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Cada ser humano es único en su esencia, en sus emociones, perspectivas y acciones. Eso se puede ver día a día al coexistir en comunidad.
Y cada historia de vida es tan distinta y tan vivida a través de lo irrepetible, que se deja descubrir en personas de alma singular, reveladoras de luces, de sombras y de verdades a través de la sección "historias de superación". La sensibilidad de esta página en el diario imprime una cuota de especial humanidad al todo periodístico, mediante líneas que pretenden entender la vida desde un lugar muy especial.
En cada uno de los relatos, los protagonistas ofrecen su voz y una mirada llena de sensaciones, vivencias y anécdotas en primera persona y toman como terapia este "contar lo que les pasa" pero no porque sí, sino con un fin; el de exponer con valentía su caso y demostrar que se puede seguir adelante, pese a los obstáculos que puedan aparecer sin previo aviso. Una de las notas fue descripta por Susana Macchioni, una abogada de 64 años superada por una difícil depresión, pero que encontró en el yoga una luz para esa aflicción.
"Es hacer una pausa en una determinada postura, que lejos de lo que los otros estén viendo, para mí fue sanador", decía la profesional de las leyes en su momento con gran emoción. Y que las historias de vida de personas que tuvieron que transitar momentos difíciles son enseñanzas inmensas para todo aquél que los puede conocer, o no. Cada persona es portadora de un espíritu esperanzador.
"Tuve una caída fuerte en período de desarrollo y a raíz de esto la columna se desvió", comenzaba relatando ’Coco’ Quispe una anécdota que le pertenecía desde sus 15 años de edad. Con la palabra justa sobre el episodio y marcando una sonrisa en sus labios, mostró fortaleza una vez más, la misma que en su tiempo tuvo que sacar físicamente para sortear una de las primeras pruebas que logró vencer en su vida.
Con el correr de las semanas, esta página va tomando un efecto singular, por lo que cada uno es con su cuerpo físico y todas las ideas y las emociones, se fueron expresando para abrir mentes y corazones, para el pleno autoconocimiento.
Asimilando su situación de la manera más simple y con una madurez que mucho tiene de notable, sin filtros; Aarón Chávez de 17 años, sin tener brazos debido a una mal formación de nacimiento, activa su vida desde una silla de ruedas motorizada y es muy querido entre su familia y amigos. "Me gustaría estudiar para más adelante lo que es la tecnología", decía soñando con un futuro ya elegido.
Quizás es una cuestión de generar una conciencia distinta, individual y única; para tener luego, una perspectiva nueva del entorno que nos rodea y ver que se abren posibilidades, donde el sentirse mejor, motiva a cambiar los pensamientos negativos por positivos.
Un ejemplo de ese ir "a por más" es la equinoterapia, una actividad donde caballos y personas abrazan emociones para hacerse bien mutuamente. Y la historia de Matías Sánchez Serantes es una muestra fiel de que la terapia es una caricia a sus emociones de niño autista.
Este proceso personal por el que pasan estas personas sin dudas son de autosuperación y un reflejo de experiencias que son, acaso un bálsamo vital y motivador, a las presiones cotidianas que agobian la vida de miles de personas de manera constante.