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29 de Marzo,  Jujuy, Argentina
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Una foto con más impacto simbólico que electoral

Domingo, 29 de agosto de 2021 01:01

El escándalo de la Quinta de Olivos y la posterior judicialización del tema se encaminan a tener un efecto mucho más mediático y simbólico que electoral, lo que obviamente representaría una gran noticia para el Gobierno a sólo dos semanas de las primarias. Todo indica que, nuevamente, los argentinos acudirán a las urnas pensando fundamentalmente en sus bolsillos y no tanto en la estabilidad institucional ni en los avatares de los políticos de turno. 
En diálogo con El Tribuno de Jujuy, la encuestadora Analía del Franco sostuvo ayer que el festejo de Fabiola Yáñez “profundizó la grieta” entre los kirchneristas y sus detractores, pero que los sondeos “aún no muestran una migración de votantes del Frente de Todos hacia alguna otra fuerza política”. “La clave va a estar en la economía y no en este hecho en particular, ya que pese a que muchos indicadores empiezan a mostrar signos de recuperación, el electorado todavía no los percibe en su bolsillo y eso sí es una amenaza para el Frente de Todos”, agregó la prestigiosa analista de opinión.
Según los cálculos de la consultora Analogías, el Gobierno se estaría imponiendo por 17 puntos en el Gran Buenos Aires, pero esa diferencia se achicaría fuertemente en el interior, donde hay una importante presencia de productores agropecuarios que no simpatizan nada con el kirchnerismo. El promedio de las encuestas que circulan después de la difusión de la foto y el video de Olivos ubican a Victoria Tolosa Paz unos cinco puntos por encima de Diego Santilli, quien se impondría en la interna de Juntos por el Cambio. Allí hay un dato no menor: si los sondeos no se equivocan, cosa que sucede demasiado seguido, la oposición podría ganar la elección si se la mide por frentes políticos, ya que habría que sumarle a Santilli también los sufragios de Facundo Manes. Un escenario de esas características podría llegar a tener consecuencias directas en las elecciones generales de noviembre, donde siempre juega un papel importante el famoso “voto útil”. Un porcentaje de los votantes de José Luis Espert, que promedia unos ocho puntos, podrían volcarse a Santilli con el único objetivo de debilitar a Cristina. 
El sociólogo Ricardo Rouvier señaló a El Tribuno de Jujuy que imagina una elección con “alto ausentismo y mucho voto en blanco”. “El Frente de Todos ha venido bajando en su imagen, pero todavía posee un número suficiente para ganar las elecciones”, agregó el titular de la consultora Rouvier & Asociados. 
Cada vez queda más claro que en política uno más uno no siempre es dos: un debate puede estar las 24 horas en los medios pero no generar un impacto directo en la voluntad de los votantes. 
¿Cómo se explica que la foto de Olivos haya generado tanta indignación ciudadana y quizás no tenga el mismo correlato en las urnas? Muy simple: la gente tiende a minimizar los hechos a medida que pasa el tiempo, como sucedió con el vacunatorio VIP o las polémicas compras del Ministerio de Desarrollo Social que hoy casi ni figuran en la agenda de campaña. Los argentinos dieron muestras sobradas durante la historia de estar acostumbrados a que el poder tenga privilegios que no posee la mayoría de los habitantes del país. En dos palabras: la sociedad cree que está mal haber roto la cuarentena pero no se sorprende en absoluto de que eso haya ocurrido. La misma conclusión, desde ya, cabe para las denuncias en contra de Mauricio Macri y Elisa Carrió. 
Los operadores de campaña del Frente de Todos saben que el 12 de septiembre se plebiscitará la gestión de Alberto Fernández y que llegar con un jefe de Estado debilitado podría afectar las chances de una victoria. Fue por ese motivo que aparecieron tres ministros nacionales (Jorge Ferraresi, Juan Zabaleta y Sabina Frederic) a instalar apresuradamente una supuesta reelección del mandatario. La línea bajada por el equipo de campaña es clara: al menos hasta noviembre, hay que fortalecer al máximo la figura de Alberto, que sigue siendo el dirigente del oficialismo con mejor diferencial entre su imagen positiva y la negativa. No es casualidad que hace más de una semana que las críticas internas hacia la gestión de Alberto desaparecieron y que hubo muestras de unidad muy claras junto a Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof. ¿El kirchnerismo ya no tiene diferencias con el Gobierno de Alberto? Por supuesto que las siguen teniendo, pero este claramente no es momento para hacerlo público. Altas fuentes de ese espacio aseguraron ayer a este diario que la instalación de otro mandato de Alberto sólo se trata de una estrategia para no transformar al Presidente en un “pato rengo” a más de dos años de terminar su mandato. Sería muy extraño que en el Instituto Patria se evalúe una reelección del mandatario, ya que en todo momento fue imaginado como un presidente de transición hacia el retorno definitivo de Cristina al poder, ya sea representada por su hijo Máximo o por su dirigente preferido Axel Kicillof. De todos modos, Cristina suele sorprender -y mucho- cuando toma decisiones electorales. Si la economía llegara a repuntar, la vacunación a acelerarse de forma exponencial y la grieta continuaría fortalecida como hasta ahora, Alberto podría ver una pequeña luz de esperanza. La apuesta del círculo íntimo del jefe de Estado es que crezca su imagen y se mantenga en 2023 al tope de las preferencias oficialistas. Aunque aún faltan años luz para ese momento. 
 

