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18 de Abril,  Jujuy, Argentina
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"Yo me considero un ciudadano de barrio"

En un nuevo "Escenario en la Web" (sección de entrevista y música en vivo de El Tribuno de Jujuy), la visita fue de este artista músico creador que se caracteriza por su sensibilidad y el compromiso social y ecológico, además de su profundo amor por Jujuy.Cantó en una cervecería con amigos, en el Recital por la Memoria que se hizo en los Galpones Recuperados de la Tupaj Katari, y el viernes dio su recital exclusivo e íntimo en el Teatro El Pasillo, con invitados y un cálido público.
Sabado, 03 de abril de 2021 01:03

Después de escucharte en tu recital en El Pasillo, se ve que lo de antes y lo de ahora, está todo presente, siempre... Tu música evoluciona, pero no descarta...

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Después de escucharte en tu recital en El Pasillo, se ve que lo de antes y lo de ahora, está todo presente, siempre... Tu música evoluciona, pero no descarta...

Todo, en constante movimiento. Yo siempre vuelvo a Jujuy y adónde voy y en donde estoy, soy jujeño. En ese bagaje están mi infancia, el barrio, las 249 Viviendas, ese lugar me ha dado los códigos, las llaves para abrir puertas.

Es muy importante para vos, el tema del origen, en tus canciones, en lo que contás aparecen siempre, el barrio, la huerta, la naturaleza. ¿Cuál es tu relación con el barrio?

Yo me considero un ciudadano de barrio. He tenido la posibilidad de vivir en otros países, y en otros lugares de la Argentina, y siempre he sido bien recibido, por los códigos, por los modales, por entender cómo era el momento, y eso lo aprendí en mi barrio. Hago hincapié que soy un chango de barrio de obreros, de familia luchadora, laburante. Soy quien ha podido hacerse su casa, tocar, y vivir del arte, siendo que la expectativa para nosotros era muy baja. Por eso siempre mi intención es decirle al changuito, a la changuita, que hay que ir atrás del sueño. Cuesta siempre, pero si sos feliz, se justifica todo.

Aparte tenés ese compromiso siempre, porque no sólo lo decís y lo cantás, sino que volvés al barrio con proyectos. Me decías que estás pensando juntar a los artistas del barrio y armar una banda.

Ya la comencé. Lo que pasa que todavía no se han dado cuenta, la idea es grabar con gente de Jujuy. El otro día veía en el acto por la memoria, vi que había un bailarín al lado del escenario, me encantó lo que hacía y me acerqué a hablarlo, me explicó que hace baile urbano, y le dije que era hermoso lo que hacía. Mientras yo rapeaba, él hacía su baile urbano con una impronta de saya. Es eso, mostrar que nuestro lenguaje es el mismo que se mandeja en Tailandia, Nueva York o Buenos Aires. Somos la gente obrera los que estamos en todo el mundo, y tenemos el mismo sentimiento, la misma esperanza.

Acá suceden cosas maravillosas, y es momento de empezar a vincularme y crear con gente de acá. Ya tengo el acordeón (Sebastián Cañari, de Campo Verde); y el beat box (Martín Puch de Alto Comedero).

El tercer disco de tu trilogía salió en pandemia...

Sí, lo grabamos en pandemia. Apenas dijeron que podíamos ir a un estudio de grabación, nos metimos alocadamente en uno, y grabamos. Salió porque no sabíamos si la semana siguiente íbamos a poder seguir o no. Mandamos todo a Buenos Aires, y terminé la obra que se llama "Semillas de barrio".

Cuando un artista termina su obra, es como que se libera de un montón de cosas. Siento que ya he dejado al universo esta obra de Eze López.

Ahora estoy componiendo otra vez.

¿Cuándo salió el primero de esta trilogía?

En 2018 "Semillas de barrio", en 2019 "Api con buñuelo", y el último el año pasado, "Ezencial".

