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"La palabra discapacidad me hace bajar a la realidad"

Matías Llampa estudia, trabaja y cursa un instructorado de ritmos latinos donde baila frente a personas que no conoce
Miércoles, 01 de septiembre de 2021 01:01

Matías Alejandro Salomón Llampa tiene 30 años y sufre el Síndrome de Polan ya que no cuenta con su mano derecha y a pesar de esa dificultad física aprendió de a poco "ponerle el pecho a las balas", ya que a medida que fue creciendo comenzó a esconder su brazo.

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Matías Alejandro Salomón Llampa tiene 30 años y sufre el Síndrome de Polan ya que no cuenta con su mano derecha y a pesar de esa dificultad física aprendió de a poco "ponerle el pecho a las balas", ya que a medida que fue creciendo comenzó a esconder su brazo.

Llampa contó que si hay "algo" que lo bajonea es la palabra "discapacitado" que se constituye en un disparador que lo hace bajar a la realidad, es algo que no lo considera porque no siente que sea así ya que lo "suyo" le trajo muchos desafíos y esa es la manera que a él le gusta verlo.

Aclaró que fue todo un desafío a partir de tener que vencer la timidez, la autoaceptación el soltarse y poder integrarse y agradece haber tenido una familia que jamás lo abandonó. Allí menciona a su mamá, su papá y su abuela materna Cristina Anse que siempre estuvo a su lado, como también sus grandes amigos como Rodolfo y Emiliano acompañándolo a muerte en todos los momentos.

Matías Llampa nació en San Salvador de Jujuy. Su infancia transcurre en la ciudad de Salta por cuestiones familiares y después de haber cursado sus estudios primarios en esa provincia, regresó a su ciudad natal para asistir a la secundaria en el Colegio del Huerto de donde es egresado. Un par de años en Córdoba donde concurrió a la Facultad de Derecho y cientos de vivencias y experiencias entre ellas el amor, debiendo regresar a Jujuy al inicio de la pandemia como consecuencia de haber equivocado su elección y listo para iniciar una "nueva vida" donde necesariamente está incluido el trabajo y darle rienda suelta a nuevos desafíos.

Al referirse a su niñez comentó que nunca tuvo problemas con sus compañeros, que no considera que fueron crueles o que le hicieron bullying, refiriendo que su infancia acompañado de su abuela "fue tranqui".

Su primer regreso a casa

Superada las dificultades familiares regresó a Jujuy a vivir con su mamá para realizar el secundario y esa etapa le costó un poco más por tener que adaptarse a las reglas de ese nivel educativo.

Como todo adolescente empezó a presumir, buscar una novia, su primer pareja y remarcó que en su caso no fue distinto pero de la noche a la mañana experimentó la difícil situación de sentir que debía esconderse teniendo los brazos cruzados todo el tiempo, sin gustarle exponerse, ni darse a conocer y reflexivamente acotó que capaz que los demás chicos no se hacían problemas y el era quien buscaba aislarse, "una visión en retrospectiva", afirmó con una sonrisa amplia.

Sus mejores recuerdos surgen de su paso por el secundario, en el Colegio del Huerto donde le quedaron grandes amigos que en la actualidad se siguen juntando y manteniendo una excelente relación y con quienes continúa juntándose manteniendo una excelente amistad. De inmediato surge la anécdota de un viaje realizado hace poco tiempo a Cafayate, aclarando que "la pasé muy bien y el tema de mi discapacidad pasa desapercibida.

MATIAS LLAMPA / SUFRE SÍNDROME DE POLAN Y NO CUENTA CON SU MANO DERECHA.

Cuando me dicen vos sos discapacitado no termino de identificarme es como que bajo a una realidad que estoy trabajando desde ese lado, el tema de la autoaceptación", aclaró Matías Llampa sin perder la sonrisa y el buen humor.

Manifestó no tener experiencias duras o traumáticas pero si una que lo marcó cuando tenía nueve años en la iglesia que un hombre al darle la paz se mostró entre sorprendido y molesto ante la falta de su mano, sin que eso pudiera influir demasiado en su vida, aunque reconoce que fue un momento bastante duro.

Su experiencia sentimental

Reconoció que su paso por Córdoba fue superador y que además de los estudios que no tuvieron el resultado esperado ya que se equivocó de carrera, la experiencia de vida fue muy buena por la recepción obtenida en la facultad y el haber conocido a su primera novia.

Al hacer referencia a su vida sentimental, recordó a su primer novia cuando tenía 23 años, cuando conoció a una quiaqueña y a quien consideró muy importante en su vida para superar muchas situaciones, pero al saber y decir de sus amigos de la "facu cometí todos los errores que debía haberlos cometido en su etapa de la secundaria, como separar los amigos de la pareja, no dejar de tener vida social, no dejar de salir con los amigos", definiendo su situación como "un pollerudo" que al final hizo que se separaran, pero fue una excelente experiencia con una muy buena persona.

Estudios y hobbies

Matías Llampa regresó el año pasado y su primer paso fue ingresar a una agencia de venta de autos porque necesitaba trabajar y al gimnasio, para iniciar una nueva etapa.

Hoy se encuentra cursando la carrera de Analista Programador en la Unju habiendo iniciado de manera simultánea el Instructorado en "Ritmos latinos" donde vivió una excelente experiencia de superación, ya que el tener que bailar acompañado de sus compañeros lo ayudó a adquirir más seguridad sin esconder su brazo derecho y mostrándose desinhibidamente en las clases públicas de las cuales participa en diferentes lugares.

Decidió encarar su vida de otra manera, priorizando los estudios universitarios, el trabajo y el bailar en el marco del instructorado que realiza que le permitió mostrarse y conquistar el corazón y el reconocimiento de los profesores Ariel Gonzalvez y José Crespo que en las jornadas de "Baila conmigo" que se realizan quincenalmente en un predio de la Ciudad Cultural desarrolla una destacada participación.

Desde este año recibe asistencia profesional y agradeció la ayuda brindada por un psicólogo que lo fortaleció en su carácter.

Un mensaje pleno de ganas y superación

Al finalizar la entrevista Matías Llampa indicó que “a todas aquellas personas que tengan una discapacidad de cualquier tipo especialmente si es física no se dejen vencer por el temor al rechazo”, agregando que “no se escondan, no se encierren y mucho menos se prohiban hacer cosas que los puedan hacer felices”.

Remarcó que es necesario que “todos tenemos derecho a vivir, yo recuerdo las palabras de mis abuelos que en algún momento me dijeron que si debían arrepentirse de algo era no haber hecho cosas que los hacían felices y para mí eso se constituyó en toda un mensaje de aprendizaje especialmente ahora que me animo a enfrentar la vida con mucha alegría y felicidad”. “Estar al frente de un grupo de personas en las clases de baile sé que me permite contribuir con una actividad que les permite liberar de preocupaciones, soltarse y compartir con otras personas un momento de distensión”, concluyó diciendo este joven que hoy enfrenta su vida con optimismo, responsabilidad, entereza y mucha dedicación en todos sus aspectos.

Atrás quedaron como el mismo dice algunas experiencias que lo hicieron dudar de sus capacidades. Su trabajo y los estudios son su prioridad para terminar de prepararse para enfrentar la vida, forjando un futuro de realizaciones tanto en lo personal como en lo profesional. Agradeció a quienes le brindaron una oportunidad, tanto en lo laboral como en el instituto donde se capacita en instructor de “Ritmos latinos”