La comunidad indígena de Chalala que está situada a 3 kilómetros de Purmamarca vivió con profunda fe y devoción las honras a la Virgen de Luján realizando distintas actividades que se iniciaron en horas de la mañana del sábado y culminaron cerca de las 20 con una serenata a la santa patrona.
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La comunidad indígena de Chalala que está situada a 3 kilómetros de Purmamarca vivió con profunda fe y devoción las honras a la Virgen de Luján realizando distintas actividades que se iniciaron en horas de la mañana del sábado y culminaron cerca de las 20 con una serenata a la santa patrona.
Este año la feligresía volvió a reencontrarse en las fiestas patronales, ya que en el 2020 las actividades fueron muy reducidas debido a la situación sanitaria por el Covid-19, aunque en esta ocasión se organizó todo de acuerdo a los protocolos de bioseguridad.
Las honras comenzaron poco después de las 9 en la entrada a la comunidad donde se encuentra ubicado el monolito, allí se realizó el acto protocolar con el izamiento de Banderas y palabras de bienvenida a cargo de la orientadora general, Nilda Alabar, quien estuvo acompañada por vecinos y autoridades locales.
Después se trasladaron hacia el polideportivo donde los jóvenes se encontraban listos para iniciar un campeonato relámpago de fútbol organizado conjuntamente con el Centro de Encuentro Adolescente, allí vivieron una tarde a puro deporte y también compartieron un delicioso almuerzo.
Cerca de las 16 en el atrio de la capilla comenzaron los preparativos para la celebración de la santa misa, el padre Abraham Pereyra fue el encargado del oficio junto a los servidores de la iglesia local y de la parroquia de Tumbaya. En este día especial para la comunidad pidió a la Virgen de Luján que bendiga a los vecinos para seguir adelante a pesar de la pandemia, siempre cuidándose y cuidando al prójimo.
Tras la bendición final las bandas de sikuris Virgen de Luján de Chalala y banda 13 de junio, hicieron eco en los cerros de los sonidos de la caña, el bombo, el redoblante y el platillo, marcando el inicio de la procesión, fue entonces cuando los samilantes, bailarines que realizan la danza del suri, se postraron a los pies de la Virgen para pedir su bendición y acompañarla por las calles del pueblo.
En cada esquina se pidió por los jóvenes, los niños, los adultos mayores, por la salud, el trabajo y para que la comunidad se encuentre unida para seguir afrontando la pandemia. Antes de las 18.30 la santa patrona retornó al atrio de la capilla y acompañó el desarrollo de una velada artística junto a los vecinos que disfrutaron de cuadros de danzas folclóricas y música en vivo, todo ofrecido por los alumnos y docentes de los Talleres Libres.
"La Virgen nos iluminó para tener un día lindo y soleado, porque veníamos con muchos días de frío y también para poder realizar en sí las fiestas siempre respetando todos los protocolos establecidos con la colaboración de los Bomberos Voluntarios de Maimará que ayudaron a que la gente cumpla con el distanciamiento, uso del barbijo y uso de alcohol en gel. Fue muy emocionante volver a vivir nuestras fiestas, es un día muy importante para la comunidad", expresó Nilda Alabar, orientadora general de la comunidad. Asimismo, comentó que "después del acto inauguramos el sanitario del salón comunitario, era una necesidad importante para la comunidad porque es un lugar donde se hacen muchas actividades y no contábamos con un baño. Quiero agradecer al vocal del municipio, Gustavo Cruz, quien colaboró con la mano de obra y la comunidad con el resto para poder concretarlo".
Finalmente agradeció también el apoyo de toda la comunidad en este nuevo compromiso, ya que hace muy pocos días fue elegida para ser la orientadora general.