Porque quería grabarlo con distintos amigos, para el primero fui a Buenos Aires, a un estudio, donde me encerré con productores como Guito Averio de Las Pastillas del Abuelo y Luis Volcoff de Tonolec. Trabajamos durante un año, mano a mano, y aprendí no sólo de música, sino también de audio, entender la mezcla, el mastering, y grabamos con una banda de Buenos Aires. Grabó Lucho La Roca, percusionista de La Bomba de Tiempo; y otros. Fue capacitarme, y volver a tocar en La Bolsa (donde vive ahora), en mi casa, al lado del río. Grabamos con el Mono Creado (que grabó con Ricardo Arjona, Chayanne, Los Tekis, Los Rojas, entre otros). Estuvimos durante tres días, entrando y saliendo músicos, compartiendo y cantando, y grabando, y salieron momentos sublimes.

EN EL PASILLO / EL TEATRO LO RECIBIÓ EN SU CÁLIDO SENO CON UN PÚBLICO REDUCIDO Y APASIONADO

El último día, grabamos una canción que se llama "Opacos", e invitamos a toda la familia para grabar el coro. Fue hermosísimo.

Y ahora, con el tercero, la idea era grabar en super estudio de Tras La Sierra, porque había ganado un premio del Inamu (Instituto Nacional de la Música). No se pudo, y finalmente grabamos en un estudio chiquitito de Alta Gracia, con músicos de Alta Gracia, y fue una decisión muy sabia, porque lo que aprendí y lo que disfruté de esa experiencia, fue muy rico. Me aportaron cantidad de cosas y conceptos con muy buena predisposición, con el miedo de contagiarse, pero al servicio de las canciones. Mucho compromiso. De hecho, ahora la banda que tengo es del Alta Gracia, y donde grabo y voy a trabajar una vez por semana, es en un estudio de ahí. Nos juntamos, zapamos, jugamos, y cuando caigo con una idea la desarrollamos.

Es como un entrenamiento...

Es que sí, uno tiene que entrenar todo el tiempo con el instrumento, con la voz y también en el estudio. Nosotros tenemos muchas horas de vuelo en escenarios, pero no de estudios. Y para ir a un estudio, la música tiene que estar lo más elegante que se pueda.

En una zamba decís "cómo te extraño Jujuy", y es también un sentimiento que expresás habitualmente... Sos eso, el que extraña Jujuy pero vive en La Bolsa, Alta Gracia, y en los dos lugares sos local...

Soy un afortunado. Un día lo escuchaba a Hugo Jiménez Agüero en un festival en la Patagonia, y él dice "yo soy un afortunado porque tengo dos tierras", y ahí me cayó la ficha de que yo también, y me dije "dejá de renegar, dejá de sufrir", porque mucho tiempo sufrí estar lejos de Jujuy. Hoy me doy cuenta que Jujuy es mi mamá, y Córdoba es mi tía piola. Córdoba me cuidó igual que Jujuy, me ayudó a tener una casa, a estudiar, a poder viajar, trabajar.

En Córdoba, toco puertas y me las abren, y hasta me fían -dice y se ríe-. Me gusta ir al mecánico y sentarme a tomar mate con el viejo hasta que me arregla; los martes de fútbol con los changos; hablar con las vecinas de las plantas, y que me regalen los perejiles demás; y cuando hay que discutir políticamente e involucrarse porque no nos gusta lo que están haciendo, soy convocado a las asambleas de los vecinos, y eso me lo gané.

A un artista como vos, con esa sensibilidad, que le permite ir absorbiendo toda experiencia en su arte, ¿qué le pasó con esta realidad que vivimos desde el año pasado, en que de golpe nos obligaron a no tocarnos, no vernos?

