Alejandro Reyna es cantor de tangos con una carrera de décadas, pero producto de la crisis por la pandemia pasó de trabajar en el sexteto de Virgilio Expósito a vivir en situación de calle. Sin embargo un video que se viralizó por redes sociales marcó un antes y un después en su vida cuando tras una gran repercusión, la compañía Sony Music lo llamó para producir su primer material discográfico en solitario. El flamante disco se llama "Del barro al asfalto" y ya está disponible en plataformas digitales. El Tribuno de Jujuy habló con el artista quien durante una amena charla contó cómo a los 60 años y tras atravesar un duro momento (sufrió un infarto y fue despedido de su trabajo), le propusieron subir una improvisada actuación suya a las redes. Este video se replicó mundialmente con consecuencias que nunca se atrevió a imaginar, alcanzado un reconocimiento inaudito: llegó, nada más y nada menos que a oídos de Tommy Mottola, reconocidísimo empresario de la industria musical en Estados Unidos, quien inmediatamente lo recomendó para grabar un álbum.
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Alejandro Reyna es cantor de tangos con una carrera de décadas, pero producto de la crisis por la pandemia pasó de trabajar en el sexteto de Virgilio Expósito a vivir en situación de calle. Sin embargo un video que se viralizó por redes sociales marcó un antes y un después en su vida cuando tras una gran repercusión, la compañía Sony Music lo llamó para producir su primer material discográfico en solitario. El flamante disco se llama "Del barro al asfalto" y ya está disponible en plataformas digitales. El Tribuno de Jujuy habló con el artista quien durante una amena charla contó cómo a los 60 años y tras atravesar un duro momento (sufrió un infarto y fue despedido de su trabajo), le propusieron subir una improvisada actuación suya a las redes. Este video se replicó mundialmente con consecuencias que nunca se atrevió a imaginar, alcanzado un reconocimiento inaudito: llegó, nada más y nada menos que a oídos de Tommy Mottola, reconocidísimo empresario de la industria musical en Estados Unidos, quien inmediatamente lo recomendó para grabar un álbum.
¿Qué nos puede contar de sus inicios en el mundo del tango?
Empecé a los 16 años con la orquesta de Vicente Russo, nuestro compañero en la orquesta en ese momento era Jorge Falcón (desconocido todavía). Después tuvimos la suerte en los 80 de viajar a Córdoba cuando Radio Nacional organiza el Pre Cosquín. Y tuve un pequeño período de la orquesta del maestro Francisco Grillo y después vino la etapa del sexteto de Virgilio Expósito y luego continué mi camino solo.
¿Siempre combinó su carrera artística con otras actividades?
Es muy difícil vivir del tango, en el mundo hay una movida con respecto al baile que no se da en el canto, se hace muy difícil (salvo que seas una primera figura), todos tienen un trabajo paralelo es casi imposible vivir del tango. Y yo no era la excepción, tenía un trabajo y salía a cantar los fines de semana con la tropa de cantores que hacen lo mismo. Muchos no lo quieren confesar pero la verdad es esa. Así yo trabajé por años en un frigorífico pero sufrí un infarto y cuando me quiero reincorporar a mis tareas, mi puesto ya sé había ocupado por otra persona.
¿Y qué pasó luego?
De repente tenía que sobrevivir sólo con la música pero había que pagar el alquiler y los gastos y fue difícil y cuando empezó la pandemia ya no hubo más nada y terminé desalojado en una situación de calle impensada para una persona como yo que tenía una vida normal. Fue de un día para otro todo, todo pasó muy rápido, fue una vorágine y fue doloroso, trato de no recordarlo es terrible vivirlo en primera persona.
Estaba viviendo en una camioneta prestada y trataba de mantener mi equilibrio psíquico. En un momento dado un muchacho, que me conocía como cantor me decía "porque no subimos un video a las redes pidiendo ayuda" y me daba vergüenza pero no me quedó otra opción. Yo no sabía nada de redes, los tangueros somos medio obsoletos con todo eso y no me imaginé la repercusión. Vino el dueño del restaurant donde yo venía cantando y él tiene una pizzería me ofreció un lugar allí para que me quedara a dormir y empecé a colaborar con las tareas que podía. Pero igualmente en mi interior no encontraba la salida, trabajaba pintando, ayudando. En un momento dado había 4 o 5 personas esperando para el delivery en esta pizzería y me piden que les cante algo, lo hago y uno de ellos lo filmó, yo no me di cuenta y a la semana me suena el teléfono y resulta que el video había explotado en las redes, con millones de reproducciones y las cosas comenzaron a cambiar.
¿Cómo fue el cambio?
Empezó a llamar un montón de gente, fue sorprendente, de España, de Alemania, de Inglaterra, de Estados Unidos, de Japón, hasta llamó el nieto de Francisco Canaro de Suiza. Y entre la gente que llamó, un día se comunica conmigo Damián Amato, el presidente de Sony Music Argentina y me dijo que al video lo vio Tommy Mottola y que fue él quien le pidió que me llamara. E inmediatamente me hicieron un contrato.
¿Cómo tomó la noticia?¿ Cree que esto que le pasó fue un premio a su trayectoria?
Fue algo impensado para mí y también por la edad que tengo. Yo en algún momento daba clases de canto y lo que les transmitía siempre a mis alumnos es que el éxito en la vida de un artista es un accidente, le decía que lo importante es ser honesto con el trabajo diario de uno, no cantar para conseguir la fama sino hacerlo porque a uno le gusta y actuar con las mismas ganas en un lugar donde hay 20 personas o dónde se venden miles de entradas, todos merecen el mismo respeto. Yo creo que el artista tiene que ser honesto en su trabajo cotidiano y después las cosas se pueden dar o no. Yo siendo sincero creo que hay una edad para los sueños, que va de los 20 a los 30. Esa etapa de la vida ya la había abandonado, éste es un hecho impensado.
¿Qué nos puede contar de su disco "Del barro al asfalto"?
Es álbum que reúne clásicos del repertorio de fines de los ‘40 y ‘50 como "Naranjo en flor", "Cafetín de Buenos Aires", "Como dos extraños", "Bandoneón arrabalero", temas para que la gente se sienta identificada. Lo grabamos con Carlos Buono en arreglos, dirección musical y bandoneón, Guillermo Ferrer en contrabajo y Miguel Pereyro en piano. El disco físico todavía no salió pero el material está ya en todas las plataformas digitales.
¿Ser tanguero es un estilo de vida?
Sí, somos una raza en extinción, somos pocos los tangueros de la vieja guardia que quedamos, los que creemos que cantar tango no solamente es eso sino que tiene que ver con tener otros valores o principios que ya se perdieron. Así nos hemos criado y hemos vivido, y así vamos a seguir.
¿Tuvo oportunidad de cantar en vivo en este contexto de pandemia?
Sí, y espero que cuando haya más aperturas tengamos más continuidad, estamos tratando de generar trabajo en esta etapa. Hay que moverse porque no te vienen a golpear la puerta. Tendremos la posibilidad de viajar más adelante, hay una posibilidad concreta para Israel, por ejemplo. Pero con esta pandemia interminable todavía no encontramos el punto de gravedad, esperamos que los planes se concreten.
Y tal vez llegue a Jujuy...
Sí, Jujuy es una provincia muy hermosa, con un paisaje maravilloso. Me gusta Jujuy es lugar muy caro a mis afectos.