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El escándalo de la Quinta de Olivos y la posterior judicialización del tema se encaminan a tener un efecto mucho más mediático y simbólico que electoral, lo que obviamente representaría una gran noticia para el Gobierno a sólo dos semanas de las primarias. Todo indica que, nuevamente, los argentinos acudirán a las urnas pensando fundamentalmente en sus bolsillos y no tanto en la estabilidad institucional ni en los avatares de los políticos de turno. 
En diálogo con El Tribuno de Jujuy, la encuestadora Analía del Franco sostuvo ayer que el festejo de Fabiola Yáñez “profundizó la grieta” entre los kirchneristas y sus detractores, pero que los sondeos “aún no muestran una migración de votantes del Frente de Todos hacia alguna otra fuerza política”. “La clave va a estar en la economía y no en este hecho en particular, ya que pese a que muchos indicadores empiezan a mostrar signos de recuperación, el electorado todavía no los percibe en su bolsillo y eso sí es una amenaza para el Frente de Todos”, agregó la prestigiosa analista de opinión.
Según los cálculos de la consultora Analogías, el Gobierno se estaría imponiendo por 17 puntos en el Gran Buenos Aires, pero esa diferencia se achicaría fuertemente en el interior, donde hay una importante presencia de productores agropecuarios que no simpatizan nada con el kirchnerismo. El promedio de las encuestas que circulan después de la difusión de la foto y el video de Olivos ubican a Victoria Tolosa Paz unos cinco puntos por encima de Diego Santilli, quien se impondría en la interna de Juntos por el Cambio. Allí hay un dato no menor: si los sondeos no se equivocan, cosa que sucede demasiado seguido, la oposición podría ganar la elección si se la mide por frentes políticos, ya que habría que sumarle a Santilli también los sufragios de Facundo Manes. Un escenario de esas características podría llegar a tener consecuencias directas en las elecciones generales de noviembre, donde siempre juega un papel importante el famoso “voto útil”. Un porcentaje de los votantes de José Luis Espert, que promedia unos ocho puntos, podrían volcarse a Santilli con el único objetivo de debilitar a Cristina. 
El sociólogo Ricardo Rouvier señaló a El Tribuno de Jujuy que imagina una elección con “alto ausentismo y mucho voto en blanco”. “El Frente de Todos ha venido bajando en su imagen, pero todavía posee un número suficiente para ganar las elecciones”, agregó el titular de la consultora Rouvier & Asociados. 
Cada vez queda más claro que en política uno más uno no siempre es dos: un debate puede estar las 24 horas en los medios pero no generar un impacto directo en la voluntad de los votantes. 
¿Cómo se explica que la foto de Olivos haya generado tanta indignación ciudadana y quizás no tenga el mismo correlato en las urnas? Muy simple: la gente tiende a minimizar los hechos a medida que pasa el tiempo, como sucedió con el vacunatorio VIP o las polémicas compras del Ministerio de Desarrollo Social que hoy casi ni figuran en la agenda de campaña. Los argentinos dieron muestras sobradas durante la historia de estar acostumbrados a que el poder tenga privilegios que no posee la mayoría de los habitantes del país. En dos palabras: la sociedad cree que está mal haber roto la cuarentena pero no se sorprende en absoluto de que eso haya ocurrido. La misma conclusión, desde ya, cabe para las denuncias en contra de Mauricio Macri y Elisa Carrió. 
Los operadores de campaña del Frente de Todos saben que el 12 de septiembre se plebiscitará la gestión de Alberto Fernández y que llegar con un jefe de Estado debilitado podría afectar las chances de una victoria. Fue por ese motivo que aparecieron tres ministros nacionales (Jorge Ferraresi, Juan Zabaleta y Sabina Frederic) a instalar apresuradamente una supuesta reelección del mandatario. La línea bajada por el equipo de campaña es clara: al menos hasta noviembre, hay que fortalecer al máximo la figura de Alberto, que sigue siendo el dirigente del oficialismo con mejor diferencial entre su imagen positiva y la negativa. No es casualidad que hace más de una semana que las críticas internas hacia la gestión de Alberto desaparecieron y que hubo muestras de unidad muy claras junto a Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof. ¿El kirchnerismo ya no tiene diferencias con el Gobierno de Alberto? Por supuesto que las siguen teniendo, pero este claramente no es momento para hacerlo público. Altas fuentes de ese espacio aseguraron ayer a este diario que la instalación de otro mandato de Alberto sólo se trata de una estrategia para no transformar al Presidente en un “pato rengo” a más de dos años de terminar su mandato. Sería muy extraño que en el Instituto Patria se evalúe una reelección del mandatario, ya que en todo momento fue imaginado como un presidente de transición hacia el retorno definitivo de Cristina al poder, ya sea representada por su hijo Máximo o por su dirigente preferido Axel Kicillof. De todos modos, Cristina suele sorprender -y mucho- cuando toma decisiones electorales. Si la economía llegara a repuntar, la vacunación a acelerarse de forma exponencial y la grieta continuaría fortalecida como hasta ahora, Alberto podría ver una pequeña luz de esperanza. La apuesta del círculo íntimo del jefe de Estado es que crezca su imagen y se mantenga en 2023 al tope de las preferencias oficialistas. Aunque aún faltan años luz para ese momento.