Hace más de trece años la madre de Amira y Tomás, Marcia Gallardo, inició un camino de aprendizaje y lucha para lograr el diagnóstico de autismo. La inclusión escolar, la falta de empatía y el desconocimiento fueron algunas de las dificultades que supo sobrellevar al acompañar a sus hijos para lograr su educación y terapias que le permitieron grandes avances a ambos. Hoy disfruta de la picardía de la niña y los logros como nadador de su hijo, y aunque aún hay desconocimiento de la sociedad, alienta a los padres a seguir.
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Hace más de trece años la madre de Amira y Tomás, Marcia Gallardo, inició un camino de aprendizaje y lucha para lograr el diagnóstico de autismo. La inclusión escolar, la falta de empatía y el desconocimiento fueron algunas de las dificultades que supo sobrellevar al acompañar a sus hijos para lograr su educación y terapias que le permitieron grandes avances a ambos. Hoy disfruta de la picardía de la niña y los logros como nadador de su hijo, y aunque aún hay desconocimiento de la sociedad, alienta a los padres a seguir.
"Comenzamos este camino hace 13 años, viendo que mi hijo mayor no se desarrollaba de la misma manera, veía que algunas cosas le afectaban bastante en lo visual, le costaba muchísimo el vínculo", recordó Marcia Gallardo.
Su bebé tenía un año y percibió que algo no andaba bien, y fue en el puesto de salud que accedió a una evaluación de una profesora de educación especial y la derivaron a un neurólogo del Hospital de Niños. "Me dijo, pensamos que tiene autismo. Escuchar la palabra fue muy fuerte y en ese entonces fue un camino bastante sinuoso porque la situación en Jujuy era muy distinta, y me contacté con papás con los que hoy en día nos seguimos viendo", explicó .
Al año y medio tenía el presunto diagnóstico y a los dos del bebé, ya le confirmaron autismo por lo que inició las terapias. Para entonces ya había nacido su niña, Amira, y vio que tenía condiciones diferentes, consultó pero le costó más lograr el diagnóstico. Aprendió que uno de cada cinco niños con autismo es mujer, y volvió a arrancar con el proceso porque necesita otro tipo de atención, las dificultades eran distintas.
Como madre también significó un aprendizaje. "Hay que conservar la tranquilidad lo máximo posible, si yo lo pude lograr hace diez años se puede. El acompañamiento psicológico con las familias es primordial, algunos tienen recursos y otros no y necesitan el apoyo para poder transitar y ese es mi aporte", afirmó.
Recodó que hubo experiencias duras, que no suman.
Planteó que hay tantos autismos como personas con autismo, por la personalidad y funcionalidad de cada chico. Por ello se centró en ayudarlos a que formen su personalidad.
"A Tomás hoy le cuesta lo social, comprender, pero aún así es un chico maleable, se adapta muy rápido, lo aprendió y se lo aportó su personalidad", dijo y explicó que es verbal y tiene habilidades comunicativas.
"Amira tiene una personalidad muy fuerte, es muy imponente, y por donde va se hace notar" afirmó y aseguró que la no verbalidad hace que la conducta sea la forma de expresar que algo no le gusta. Explicó que deben poder adaptarse a las reglas de la sociedad con herramientas y para ello se apoyan en personas capacitadas. Con el apoyo que se les brinda ambos van mejorando su calidad de vida.
La escolaridad fue un desafío. Tomás va a una escuela común, privada, que eligió porque las públicas tenían muchos chicos. Allí culminó la primaria y ahora va a la secundaria en otro colegio de gestión privada.
"Hay maestros que no tienen los recursos para poder establecer un ambiente escolar dentro del aula donde poder adaptar a todos, porque hay diversidad de chicos", explicó y para su hijo logró que se le brinde apoyo al docente para que pueda pautar tareas y acercarse.
Para Amira le pedían que estén en una institución para el proceso de integración, ya que aún no hablaba de inclusión. Prefirió que vaya a una escuela especial porque creyó que no la iba a pasar bien ya que no tiene habla y tenía otras dificultades.
"La prioridad fue que los dos tengan las mismas oportunidades", dijo. Recordó que en un supermercado su hijo tuvo una crisis y la mordió y una señora lo retó y lo empeoró, y tuvo que decirle que no le hable, un recurso para controlar situaciones que aprendió. Con su niña tuvo que frenar la mirada de otra madre. No obstante plantea que es clave perseverar ya que muchos padres se topan con las mismas dificultades pero se pueden superar.
Con las obras sociales las hubo. Aun así logró que Amira vaya a Sentir y Tomás tenga un equipo interdisciplinario.
Lo positivo y lo no
Una gran experiencia fue la que lograron a través de “Los pingüinos” que brindan un servicio de natación inclusiva, que significó que Tomás aprenda al punto de representar a Jujuy en los Juegos Evita y continuará en competencia. Marcia siente que ambos fueron privilegiados por lo que lograron, pero tienen condiciones y oportunidades diferentes. Tomás va al colegio y se desenvuelve solo, aunque aún le falta mucho, pero es un proceso. Dijo que falta comprensión por parte de la sociedad ya que a todos les puede pasar. No puede llevarlos a un parque porque si tienen una crisis las miradas incomodan.