Si algo faltaba para terminar de deslucir las expresiones más auténticas del fervor de Patria Chica, era que por segundo año consecutivo, no se realice el Desfile Gaucho en evocación y homenaje a la gesta del Éxodo Jujeño de 1812.
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Si algo faltaba para terminar de deslucir las expresiones más auténticas del fervor de Patria Chica, era que por segundo año consecutivo, no se realice el Desfile Gaucho en evocación y homenaje a la gesta del Éxodo Jujeño de 1812.
Es comprensible la preocupación de las autoridades sanitarias y municipales que surge de los riesgos que genera la pandemia del coronavirus.
Pero no es menos fuerte la desazón de la comunidad jujeña, y particularmente de todos y cada uno de los integrantes de las agrupaciones gauchas de la provincia, que como siempre para cada agosto, preparan sus mejores cabalgaduras, las sudaderas, los pellones, las sillas de montar (encimeras, cinchas y estribos), sus vestimentas criollas de lujo, rastras, botas y corraleras y los maravillosos atuendos de las paisanas, para lucirse en el desfile tradicional.
Y este encuentro, excede a la comunidad gaucha, y envuelve a toda la ciudadanía jujeña que lleva en su ADN el orgullo de su heredad belgraniana y comparte con júbilo la recordación.
Sería aceptable, si con la misma vara se objetara la realización de otros eventos como los tradicionales "Hornitos", como las distintas ferias en avenidas y plazas, funciones y actos a teatros llenos, en las que, aunque con limitaciones de dudoso cumplimiento, se respeta el uso de tapabocas y se sanitiza con alcohol las manos de la concurrencia.
Pero un desfile, como el del 23 de Agosto, al aire libre, en la inmensa avenida Forestal de Alto Comedero, con las fuerzas de seguridad y el personal sanitario observando y haciendo observar las normas de seguridad, podría haber sido otro de los hitos para el paulatino y cuidado regreso a la normalidad, como con las clases, el trabajo de la administración pública y las actividades deportivas.
Alternativas
Ojalá se pudiera reconsiderar. Si no habrá escolares ni fuerzas militares, (podría presentarse sólo un frente de banderas), reducir la cantidad de gauchos por agrupación, pedirle a la gente que se distribuya convenientemente.
Y permitir que tan grande demostración de amor a la Patria tuviera lugar, en un momento en que tanto se necesitan esas auténticas expresiones populares.
Porque todavía, en nuestra provincia, pocas cosas son tan significativas y emocionantes, como ver pasar nuestra Bandera azul y blanca, sostenida por los brazos de un gaucho jujeño, sobre el noble pedestal de un querido y brioso caballito criollo.