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El río como refugio del sentir feminista, crudeza y poesía

"Lavanderas", de reciente estreno, viene a revivir situaciones, historias y luchas.
Viernes, 10 de septiembre de 2021 01:03

Las lavanderas en nuestra cotidianeidad y en nuestra historia están presentes. Fueron y son personajes en los que la vida y la realidad depositan su crudeza y también su poesía.

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Las lavanderas en nuestra cotidianeidad y en nuestra historia están presentes. Fueron y son personajes en los que la vida y la realidad depositan su crudeza y también su poesía.

La obra se repondrá los días 17, 18 y 19 de este mes, a las 21, en el teatro El Pasillo. Las entradas se adquieren por Passline.

Las lavanderas son motivo de versos y pinceladas, de esculturas y libros, porque siempre fueron una alerta.

La obra, recientemente estrenada, "Lavanderas", que cuenta con las actuaciones detallistas e impecables de Andrea Bonutto y Ana Cecilia Córdoba, se repondrá los días 17, 18 y 19 de este mes, a las 21, en el teatro El Pasillo (José de la Iglesia 1190).

El texto, exquisito, lleno de guiños y de imágenes verdaderas, es de la minuciosa Elena Bossi. Y la puesta contó con la dirección de Nacho Medina.

La particularidad es que se hicieron dos versiones, una con actrices argentinas; y otra con actrices de Bolivia, Fabiola Mendoza y Raisa Encinas, que espera ver la luz cuando las restricciones lo permitan. La experiencia fue trabajar dos elencos, con el mismo guion, dirección y producción de Iliana Prieto.

La copla se armoniza perfectamente con el ritmo del río, allí en el Xibi Xibi, donde antaño, las mujeres se encontraban para lavar la ropa, golpeándola en las piedras. Las ropas propias y las ajenas, trabajaban lavando la ropa de familias adineradas. Esa simbiosis de la historia con los sonidos y los tempos, tiene la mano de una música muy creativa y original, como es Carmen Baliero.

Ese río, que está dibujado con telas y luces en el tablado, fue el escenario de historias, charlas, y momentos, donde las mujeres eran libres, y en esta obra es el escenario de dos personajes, Carmen y Eva, y en ellas nos encontramos todas las mujeres. Ese momento del lavado era el momento donde se desangraban las historias de violencia, de represión, de lucha, atisbos de un feminismo que no nació hoy en nuestra cultura, un feminismo que es preexistente a la modernidad y la colonización, y salía en actos tan pasibles como este.

La charla de estas mujeres es profunda, aunque se maquilla como una competencia por el lugar, y por ser quien lava mejor. Saber lavar es, sin dudas, saber ser mujer, madurar, entender la vida quizás.

Perfectamente ilustrado este paisaje en el escenario, con algo de oscuridad en el fondo, es el que permitirá que cada una diga lo que más le pesa.

El texto remarca los trucos del lavado, que de alguna manera toda mujer debe saber, pero también remarca estructuras a las que están sometidas... "los varones a pescar, las mujeres a lavar", reza en un momento el parlamento.

Golpear en la piedra, amasar o refregar, exponer al sol en busca de la blancura, son prácticas simbólicas que se trasladan de la ropa a sus días.

"El agua pasa y se va, la ropa siempre se queda" es una de las frases que subraya este parlamento.

Limpiar, siempre limpiar, es la cuestión, ropa, mentalidades, ideas, culpas...

La puesta asume un rol sumamente poético y emotivo. Con mucha belleza y apelando al ritmo, genera música y pone a las actrices a danzar y entonar frases y situaciones, que tocan el corazón del público. Sin dudas hay identificaciones que llegan desde la historia, desde los textos, desde los recuerdos, desde las imágenes.

Y en este aspecto juega un papel fundamental, la dirección coreográfica de Cuca Pon, de Madrid.

Bellísima obra de arte, que combina la delicadeza de Elena Bossi, y la perfección de los movimientos y las actuaciones de las mujeres en la escena.

Cada una tiene su historia familiar, la pérdida de un hermano, la culpa, la violencia física y psicológica del marido, y aquí en este río creado a partir de la imagen real, sienten alivio. "Estamos bien en el río, acá no vienen los hombres", dice una; y la otra contesta: "Te gobiernan, si los dejas". Habrá sido este el refugio del sentir feminista de otras épocas.

Pero la obra además se sitúa en la actualidad: la cuarentena, los barbijos, son parte, y entonces todos los temas y las situaciones son de todos los tiempos. El sufrimiento es una constante: "Nunca no tengo hambre", dice una de ellas en un momento, casi con naturalidad.

La mujer se analiza, se lastima, se castiga, se impone la lucha, sufre y siente del dolor, piensa en morir, y se abraza a la otra lavandera en busca de contención, en busca de unidad, en busca de eso que llamamos sororidad. Sin dudas esa unión es la que fortalece y emociona.

La puesta tiene la perfección de las pinceladas, de las luces y sus colores, de la intimidad que logra, de la identificación de todos (el que no se encuentra en la historia, se encuentra en los recuerdos que le provoca, o en la copla, o en el río, o en la ropa, o en las charlas). Es casi imposible quedar afuera de esta propuesta que llevaron adelante estas tres mujeres artistas (actrices y escritora, quienes idearon la obra) que se comprometieron con la historia, y buscaron las fuentes reales para respetar los detalles.

El equipo completo

La música original es de Carmen Baliero (de Caba), la coreografía de Cuca Pon (de Madrid), el diseño y la realización de escenografía y vestuario de Tati Mladineo y Luli Peralta Bó (de Caba), el diseño de iluminación de Leandro Fretes (de Caba), el diseño gráfico de Martin Medrano (de Jujuy) y Matías Gordon (de Caba), la fotografía de Germán Duarte (de Caba) y Walter Reinaga (de Jujuy) y la asistencia de dirección y producción es de Victoria Llanos (Jujuy).

Las entradas ya están disponibles por la plataforma www.passline.com/

Se respetará el aforo autorizado y medidas sanitarias vigentes.

 

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