Juan Pablo Chevalie tiene 28 años, es ingeniero aeroespacial y aeronáutico, es jujeño y desde hace 5 años vive en Italia, actualmente en Dormelletto donde trabaja en una fábrica de helicópteros.
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Juan Pablo Chevalie tiene 28 años, es ingeniero aeroespacial y aeronáutico, es jujeño y desde hace 5 años vive en Italia, actualmente en Dormelletto donde trabaja en una fábrica de helicópteros.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Del Salvador y en 2010 se fue a Córdoba a estudiar Ingeniería Aeronáutica. Ya en el penúltimo año de la carrera aplicó al Convenio de Doble Titulación entre la Universidad Nacional de Córdoba y el Politécnico di Torino, entre otras universidades, programa que permite a los estudiantes llegar al 4º año de la carrera y terminarla en otra universidad. Fue así que en 2016 ingresó al Politécnico di Torino en Turín, lo que le permitió recibir dos títulos. Uno de ingeniero aeroespacial y otro de ingeniero aeronáutico en Córdoba.
Al poco tiempo de graduarse encontró trabajo en una fábrica de helicópteros en la que el jujeño se dedica al desarrollo de simuladores de vuelo que permiten a los pilotos entrenarse.
"Este convenio, además de haberme dado la posibilidad de recibir dos títulos, me permitió también hacer lo que más me gusta, que es viajar casi por todo el mundo, por eso les digo a los chicos que investiguen sobre estas posibilidades. Hay muchos convenios parecidos al que apliqué yo, hay diferentes tipos de becas que no son tan conocidas pero existen", es el mensaje de Juan Pablo para los jóvenes jujeños.
"Algunas veces es difícil pero es cuestión de probar y si uno está dispuesto realmente a fracasar o a pegarse palos, como me pasó varias veces, se puede salir adelante. No hace falta ser genio, sólo sentarse a estudiar", agregó el jujeño.
"Mi corazón está en Jujuy"
Aunque Juan Pablo está muy agradecido por las oportunidades que le ofreció y todavía le ofrece Italia, destacó que su corazón está en Jujuy.
"Estar lejos de la familia y de los amigos es difícil, y eso que me hice de amigos italianos y argentinos que vinieron conmigo, pero sobre todo extraño y quiero mucho a mi provincia. Las mejores vacaciones que puedo tener son en Jujuy", expresó al considerarse muy afortunado de poder visitar la provincia por lo menos una vez al año, aunque no sea fácil. Inyección de energía que, por la pandemia, se ve todavía suspendida.
En el corto plazo planea quedarse en Italia para seguir trabajando en la empresa, oportunidad que le permite seguir desarrollándose profesionalmente. A largo plazo "no sé exactamente a dónde me gustaría ir, podría ser Estados Unidos o dentro de Europa, pero mi corazón siempre está en Jujuy. No se cuándo ni cómo, pero en algún momento voy a volver. Eso está decidido, sólo tengo que planificar cuando y cómo", aseguró el jujeño.
La añoranza de Juan Pablo no sólo pasa por la familia y los amigos sino también por aquellas pequeñas cosas que a la distancia quedan en evidencia, como esas juntadas espontáneas libres de organización previa y de protocolos, los platos típicos como las humitas y los tamales que no tienen reemplazo. Y ni hablar del dulce de leche. Es por todo ello y mucho más que espera ansioso volver a pisar su tierra querida.