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25 de Abril,  Jujuy, Argentina
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"La experiencia es súper positiva pero también se sufre"

Rodrigo Toro vive hace dos meses en la ciudad de La Tremblade, Francia, y se encuentra en pleno proceso de adaptación.

Domingo, 25 de julio de 2021 01:00

A cierta edad las personas nos vemos en la situación de tener que definir y decidir cuál es el rumbo que debe tomar nuestra vida, cuál es nuestra vocación, a qué nos dedicaremos y cómo podremos alcanzar nuestras metas.

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A cierta edad las personas nos vemos en la situación de tener que definir y decidir cuál es el rumbo que debe tomar nuestra vida, cuál es nuestra vocación, a qué nos dedicaremos y cómo podremos alcanzar nuestras metas.

 

Si estás en el extranjero o conocés a alguien que quiera contar su experiencia escribí a [email protected].

 

Esta es la historia de Rodrigo Toro, un ledesmense que después de muchas idas y vueltas se hizo un replanteo de vida a los 23 años de edad. Decidido a cambiar por completo su cotidianeidad y por consiguiente su futuro, retomó ese convencimiento que desde niño tuvo de que algún día experimentaría cosas nuevas en el extranjero.

Ese impulso revivido fue el que lo llevó a preguntarse "¿qué es lo que podría estudiar y que me sirva en cualquier lugar del mundo?", y la respuesta fue: la gastronomía.

Después de haber transcurrido sin éxito por las carreras de Comunicación Social y Periodismo Deportivo, finalmente fue la Cocina la gran vencedora. Estudió en el IGA.

Y como todo lo que tiene que pasar, pasa. Internet le puso ante sus ojos la oportunidad precisa.

"Estaba en Instagram y me apareció una publicidad de una página que no seguía que decía ‘si tenés un pasaporte europeo o estás en Europa viviendo, contactate con nosotros’. Entré y era una agencia que se encarga de diversificar los currículum de acuerdo a tus cualidades. Y como tengo la nacionalidad italiana por mi abuela, lo mandé y a las dos semanas me contactaron y ya tenía trabajo", contó Rodrigo.

Hoy y desde hace dos meses trabaja como ayudante de cocina en el restaurante de un camping 4 estrellas con instalaciones del nivel de hotel de esa misma categoría.

"Puedo decir que la cocina no es la vocación de mi vida pero sí disfruto del buen comer, de chico veía a mi nona (bisabuela) y crecí con eso. Y una cosa llevó a la otra y aquí estoy".

HAY EQUIPO / ESTE ES EL GRUPO DE ARGENTINOS QUE TRABAJA EN EL CAMPING.

Muchas cosas buenas pasaron, cumplió el anhelo de trabajar en el exterior y conseguir estabilidad económica que era lo que más le preocupaba. Pero no todo es felicidad. Todo cambio tiene sus efectos colaterales, como estar muy lejos de su familia, mantener su relación a la distancia y el idioma le está resultando un agudo dolor de cabeza.

"Extraño mucho el calor de mi familia y la comida argentina porque aquí es muy distinta y está basada fundamentalmente en bichos de mar. Eso es lo que más me está costando. Y lo que más extraño de la comida argentina son las empanadas. De hecho el otro día hicimos y fue un placer y un acontecimiento que se merece contar porque no pasa todos los días. Extraño unas milanesas con papas fritas, una napolitana o un lomito con carne de vaca. Podría decir que siento la distancia desde los afectos y la comida". "La experiencia es súper positiva pero también se sufre", concluyó Rodrigo.

El idioma merece un capítulo aparte. Envalentonado por esas ganas de emprender, el jujeño se fue a Francia sin saber el idioma. Un par de clases a distancia con una profesora de Buenos Aires no fueron suficientes, sin embargo no fue un factor que lo limite. "Todavía lo estoy sufriendo. Fue todo muy rápido, me avisaron del trabajo en febrero y en mayo ya estaba trabajando. Y con el tema del barbijo es muy complicado porque no se puede ver cómo la gente gesticula. El primer mes escuchaba todo como un solo sonido indescifrable, sentía que no se cortaba nunca todo lo que hablaban, volvía estresado, cansado de solo escucharlos hablar. Ahora ya entiendo todo los términos de la cocina, por lo menos", exclamó.

Para su suerte, el jujeño convive en el camping con seis compañeros argentinos y comparte la cabaña con dos marplatenses. Un lindo grupo con el que se siente contenido y un poquito más cerca de su país.

Afortunadamente todo marcha a su favor, el proceso de adaptación va muy bien, disfruta de su trabajo, la relación con su novia va perfectamente bien y está logrando ahorrar lo suficiente para casarse con ella en Italia, si todo sale bien, y comenzar un nuevo camino juntos en Europa.

"Todo marcha bien pero es complicado esto de extrañar. De estar viviendo juntos y de un día para el otro irme a la otra punta del mundo". "Pero la idea es que al término de mi contrato, en septiembre, podamos casarnos para que ella pueda venir a vivir acá conmigo. Estamos en esos planes de ver si nos casamos en Argentina o aquí en Europa, que seguramente sería en Italia. Este es ahora nuestro proyecto de vida".