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Vivir y dejar vivir

Viernes, 21 de mayo de 2021 01:00

Si todos los seremos humanos nos dedicáramos a vivir nuestra vida y a dejar vivir la de los demás, sin intromisiones, sin imposiciones, sin invasiones y teniendo como valor supremo el respeto a los derechos del prójimo y el bien común, me parece que simplemente tendríamos un mundo mejor al que estamos hoy viendo lleno de polarizaciones, luchas de todo tipo y un deseo de algunos por dominar a otros.

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Si todos los seremos humanos nos dedicáramos a vivir nuestra vida y a dejar vivir la de los demás, sin intromisiones, sin imposiciones, sin invasiones y teniendo como valor supremo el respeto a los derechos del prójimo y el bien común, me parece que simplemente tendríamos un mundo mejor al que estamos hoy viendo lleno de polarizaciones, luchas de todo tipo y un deseo de algunos por dominar a otros.

Este aforismo de "vivir y dejar vivir" suena como un remedio, como un antídoto contra el virus del fanatismo, entendido este como una obstinación presuntuosa de imponerle al otro una forma de ser o de pensar.

Lo primordial es el vive. Primero tenemos que entender que hay que vivir. No dejar pasar la vida sin desbordarnos en nuestra creatividad, sentir, experimentar.

Cuando nos demos cuenta de que no sólo nosotros somos lo importante sino que todo lo es, respetándonos tejemos el fluir vital, aparece el gozo de ver la magia en todo lo que nos rodea. Nos liberemos y veremos que el fluir es bello, inesperadamente precioso y que la incertidumbre es maravillosa.

No hay mayor poder que no necesitar nada. No necesitar imponer a nadie, ni siquiera a uno mismo. No necesitar tener, posesiones o tener la razón. No tengamos miedo perder si no retenemos al amigo, al amante, a la madre, al hijo, porque la vida es misteriosamente confluyente, un zigzag de lazos y vaivenes que se separan y vuelven a unir.

A veces se hacen marañas, no tensemos, respiremos y dejemos vivir y ya nada se estancará, sino que el movimiento se volverá infinitamente armónico. Fluyamos, que todo fluya. No caigamos en la tentación del control. La vida es sencillamente libre. Hay que dejarse de filosofías e ir viendo como buenamente podamos conseguir una existencia satisfactoria.

Cuando se dice que cada cual tiene que vivir su vida, lo que se dice es que hay que saber saborear cada momento de nuestra existencia sin desperdiciar ninguno de ellos, conscientes de que la vida sólo se vive una vez y que el paso del tiempo es tan fugaz que cuando te quieres dar cuenta ha pasado ya. Vivir en plenitud la propia vida va asociado al compromiso de respetar la vida de los demás. Haciéndolo así, nos ponemos a salvo nosotros también de inoportunas intromisiones por parte de quienes tenemos al lado. Viene a ser un acto de solidaridad compartido. Para que los otros no nos molesten tenemos que comenzar no molestándolos a ellos. En definitiva, dejar vivir es aplicar la tolerancia de todo punto necesaria para poder vivir en paz con los demás; pero ojo, tiene que quedar claro cuáles son los límites de una tolerancia constructiva.

A medida que vayamos conociendo el sentido de la paz y armonía internas, nuestra comprensión crecerá y nos volveremos más abiertos y tolerantes, aprenderemos a vivir y dejar vivir y ya no tendremos la impresión de que el nuestro es el único camino.

Hagamos aquello con lo que disfrutemos y dejemos que los demás hagan lo que les resulte atractivo. Vivamos y dejemos vivir. Namasté. Mariposa Luna Mágica.

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