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18 de Mayo,  Jujuy, Argentina
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"El espectador completa la película"

El filme "Chico ventana también quisiera tener un submarino" llegará hoy a la plataforma Cine.Ar, luego de su premiere internacional en la 70º edición del Festival de Cine de Berlín. El Tribuno de Jujuy habló con el director uruguayo sobre su ópera prima, una película que también se exhibió en el Moma de Nueva York y en festivales de Biarritz y Mar del Plata, entre otros.
Jueves, 10 de junio de 2021 01:01

"Chico ventana también quisiera tener un submarino" es una propuesta cinematográfica de características experimentales que une tres escenarios distintos por medio de personajes que entran y salen de ellos a través de ciertos portales mágicos. De esta forma tan singular se entrecruzan las existencias de un marinero que trabaja en un crucero turístico que recorre la Patagonia, de una solitaria joven que vive un departamento en Montevideo y de unos campesinos filipinos que se ven amenazados por la aparición de una caseta misteriosa en medio del paraje que habitan. La película, con cuidados cuadros atractivamente fotografiados, presenta universos paralelos ilógicos de cánones sobrenaturales, pero que nos llevan a reflexionar sobre nuestro mundo, donde todos estamos conectados de una u otra manera por más opuestos que seamos, por más alejados que nos encontremos e incompatibles que sean nuestras prácticas.

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"Chico ventana también quisiera tener un submarino" es una propuesta cinematográfica de características experimentales que une tres escenarios distintos por medio de personajes que entran y salen de ellos a través de ciertos portales mágicos. De esta forma tan singular se entrecruzan las existencias de un marinero que trabaja en un crucero turístico que recorre la Patagonia, de una solitaria joven que vive un departamento en Montevideo y de unos campesinos filipinos que se ven amenazados por la aparición de una caseta misteriosa en medio del paraje que habitan. La película, con cuidados cuadros atractivamente fotografiados, presenta universos paralelos ilógicos de cánones sobrenaturales, pero que nos llevan a reflexionar sobre nuestro mundo, donde todos estamos conectados de una u otra manera por más opuestos que seamos, por más alejados que nos encontremos e incompatibles que sean nuestras prácticas.

¿Cuál fue el recorrido del filme?

La película se estrenó en febrero de 2020 en el Festival de Cine de Berlín, uno de los más importantes del mundo, fue parte de una sección dedicada a un cine más radical y ganó el premio Tagesspiegel Award, otorgado por lectores de un diario que no son cineastas sino cinéfilos. En abril se presentó en el Moma (Museum Of Modern Art) de Nueva York en el Festival New Directors. Después, tras la pandemia continuó moviéndose por el mundo en festivales híbridos y online. Así estuvo en Biarritz, México, Uruguay, India, Corea, Taiwán, Mar del Plata. La película participó en más de 30 encuentros cinematográficos. Yo acompañé la película en Berlín, en Biarritz, en India.

¿Cómo nace este proyecto?

 

La película plantea la historia de un marinero en un crucero que encuentra dentro del barco una puerta fantástica que lo lleva a un departamento en Montevideo donde vive una mujer y también hay una puerta que conecta con Filipinas. Y la idea de este barco fantástico aparece con mi llegada a la Argentina, yo soy uruguayo y vivo en Buenos Aires desde el 2006, cuando me mudé estaba en el Buquebus que une una costa con la otra y en un principio la sensación era cómo de tener dos vidas paralelas, esa conexión entre dos espacios que eran lejanos y cercanos a la vez y que el barco unía, eso me hizo pensar en un buque fantástico que une vidas paralelas, que podría unir infinitos lugares cercanos y lejanos a la vez. Entonces surgió la idea de irse a las antípodas, al otro lado del mundo, como cuando uno piensa en hacer un pozo en la orilla para llegar a la China. Eso fue la imagen inicial a partir de la cual se arma la película que empecé a escribir hace 10 años.

¿Cumple con alguna metodología especial al iniciar sus filmes?

