¿Qué lectura hace del plan de vacunación?
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¿Qué lectura hace del plan de vacunación?
Obviamente no es una cuestión solo del país, sino mundial, la dificultad es el acceso a todas las vacunas en forma temprana. Todo el mundo tiene ese problema y Argentina no está exenta. Hoy podríamos decir que estamos contentos como está ahora la situación, van llegando las dosis que uno necesita para aplicar la población. Ya se pasó de vacunar más allá de las personas mayores de 60 años, sino que se está aplicando a los que tienen factores de riesgo.
¿Qué información tiene sobre la letalidad de la cepa andina y delta?
Se sabe que como la de Manaos, tiene mayor transmisibilidad de persona a persona. Por ejemplo, la originaria de China se transmitía de una persona a dos, aproximadamente. En cambio, la variante P1 transmite hasta cuatro o cinco personas. O sea, realmente es mucho más rápida la transmisión. Y eso es lo que complica. No está corroborado aún que sea más mortal de por sí, pero como irrita a más personas, más rápidamente se infecta la población, sobresatura al sistema de salud que genera un colapso sanitario y eso es generar la mayor mortalidad. No por el virus en sí, sino habitualmente por el colapso de las instituciones.
¿Qué opina de que se vacunen a niños? ¿En el país contamos con esa posibilidad?
Hasta ahora las vacunas que se están aplicando no tienen autorización para menores de 18 años. En el futuro probablemente sí, hay algunas que ya se están autorizando para personas de entre 12 y 18 años.
Se sabe que la segunda dosis contra el coronavirus es muy importante para asegurarse de tener una respuesta inmunitaria adecuada. ¿Cuáles son las consecuencias de no ponérsela a tiempo?
El objetivo entre una dosis y otra es la efectividad. Si uno se vacuna antes, la efectividad de la primera se pierde porque la segunda dosis sirve para potenciar a la primera. Ahora, si a la primera dosis no se la dejó actuar y la persona recibió la segunda, obviamente que el objetivo se pierde, por lo tanto, el tiempo mínimo es más importante que el tiempo máximo. El tiempo mínimo son 21 días, en caso de la SputnikV, en cambio con la AstraZeneca hay que esperar mayor tiempo, hasta dos meses para su aplicación. Pero el país está siguiendo unos lineamientos que es priorizar la primera dosis, por lo tanto, hay que posponer la segunda dosis para después de los tres meses. Este objetivo es para poder llegar a mayor cantidad de personas, al menos con una dosis. No se pierde efectividad esperando tres meses, está comprobado que sirve, por eso utilizó este lineamiento el Ministerio de Salud de la Nación junto con la Comisión Nacional de Inmunización.
¿Cree que los confinamientos generales tienen efectividad o habrá que cambiar algo?
Por desgracia no tenemos muchas otras alternativas, en general, los confinamientos sirven porque disminuyen la circulación y la posibilidad de transmisión entre otras personas. Hasta que la vacuna no sea más que generalizada, el confinamiento es una de las herramientas fundamentales, no hay otra. Todo esto con el objetivo de disminuir la cantidad de personas positivas, no tenés otra chance hasta que no esté vacunada la cantidad de población.
¿Cuándo estima que se podría recuperar una cierta normalidad?
Si venimos a esta velocidad de vacunación y no aparece ninguna variante que tire por debajo la inmunización y que todas las vacunas sigan funcionando ante las variantes actuales, antes de fin de año seguramente tendremos una aproximación a la normalidad. Pero una normalidad cien por ciento, como era antes, es muy difícil, porque debería desaparecer el virus de la faz de la tierra. Probablemente este virus quede para toda la vida entre nosotros, pero, en forma esporádica o mínimos brotes, en situaciones más controladas.