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Disponibilidad de agua: cómo mejorar el riego

Jueves, 12 de agosto de 2021 01:03

Por ERNESTO ALTEA, Ingeniero jujeño.

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Por ERNESTO ALTEA, Ingeniero jujeño.

Continuando con la temática propuesta en el artículo de referencia publicado el 29 de julio pasado, y tratando de aportar ideas para mejorar la eficiencia en el riego, transcribimos el aporte de un especialista en el tema que aporta información sobre técnicas modernas para lograrlo. El agua es un bien escaso. Bien se dice en foros internacionales que, con el crecimiento de la población, es el agua un motivo de conflictos entre países o regiones. El agua de riego es parte importante de este problema por cuanto es la que permite producir más y mejor en zonas donde las lluvias no alcanzan a satisfacer las necesidades de los cultivos.

Con respecto al riego, se habla de "eficiencia" como la relación entre el agua que realmente aprovechan los cultivos o pasturas y la que se deriva de una fuente (ríos, arroyos, diques, etc.). Esto se conoce como eficiencia global o total, la cual tiene varios componentes, de ellos, los más sensibles en las áreas irrigadas del NOA son:

Eficiencia de conducción. Se entiende que esta es la relación entre el agua que llega a los predios de los productores y los caudales que eroga la fuente (diques, tomas de agua, perforaciones, etc.).

Eficiencia de aplicación. Esta es la relación entre el agua de riego que aprovechan los cultivos y la que se afora a la entrada de cada lote irrigado.

La eficiencia de conducción depende de múltiples factores. Salvo canales troncales y secundarios principales, en el NOA la conducción desde de diques o tomas de agua se hace en la mayoría de las cuencas de riego por canales no revestidos donde las pérdidas pueden ser muy altas y se logran bajos niveles de eficiencia. Las causas más importantes son tipos de suelos por donde pasa la traza de los canales; longitud de la conducción; velocidad del agua; vegetación dentro y en las márgenes de los canales; irregularidades en la sección de conducción y desbordes por falta de mantenimiento. Dado el número de variables que intervienen es muy difícil generalizar sobre la magnitud de las pérdidas por lo que debe ser motivo de estudio en cada cuenca. Lo que sí se puede afirmar es que esta eficiencia es muy baja en el NOA.

Por otro lado, al menos en la provincia de Tucumán, se trata de sistemas de riego construidos hace mucho tiempo y los tramos revestidos y las estructuras de compartición tienen un bajo nivel de mantenimiento. El costo de aumentar la eficiencia de conducción es alto y se logra ya sea por medio de canales revestidos a cielo abierto o por tuberías que en la mayoría de los casos se las coloca bajo el nivel del suelo.

En qué situación conviene uno u otro sistema de conducción debe ser motivo de estudios económicos y socioculturales. En cuanto a la eficiencia de aplicación, esta en general es muy baja en el NOA. En primer término, se deben distinguir distintos sistemas de aplicación.

La aplicación de riego por superficie (surco, melgas, acequias en contorno, etc.), que es la que ocupa por lejos la mayor parte del área bajo riego en el NOA, tiene un rango muy amplio de eficiencias.

Por un lado, están los sistemas sin estudios topográficos y edáficos previos, donde esta es extremadamente baja. En estas condiciones los cultivos pueden aprovechar menos del 30% del agua que ingresa al predio. En el otro extremo, diseños hechos con todos los estudios que la técnica requiere pueden alcanzar eficiencias de un 70%. Estos casos son excepcionales y se dan solo en productores con alto grado de tecnificación. Los sistemas de riego presurizado, dentro de los que se incluyen aspersión en sus distintas formas y goteo, tienen un rango de eficiencia mucho menos amplio y en general están entre un 70% y un 95% si los mismos son respaldados por diseños adecuados, un buen manejo y mantenimiento.

Si con la misma cantidad de este recurso se quiere aumentar la superficie bajo riego, se deben mejorar las eficiencias, tanto de conducción como de aplicación. La primera es incumbencia casi exclusiva del Estado y aunque requiere altos niveles de inversión, el retorno es alto y se lo percibe en el corto plazo.

La mejora en los sistemas de conducción debe ir acompañada por tecnificación en la aplicación y manejo del riego. Se debería incentivar los estudios básicos que permitan una mejora en la eficiencia del riego por superficie, que es el más difundido en el NOA. Asimismo, hacer más fácil el acceso al riego presurizado por medio de políticas de estado.

Por último, se debería premiar de alguna manera al productor que logra una mayor eficiencia incorporando tecnología y no nivelar por abajo estableciendo derechos de riego sin contemplar este aspecto. En países donde la agricultura bajo riego es muy importante se paga por volúmenes de agua consumidos. Luis Roberto Figueroa, ingeniero agrónomo Master of Science en Suelos (Universidad de Wageningen, Holanda), exprofesor de Manejo de Suelos. Facultad de Agronomía y Zootecnia (UNT), exjefe de la Sección Suelos de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Col

 

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