Trabajo a partir de muchas notas, que voy acumulando desde el momento que tengo la intención de hacer una película, son notas heterogéneas, que escribo sin pensar, voy por la calle o veo un libro y me mando cosas, imágenes, procedimientos, ideas y después cuando tengo un acopio bastante interesante de notas, lo uno y comienzo a indagar para descubrir relaciones secretas entre esos materiales, para ver si ahí aparece algo. Y surgen cosas que yo nunca podría haber escrito. Tomo un lugar de espectador privilegiado que descubre relaciones secretas en mis propias notas, soy un detective de mis propias anotaciones. Es caótico el origen de una película.

¿Qué destacaría especialmente de todo este proceso de trabajo?

Fueron 10 años dedicados a esta película y son muchos los recuerdos pero me interesa particularmente destacar el momento del estreno cuando se presentó la película ante el público. Yo no sabía qué película tenía, para quién era, cómo la iban a recibir y en la primera función en Berlín (que fueron siete funciones de 800 personas), fue ahí que entendí que había un otro, un espectador que completaba la película, fue cuando comprendí que las ideas que hasta ese instante eran juegos míos, generados en soledad, nunca fueron en soledad total porque había un otro que iba a poder acercarse a la película. Y fue una cosa hermosa. Y también resaltó el premio de los lectores del diario porque yo en un principio creía que era una película para cineastas y no, es una película para el público "normal", la disfrutaron, la eligieron, encontré un vínculo personal. Ese momento de entender que había llegado a los otros fue de los más importantes.

¿Cuál fue la participación de la Argentina en el filme?

Yo soy uruguayo, pero vivo en Argentina desde el 2006, mi cine es de Argentina, mi formación, mi vida, mi casa están en Argentina, ahora con la pandemia vivo en Uruguay pero mi vida de cineasta es en Argentina, entonces fue muy natural rodearme por argentinos. La película está planteada como una producción uruguaya, pero las cabezas del equipo técnico son de Argentina (fotografía, sonido, asistencia de dirección, montajista). Argentina está en el corazón de la película y fue lo más natural, lo obvio. Me cuesta que no sea percibida como una película netamente argentina porque en el fondo y en la superficie lo es.

¿Cómo fue la experiencia de rodar en Filipinas?

Nuestra idea inicial en el guion era China, pero por producción y logística se hizo inviable porque por ejemplo en China los extranjeros deben trabajar con un sensor en el rodaje y además había problemas con los seguros de los equipos, situaciones que lo hicieron imposible. Y surgieron posibilidades en otros países asiáticos como Filipinas. Yo nunca había estado allí, no tenía ninguna noción de la cultura. Tenía algunas ideas, quería campesinos, sabía que había un pueblo con terrazas de arroz y me contacté por meses, antes de ir, con una persona involucrada con la cultura de la zona, una región muy precaria y humilde, y fue complejo porque no había facilidades, era difícil acceder al contacto online o por teléfono, y hay algo en esta cultura que hace que sea difícil tener una comunicación en términos en los que uno está acostumbrado y fue complejo.

Luego fui para allá a hacer un casting con los campesinos locales, hablé mucho con ellos sobre las escenas y con un guion del que ellos se podrían apropiar con sus pedazos de realidad y yo iba trabajando con la verdad de ellos. Y después para mí fue un encuentro amoroso a pesar de la distancia cultural y el intercambio fue fundamental para evitar cualquier sensación de exotismo en el filme y espero que eso esté. Yo creo que sí.

¿Cuál es su opinión sobre las plataformas de contenidos?

Estoy muy agradecido con poder estrenar la película, fue algo que esperábamos mucho desde Berlín, pero la sensación es de knockout, porque uno siempre pensó que la película iba a llegar a salas y más esta película porque creo que el filme se disfruta más en el cine, la experiencia es radicalmente distinta. Pero estrenarla en plataforma tiene la cuota linda de llegar al público, pero también queda una sensación de mucha tristeza. Yo milité mucho por llegar a sala, estuvimos a punto de conseguirlo pero unos días antes del estreno surgieron las nuevas normativas por el pico de casos y era un riesgo que no tenía sentido correr, entonces entiendo. Creo que el momento de pensar esta situación no es ahora, entenderemos mejor con el paso del tiempo.