Los gauchos y paisanas del Fortín "El Orejano" se vistieron de fiesta para celebrar los 33 años de vida, aunque destacaron que la defensa de las tradiciones y la cultura purmamarqueña la vienen manteniendo y defendiendo desde hace muchos años atrás con sus abuelos y bisabuelos que fueron los primeros hombres y mujeres de campo en agruparse en la zona.
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Los gauchos y paisanas del Fortín "El Orejano" se vistieron de fiesta para celebrar los 33 años de vida, aunque destacaron que la defensa de las tradiciones y la cultura purmamarqueña la vienen manteniendo y defendiendo desde hace muchos años atrás con sus abuelos y bisabuelos que fueron los primeros hombres y mujeres de campo en agruparse en la zona.
Sin embargo, la fecha de la conformación legal de la institución fue en mayo de 1988 y por ello organizaron algunas actividades, enmarcadas dentro de los protocolos de bioseguridad correspondientes, para celebrar este nuevo aniversario en la jornada del viernes último.
El encuentro fue el sábado último en la plaza 9 de Julio, pasadas las 10 empezaron a llegar los integrantes del Fortín e invitados como el presidente de la Federación Gaucha Jujeña, Bartolomé Mamaní; la paisana provincial Fátima Sosa; y la agrupación gaucha "El Antigal" de Purmamarca. Mientras el solcito calentaba la mañana se realizó el acto protocolar donde se brindaron palabras alusivas a cargo de la presidenta de la institución, Celia Ríos, y de las autoridades locales. Con mucho sentimiento y fervor patriótico se izó la Bandera y se entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino.
Este año y debido a la difícil situación que se atraviesa desde la pandemia, decidieron oficiar una santa misa en la capilla Santa Rosa de Lima con el objetivo de agradecer a Dios por la salud de los integrantes y elevar oraciones por las personas que fallecieron debido al Covid-19 y las familias que sufrieron estas lamentables pérdidas.
Cerca del mediodía retornaron hacia el centro de la plaza para cantar el feliz cumpleaños con una hermosa torta y brindaron por tantos años de amistad, compañerismo y defensa de la cultura. Luego, la música del bandoneonista purmamarqueño Alexander Cruz, que estuvo acompañado por Gabriel Cañares en voz y guitarra y por Jorge "Coco" Cruz en bombo, alegró la jornada e invitó a los gauchos y paisanas al centro de la pista para bailar por unos minutos chacareras, zambas, cuecas, escondidos y otros ritmos.
Mientras tanto, en un costado de la plaza, el aroma a un locro pulsudo iba llamando a los vecinos del pueblo a colaborar con el Fortín, ya que realizaron la venta de este exquisito plato criollo para recaudar fondos para costear gastos de la institución como impuestos, servicios, papeles, ante la difícil situación económica por la pandemia.
Hacia el final de los festejos la presidenta Celia Ríos destacó a nuestro medio que "realmente estamos muy contentos de poder celebrar estos 33 años y del acompañamiento de los socios, integrantes y simpatizantes que se llegaron a pesar de ser un día laboral. En otros años cuando festejábamos en los aniversarios pensábamos solo en la fiesta, el almuerzo, el compartir el fogón, a veces dejamos de lado la parte religiosa y por eso ahora quisimos celebrar la misa sobre todo en esta situación que estamos atravesando, fue muy emocionante ver a todos los gauchos y paisanas en la iglesia".
Asimismo, agregó que "como mujer me enorgullece mucho haber tomado la posta de la institución, las gauchas no son menos que los gauchos, trabajamos a la par de ellos y realizamos el apoyo en todo, hoy en día estamos al frente. Mi madre Angélica Cruz fue una de las iniciadoras, ella desfilaba en las antiguas épocas cuando se hacía en la avenida San Martín, cuando se hacían ahí las destrezas, ella estaba ahí y heredé de ella todas estas tradiciones. Quiero agradecer a todo Purmamarca por el apoyo de siempre".
Medardo Indavor Cruz, integrante del Fortín, dijo que "recordamos a los padres, a las madres, a los tíos, a todos aquellos que compartieron hace mucho al igual que nosotros ahora esto de juntarnos, de organizarnos, de compartir, porque tenemos mucha historia que contar. Soy la cuarta generación de Salvador Cruz, mi padre Leopoldo Cruz, de ellos heredé lo más preciado".
Además, expresó que "los gauchos y paisanas de la zona ya se juntaban desde antes para compartir sus experiencias, no se necesitaba algo formal para la agrupación gaucha pero con el tiempo se conformó de manera legal con personería jurídica. Lo que recibimos de nuestros antecesores estamos transmitiendo ahora y vemos muchos chicos que vienen por este sendero de nuestras tradiciones y nuestra cultura, ellos tienen que hacer suya esta bandera".