"Carolina siempre fue mi amor. Ya nos habíamos dado nuestro primer beso en séptimo grado en el pasaje Chávez del barrio Jardín donde hasta el día de hoy tenemos amigos en común. En tercer año del secundario estuvimos de novios y luego con 45 años de edad nos volvimos a encontrar. Fue algo hermoso y creo que en el momento ideal", compartió el ledesmense Iván Aybar.
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"Carolina siempre fue mi amor. Ya nos habíamos dado nuestro primer beso en séptimo grado en el pasaje Chávez del barrio Jardín donde hasta el día de hoy tenemos amigos en común. En tercer año del secundario estuvimos de novios y luego con 45 años de edad nos volvimos a encontrar. Fue algo hermoso y creo que en el momento ideal", compartió el ledesmense Iván Aybar.
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A los 26 años el jujeño viajó a Estados Unidos con el objetivo de ir a estudiar inglés, herramienta que utilizaría para luego poder viajar a Australia y recorrer el mundo pero la vida le fue presentando otros caminos y diferentes oportunidades.
Se estableció en el estado de Tennessee durante doce años donde se casó y fue papá de Hannah. Allí cumplió el sueño de acceder a la casa propia, de comprarse un auto y de crecer económicamente, entre otros tantos logros personales.
Con el tiempo llegó el divorcio y empezó a gestarse en él un profundo cambio que lo llevó en 2015 a volver a Ledesma en busca de nuevas oportunidades, pero quién iba a pensar que encontraría más de los que estaba buscando. Serendipia!
"Me encontré con Carolina, un amor de la infancia y ahora estamos en pareja construyendo nuestro proyecto juntos", dijo emocionado.
Pero su regreso a Jujuy duró sólo cuatro años, la situación económica del país no era la propicia para continuar creciendo por lo que renovó su pasaporte y con mucha tristeza el año pasado volvió a Estados Unidos.
Actualmente vive en la ciudad de Fort Lauderdale en el estado de Florida, al norte de Miami y Carolina en Ledesma.
"A pesar de la distancia estamos más unidos que nunca. El proyecto era que ella viniera este año a conocer pero por la pandemia no pudo". Las inmensas ganas de verse deberán esperar hasta diciembre cuando Iván venga de vacaciones a Jujuy.
Es en Ledesma donde están forjando los cimientos de su vida juntos ya que en cuanto el jujeño logre jubilarse emprenderá su regreso definitivo a la provincia para permanecer cerca de su madre y sobrinos y concretar su historia de amor con Carolina, en compañía también de su hija Camila.
Lo que se extraña
"Los primeros años que estuve en Tennessee para mí fue difícil y ni hablar con respecto a la comida y aunque traté de probar todas las cosas extrañé los platos caseros y los regionales. Al punto que viajaba desde la ciudad de Oak Ridge hasta Atlanta Georgia (viaje de cuatro horas) para ir a comer a una parrillada argentina y a donde aprovechaba para comprar productos argentinos como mantecol y alfajores", contó el jujeño, ahora contento de poder conseguir todo lo que extrañaba.
Sin embargo, cuando visita Jujuy lo primero que hace es pedirle a su familia que "nada de pollo" durante su estadía. "Quiero comer carne, comprar el bollo de la señora de la esquina y buñuelos. Todas nuestras comidas regionales como el tamal, la empanada y la humita me encantan. Y ni hablar del pastel de arroz de mi mamá, yo extraño esas cosas", exclamó el jujeño.
Todavía se siente agradecido de su amigo Jorge quien, en sus primeros tiempos en Estados Unidos, le mandó yerba, un mate con la bombilla y alfajores. "Para mí eso fue lo mejor del mundo", dijo.
Lo bueno y lo malo
Estados Unidos es el país en el que tuvo a su hija Hannah, en el que logró progresar y crecer económicamente, que le permitió poder comprar una casa en la que ahora vive su hija. Y aunque parezca superfluo le permitió cumplir con el sueño de su niñez de conocer Disney "a pesar ya de ser grande".
Pero la distancia tuvo sus costados oscuros, "lo malo fue no poder asistir a acontecimientos inesperados como a velorios en mi familia, perderme los cumpleaños de mi mamá, de mis sobrinos, de mi hermana. Y además ahora con Carolina nos extrañamos muchísimo", cerró.