Ella elige cuidadosamente cada ingrediente para que todo llegue a la perfección que soñó desde antes de haberlos pensado al azar.
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Ella elige cuidadosamente cada ingrediente para que todo llegue a la perfección que soñó desde antes de haberlos pensado al azar.
Y se sumerge en universos donde todo es posible, viviendo la imaginación de una manera muy especial para después plasmarla en flores multicolores, personajes queridos de series animadas o clásicos del cine que inviten a degustarse a través de una obra de arte hecha con amor y detalle. Por ello, la hacedora de las maravillas dulces tiene una forma predilecta de dejar su impronta en cada pieza que convierte en única.
Con máxima dedicación y la medida justa para llegar a cada sabor, elabora cremas poderosas y mousses frutales suaves que se desvanecen en paladares exigentes. Así es la labor de Eunice Gutiérrez, una joven que encontró en la pastelería un espacio de color y sensaciones que la abrazaron de tal manera, que decidió llevar a un nuevo estilo personal.
"La repostería es hermosa, pero quería crecer más. Fui a un curso y comencé a agarrarle el amor a la pastelería, aunque al principio fallaba en varias cosas, porque tiene sus técnicas", expresó Gutiérrez en un principio de interacción que detallaría su artesanal forma de preparar pasteles.
Luego de distintos cursos, comenzó a indagar sobre las cremas y a descubrir los secretos para crearlas diferentes, siempre con un respeto notable a la hora de aplicar técnicas necesarias y llegar a la excelencia. "Fallaba y fallaba pero tenía que volver a intentar. La primera vez que tuvimos un examen de merengue, todos desaprobamos", recordó con una sonrisa limpia Eunice, quien realizó la primera de sus tortas para la familia. Con el tiempo llegaron las "forradas", la personalización en las temáticas y una performance apasionante, a prueba y error.
"Eso lo aprendí viendo videos por internet y me animé a hacerlo porque siempre mi familia ha confiado en mí", comentó la joven que logró estabilizar su nivel de ansiedad, así como el movimiento delicado en las mangas cuidando la sincronía de la forma que cada pico de metal deja impuesta en algún copito, firulete o pétalo de flor. Sus incursiones en el oficio no causaron molestias a la visión del todo en general, pero con el pasar de las experiencias, la prolijidad se fue transformando en la mejor de sus virtudes.
"Me enfoco en pensar que a la torta la voy a comer yo, por eso me gusta que sea rica, que esté linda". Hay distintas clases de pasteles que fueron hechos para sorprender. "Están las decoraciones con crema o merengue y las que están rellenas con chantilly, moka o mousse; que no llevan modelado pero las que son forradas llevan otro tipo de relleno más húmedo", dijo quien se fue aggiornando para ampliar la oferta en opciones a sus clientes, muchos de ellos, del personal administrativo donde ella también es parte.
La vida le fue mostrando los gustos del público y cómo a través de los años cambian las modas, los estilos y las tendencias.
"Hice una torta para quince años de siete pisos, que fue un boom; con una mesa dulce para 150 personas; o de las Tortugas Ninja en pasta dulce comestible y un barco Titanic para un niño de siete años, entre más de mil pedidos a la fecha. A todo lo pienso con paciencia, que tenga un relleno abundante, que se vea tentador y rico", dijo Eunice.