.
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Una de las labores más notables es la solidaridad puesta de manifiesto en nuestra ciudad y cuando se trata de un merendero, los matices son distintos, la sensibilidad es más visible y el espíritu para llevar adelante una gran acción está puesto en relieve a través de un trabajo merecedor de reconocimiento.
Este es el caso de "Lo de Zamba", que desde hace cuatro años se convirtió en es un espacio de contención para más de 84 niños.
"Nuestro merendero está en el asentamiento 'San Jorge', donde como pasa en los barrios vulnerables, tenemos muchísimas necesidades y no recibimos ninguna ayuda, ni del estado nacional, ni del provincial", destacó Sonia Guirado, responsable del merendero que junto a "Cleo" Zapana -quien es la dueña de la casa donde se emprende la acción-, Viviana Pérez y Santiago Hamud, son activos colaboradores de este gran desafío emplazado en la manzana 2, lote 13 del asentamiento "San Jorge".
En un principio, cuatro madres se abocaron a realizar esta labor que creció en expectativas con el paso del tiempo, al igual que en integrantes; ya que hoy son quince en total, con las ganas renovadas de salir adelante por medio del servicio social.
"Empezamos organizándonos bien y trabajando con lo que conseguimos gracias a la solidaridad de la gente y arrancamos con tres chicos. Es un sector sumamente abandonado, los vecinos se unen para poder tener un foco en una esquina, no tienen acceso a nada", destacó la referente del espacio. Se trata de un trabajo muy importante por lo que significa la ayuda en este momento tan difícil y sensible a nivel mundial debido a la pandemia. "Lo hacemos dos veces por semana. Primero me comunico con 'Cleo' Zapana que es la dueña de casa y con lo que contamos, tenemos prevista la merienda o si tenemos el dinero suficiente para hacer viandas de comida, las hacemos.
Antes a la viandas las hacíamos más seguido, pero por una cuestión económica, cada vez tenemos menos acceso a la carne, estamos hablando de unos 10 mil pesos por día". No obstante, se reconoce la preocupación de los chicos de la facultad de Humanidades así como también del rector de la misma, quienes colaboraron con ayuda para la mercadería. "Todo es un esfuerzo diario que es un poco desgastante, a veces uno se siente un poco frustrado por no poder avanzar, pero no podemos decir: "no se hace más nada", porque sabemos que la gente acude regularmente al merendero", comentó Guirado que recordó que lo que más necesita hoy el merendero, es leche y mercadería.
"Nosotros para hacer arroz con leche, usamos casi cuatro cajas de leche, lo que hoy incide en más de tres mil pesos, a veces conseguimos alguna oferta de yogurt y compramos, todo para tratar de que dentro de todo, los chicos tengan de vez en cuando lácteos para una buena alimentación, dentro de todo. Es muy desgastante pero sabemos que lo que lo hacemos de corazón". Las personas interesadas es realizar donaciones pueden contactarse al 011-58833267 o bien escribir a la página de facebook: Merendero "Lo de Zamba", donde se muestran todas las actividades que se realizan diariamente.
Horno comunitario
Con la intención de llevar adelante el proyecto para un espacio de contención hacia los adolescentes y los niños, es que se encuentra en proceso de construcción un horno de barro que sería una herramienta vital para el sustento colectivo. “Nosotros queremos que la gente aprenda y que este tipo de espacios sea eso, un lugar donde ellos puedan enriquecerse desde el oficio, trabajar en algo y no solamente ir a buscar una merienda o una vianda de comida. Esa es la intención que tenemos”, expresó con grandes expectativas Sonia Guirado al referirse a la nueva meta de la entidad.
“Si bien nos ha llevado muchísimo tiempo hacerlo, por no recibir ninguna ayuda, hemos conseguido las cosas a través de gestiones personales y colaboración de gente que cree en lo que hacemos y sabe que todo llega a los niños”, aseguró la representante de “Lo de Zamba” que no dejó de acentuar la atención en que será una importante salida laboral para los padres que necesiten de este servicio. “Estamos muy conformes pensando en que las madres, sobre todo, en un futuro, puedan ganarse la vida y que cuando necesiten contar con ese horno para cocinar, con seguridad lo podrán hacer”.
Espíritu de colaboración
“Las madres que son nueve en total, colaboran con el espacio y lo hacen con toda la predisposición. La idea es dar talleres de panadería más adelante”, comentó Guirado quien es maestra pizzera y se encargaría de dictar el curso. “Nos gustaría que merenderos y comedores sean lugares para hacer talleres de contención, ya sea para adolescentes, niños o personas mayores porque, en nuestro caso, también tenemos adultos mayores; a quienes no los hacemos salir de la casa, porque nosotros le llevamos la merienda o la vianda”, recordó.
Actividad permanente
Desde el merendero “Lo de Zamba” la meta siempre es generar acciones a través de la solidaridad de manera constante. “Siempre hemos hecho talleres sobre violencia de género, alfabetización, clases de apoyo, peluquería gratis, garrafa social, es decir, todo lo que pueda ayudar a los vecinos del barrio ’San Jorge’", comentó Sonia Guirado. Con gran alegría, se gestiona con anticipación la celebración de fechas especiales, como por ejemplo; días de cumpleaños, día de reyes y día del niño, de manera conjunta.
“Gracias a Dios nunca faltó el festejo para un niño, nosotros siempre estamos pensando en que ellos traten de sentir menos la pobreza, creemos que deben recibir mucho amor y educación. Tenemos clases de apoyo que son importantes para su progreso. Hay que decir que el espacio fue creciendo en asistencia, se ven muchas caras nuevas”. “En ese sentido, la situación no mejoró, porque a mí me gustaría que vaya gente al espacio pero para otra cosa y no sólo a pedir una merienda o una comida”, reflexionó la referente del merendero que desde un primer momento tuvo la intención de ser comunitario y de contención a niños, adolescentes y adultos mayores o personas en situación de vulnerabilidad.