Pequeños productores de la localidad de Tumbaya reiteraron a las autoridades provinciales el pedido de que se rehabilite una antiquísima acequia, alimentada con vertientes naturales, que permitía el riego de quintas y huertas familiares a lo largo de su trayecto. El curso de agua, que bordea el cerro detrás del pueblo, fue inhabilitado por la gestión comunal hace cuatro años aproximadamente y sin dejar de fluir, el valioso recurso se pierde.
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Pequeños productores de la localidad de Tumbaya reiteraron a las autoridades provinciales el pedido de que se rehabilite una antiquísima acequia, alimentada con vertientes naturales, que permitía el riego de quintas y huertas familiares a lo largo de su trayecto. El curso de agua, que bordea el cerro detrás del pueblo, fue inhabilitado por la gestión comunal hace cuatro años aproximadamente y sin dejar de fluir, el valioso recurso se pierde.
Rebatieron los argumentos que dieron lugar a esa decisión y también solicitaron que el Estado se haga cargo de canalizar un sector que fue ocupado por gente que se asentó sobre la traza original.
También advirtieron que las viviendas que se construyeron en la zona del ciénego colindante con las nacientes corren riesgo.
Según los lugareños, la acequia tiene más de 200 años y el agua es tan pura que la usaban para consumo. Después, cuando el lugar se comenzó a poblar se empezó a utilizar para el riego.
Así, en los terrenos por los que discurre pudieron cultivar frutales, alfalfares, maíz y papa, entre otras verduras para consumo familiar.
Ocurrió que en un sector bajo y cenagoso se construyeron ocho viviendas que llevan más de veinte años sin ser concluidas.
El curso de agua, que también recoge la lluvia y llega al río Grande, fue sindicado como el culpable de inundar la localidad y afectar a las casas en construcción.
Cuando se cortó el paso los sembradíos quedaron sin agua, derivando en que los campos luzcan abandonados y los alfalfares secos.
La primera nota solicitando su recuperación fue en el 2017 y la última hace tres días. Buscaron eco en la Gobernación, Recursos Hídricos, Medio Ambiente y la Defensoría del Pueblo pero sin ninguna respuesta.
Los pequeños productores resaltaron que "el argumento que usaron para clausurarla no se cumplió, las viviendas a terminar siguen estando sobre agua, con el peligro que conlleva, por eso pedimos que se instale una cañería". Insistieron en que la humedad continúa y las manchas en las paredes por la filtración.
También les duele que el recurso se pierda, cruzando por debajo de la ruta hacia el río, incluso en algún momento llegaron a sugerir que se podía envasar el agua.
Ahora les hace falta una cañería de unos 300 metros para solucionar el problema de la gente que construyó sus hogares en la falda del cerro, cubriendo la traza de la acequia.