Rubén Corso es un artesano de 65 años que realiza trabajos en cerámica hace casi 30 años en la provincia, y que obtuvo reconocimientos locales, nacionales e internacionales.
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Rubén Corso es un artesano de 65 años que realiza trabajos en cerámica hace casi 30 años en la provincia, y que obtuvo reconocimientos locales, nacionales e internacionales.
Nacido en la provincia de Córdoba pero radicado en Jujuy desde 1985, Corso es licenciado de Escultura y Pintura. Además, recibió el título de Técnico e Instructor Internacional de Cerámica y participó en muestras tanto colectivas como individuales, exhibiendo sus obras en diferentes lugares icónicos, entre los que se destacan el Congreso de la Nación y la Casa de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
A sus 20 años se dedicó a la pintura, después estudió escultura y ahora se dedica a la cerámica, buscando combinar todos los aspectos que aprendió durante su vida. Entre trabajos guardados y exhibidos, en su taller del barrio Los Perales, Rubén Corso posee actualmente unas 300 obras realizadas, los cuales pone a la venta en sus redes sociales y en las distintas muestras de artesanías que se hacen en la provincia.
Trabaja con torno manual sobre arcilla, la cual se compone de varios elementos plásticos y antiplásticos. Luego utiliza como herramienta todo aquel instrumento con el que se pueda modelar, cortar, dar forma o detalle y textura al material, para posteriormente pintar. Una vez lista la escultura, se pinta y hornea a más de 1.050 grados en horno eléctrico, a leña o gas envasado.
Sus piezas tienen las características de ser una mezcla de arte moderno e indígena. "Las retribuciones a nivel de premios y eventos internacionales me hicieron dar cuenta de que vale la pena seguir trabajando con este estilo", indicó Corso.
En cuanto al oficio, el artista expresó que "es un trabajo maravilloso porque combina muchas cosas. Es un oficio milenario donde estás en contacto con los 4 elementos de la naturaleza. Espiritualmente, crear con barro una forma me parece que es algo lindo. Poder crear formas indígenas a través de una inspiración fue un descubrimiento al cual me estoy ahondando de a poco".
En tanto, Corso se refirió a la rentabilidad de este trabajo en la actualidad y sostuvo que "a las artesanías hay que dedicarles mucho tiempo, aunque a veces no sea redituable económicamente. Lo que vale es el esfuerzo, más allá de lo económico".
Actualmente el artesano sigue capacitándose en el Instituto Condorhuasi de Buenos Aires. Al respecto Corso explicó que "siempre se descubren cosas nuevas y hay que estar vinculado con la gente que sabe. Eso me dio mucho conocimiento a lo largo de mis años".
Por último, el artesano se refirió a su situación actual e indicó que "no se puede quejar. Siempre anduve salvando mis costos y con el tiempo me doy cuenta de que vale más prestarle atención a este tipo de cuestiones".