Al principio fue incertidumbre con respecto a min laburo. A mi me gusta viajar y subirme al escenario, que es donde estoy más enérgico y pleno, y eso me lo quitaron. Sufrí la incertidumbre. Luego tuve miedo. El Covid lo que hizo en mi vida es llenarme de miedo. Pero después de que me sucedió y me curé, me siento más poderoso, más pleno que antes. Si antes tenía pocas pulgas, ahora no tengo ninguna. No soy una persona que juzga, pero sí pongo límites.

INVITADOS / ACORDEÓN, BEAT BOX Y EL BAILE

El desafío es ahora por luchar para recuperar el reencuentro, y perder el miedo. El miedo fue porque yo hago un culto de la alimentación, y de la buena forma de relacionarse, y de repente, que un virus sistémico esté en mi cuerpo, para mí fue tremendo. Y sin embargo me mejoró. Incluso en un momento no pude cantar, porque tenía el espíritu triste. Me llevó tres meses, volver a cantar.

El Covid ayudó a que depure cosas necesarias. Y aquí estoy, pensando que era un imposible venir a Jujuy a cantar.

Hay que luchar para recuperar el contacto. Esto va ir cambiando y nos vamos a ir adaptando. Hay despojarse de un montón de cosas que son innecesarias. Si nos paramos en un lugar de buena onda, de buena vibra, la vida es más fácil.

Si nos relacionamos con respeto, con alegría, con buen carisma, todo el más fácil.

El Eze en el Teatro El Pasillo

La sensibilidad, la sencillez y el compromiso, están siempre en sus presentaciones. El viernes en el Teatro El Pasillo, Eze López, volvió a mostrar todo ello. Se presentó en un concierto íntimo, en ese espacio tan cálido que tiene Jujuy, en una noche tan lluviosa que parecía impedir el encuentro. Finalmente, la gente y los artistas llegaron, y por eso una de las frases del músico jujeño radicado en Alta Gracia, Córdoba, fueron “Gracias por todo lo que tuvieron que pasar para estar aquí”, quizás extendiendo su apreciación al año de aislamiento que nos atraviesa.

Comenzó con un homenaje a las Madres de Plaza de Mayo, y el recordatorio de ese tiempo, porque entre otras cosas está comprometido con la memoria. Es más, su visita a Jujuy tenía que ver principalmente con el recital de los Galpones Recuperados, el miércoles 24. Apenas terminó el recitado de Wara Avila, abriendo la presentación, siguió Eze con su nuevo estilo, un estilo que suma a su bagaje, el del rap. Ahí nomás se sumó el acordeón de Sebastián Cañari, y entonces la música estuvo completa para esta propuesta. “La doñita generosa”, una zamba y sus expresiones de añoranza por Jujuy.

Luego cantaría esta letra también en el escenario de El Tribuno de Jujuy, conversando sobre su esencia, y todo lo que lo trajo hasta aquí. “Pobrecito el que no pueda sentirse jujeño, siquiera en canción”, reza su interpretación. Canta y de repente llega el momento más jujeño, el de las canciones con que se crió, y que no se van de su voz. Eze es bien jujeño, nutrido de todo lo que fue apareciendo en su camino. Continuó con los temas de sus tres discos, y el público pudo disfrutar de “Puchinchis”, y de un amor muy fuerte diciendo “Yo no te quise amar... luchando entre tormentas, aquí voy”.

Explica el cantautor: “Cuando el amor te patea la puerta, abrís o cerrás, pero se te llena la cabeza de ruido”, dice. “Canción con final”, es la que escribió para su sobrina Lucía, y en ella casi que nos encontramos todas las mujeres, porque nos enaltece. Estrenó en este marco, “Mama jujeña”, una cueca para su madre, y siguió con “Vespucio”, nacida de las incoherencias de la realidad; y “Niño del Socavón”. Luego invitó a Martín Puch, joven que se encargó del beat box en el momento del free style. Improvisando al ritmo del rap, también se expresó. La despedida, dos bises, y la calidez, el resumen de una noche muy, muy lluviosa, que de todas formas lo reunió con su gente.