"Para mí la gran herencia es la integralidad que está en la tradición oral y que aparte ha sido como la herramienta de la resiliencia".
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"Para mí la gran herencia es la integralidad que está en la tradición oral y que aparte ha sido como la herramienta de la resiliencia".
Una mirada de la herencia dejada pero también de las deudas pendientes trajo aparejado el reciente Día Internacional de la Mujer Indígena que se conmemoró el pasado 5 de septiembre.
El Tribuno de Jujuy dialogó con Magda Choque Vilca, una gran embajadora del rol de la mujer en la ruralidad, además de ser coordinadora de Quebrada y Puna de la Unju y de la Tecnicatura en Cocina Regional y Cultura Alimentaria del IES Nº 10.
"Creo que no está debidamente valorado el rol de la mujer en el campo, en la ruralidad y mucho más el de una mujer de un pueblo originario, porque por ejemplo los niños saben la historia contada por otros, no por nosotros", consideró.
Por lo cual opinó que se debe "ahondar mucho más profundamente en las historias, no con rencor sino resignificando. No quiere decir desconocer los procesos históricos que nos han pasado y a muchos pueblos, pero sí desde un lugar más bien de lecciones aprendidas".
Apuntó la importancia de "escuchar más, con el corazón y la mente abierta algunas de las cosas que nos han dejado y que por ahí no sabemos la integralidad del contexto".
Sobre el 5 de septiembre resaltó que "creo que es bueno poner días, resignificar el rol de las mujeres que ha tenido nuestra historia, muchas de las cuales han sido originarias".
Respecto al legado de las mujeres indígenas indicó que "creo que los pueblos originarios y dentro de ellos las mujeres de los pueblos originarios han tenido una construcción de la realidad y de la vida en parámetros que tienen que ver con la reciprocidad, no diría con la cosmovisión pero sí con acciones que aunque a veces no son ciento por ciento como racionalizadas, las tenemos. Por ejemplo las mujeres saben cómo clasificar las semillas de papa, cómo leer un montón de señales que nos da el paisaje, las nubes, el clima y que han quedado como un aprendizaje de la abuela, son como las portadoras de la tradición oral".
Y completó en que "una herencia muy grande de la mujer es transmitir eso intangible en todos los aspectos de la cultura: en la copla, en la danza, en los carnavales, en los encuentros, en el afecto, creo que el principal aporte es no quitarle el afecto, ni lo lúdico ni lo intangible a ninguno de los aprendizajes de la vida, si tuviera que decirte un legado, ese sería puesto al servicio de la semilla, de la mesa, de la tecnología de la cocina, de todo lo que se podría llamar hoy soberanía alimentaria, cultura alimentaria".
En ese sentido Magda trajo a colación que "una cosa que es una memoria viva es la cocina. Creo que la cocina me enseñó algo muy lindo, es a sumar, ‘suma no importa de dónde es’. Las tecnologías puestas al servicio de la cocina te hablan de maravilla, de la cocción en barro, con piedras, son una herencia que al cambio hoy en el canal Gourmet dice ‘la cocina de la abuela’, también se están resignificando esos saberes en muchos aspectos".
Mientras que sobre la pandemia destacó que "el Covid si algo puso de manifiesto puertas adentro de la casa, son todos esos saberes y haceres donde hemos buscado calor de hogar, de abuela, de afecto, que nos ayude a resignificar el encierro".
"Me parece que las deudas pendientes son la equidad en nuestras diferentes formas de construir pero sin resentimientos".
"Tenemos que hacer un camino amoroso para resignificar y dejar para los que nos quedan esto con alegría, con honor y con orgullo".
Fructífero encuentro en Tres Cruces
El Círculo de Mujeres Indígenas, que lleva adelante la Secretaría de Pueblos Indígenas de la Provincia, permite abordar la Ley 26.485 (de Protección Integral a las Mujeres) y los derechos en cuanto a la violencia de género. Días pasado se hizo un encuentro en Tres Cruces.
El equipo técnico del organismo, integrado por Laura Ramos, Andrea Soruco y Noemí Martínez, coordinó actividades tendientes a fortalecer las redes comunitarias de apoyo que sostienen a las mujeres de comunidades aborígenes en sus tareas, como así también reconocer las herramientas disponibles para saber cómo ejercer sus derechos y cómo actuar en caso de que se vulneren.
Luego de reflexionar sobre los tipos y modalidades de la violencia contra la mujer y cómo prevenirla, las asistentes compartieron en ronda una ceremonia de fortalecimiento espiritual en la plazoleta de La Madre, donde se reivindicó el rol de las mujeres en sus comunidades aborígenes.
Claudia Guanuco, referente de la comunidad Vicuñayoc, Pisungo y Cueva Colorada (a 15 kilómetros de Tres Cruces), expresó sentirse agradecida "porque este segundo encuentro nos resultó muy fructífero para reconocer el valor de la mujer; además tomaron un punto específico como es la plaza a La Madre para hacer la ceremonia de gran importancia para nosotras porque la espiritualidad en las mujeres es algo fundamental, es un pilar porque es la energía que se puede sentir y transmitir a los demás". "El Círculo de Mujeres nos ayuda dándonos fuerza, animándonos a expresar, a renovar energías, a sentir que se puede volver a empezar", dijo.
Participaron también agentes de la Policía de la Provincia que prestan funciones en el destacamento de Tres Cruces, quienes cumplen funciones en la atención de la violencia de género.
Entregaron reconocimientos
El domingo pasado se conmemoró el Día internacional de la Mujer Indígena, valorando el papel de Bartolina Sisa, valiente mujer indígena y dirigente aymara que fue asesinada el 5 de septiembre de 1782 tras liderar un levantamiento de hermanos aborígenes contra la monarquía española.
Desde la Secretaría de Pueblos Indígenas se brindó un reconocimiento a las mujeres de comunidades aborígenes por su aporte vital en mantener la cultura e identidad de sus pueblos y comunidades, como así también en la tarea cotidiana de fortalecer las prácticas ancestrales y tradiciones culturales, siendo expresión del profundo vínculo ancestral con la Pachamama y el Ñandero Tumpa.
Con tal motivo el lunes 6 hubo un acto en la plaza Vilca con stands de saberes ancestrales y se entregó un reconocimiento a mujeres de comunidades aborígenes por su labor destacada en medicina ancestral y alimentos.