La pelota de Tomás Enrique Gómez, que visitaba el club junto con hermanos y amigos, desarrolló una velocidad de más de 140 kilómetros por hora antes de ser alcanzada en pleno vuelo. "Simplemente estaba feliz de que golpeara la pelota, y no a mí", confesó el joven de 18 años a Daily Mail.
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La pelota de Tomás Enrique Gómez, que visitaba el club junto con hermanos y amigos, desarrolló una velocidad de más de 140 kilómetros por hora antes de ser alcanzada en pleno vuelo. "Simplemente estaba feliz de que golpeara la pelota, y no a mí", confesó el joven de 18 años a Daily Mail.
Fuente: RT en español