El torneo de snooker "Pucherito Molina", en su primera edición, se desarrolló con notable éxito en las instalaciones del café Los Dos Chinos.
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El torneo de snooker "Pucherito Molina", en su primera edición, se desarrolló con notable éxito en las instalaciones del café Los Dos Chinos.
Alejandro Molina, hijo de "Pucherito", agradeció a todos los participantes y se mostró feliz por el éxito que tuvo el torneo.
El objetivo fue homenajear al destacado jugador que brilló a puro taco y que nos dejó físicamente el año pasado. El certamen se concretó con la presencia de profesionales de diferentes puntos de la provincia. Entre otros dijeron presente Luis Cortez, Nataniel Pesaño, José Rosales, Ignacio Villar, Alejandro Molina, Rubén Ocampo, Guillermo Valero, Alejandro Paoloni, Rafael Suárez, Alejandro Acevedo, Fernando Montilla, Ramón Castro, Alejandro Molina, Patricio Romero, Juan Carlos Poma y Lucas Argañaraz.
Hernán Soto, de la ciudad de El Carmen, resultó el campeón. Rafael Suárez, de Sociedad Italiana de esta capital, fue el segundo y Alejandro Acevedo, representantes del café Los Dos Chinos, terminó en tercer lugar. Como premios recibieron dinero en efectivo y obsequios de la joyería Molina. Mientras que para las "revelaciones" del certamen también hubo reconocimientos a su labor, con la entrega de boucher para cenas, siendo ellos Lucas Argañaraz, Gonzalo Rivarola y José Rosales.
Asimismo se entregó una mención especial para la organización de la competencia, a cargo de José "Fofi" Pugliese.
César Molina concurrió durante más de 50 años al café de calle Alvear y era muy querido por todos. Fue campeón de snooker en varias oportunidades en su juventud y, a pesar del paso del tiempo, la magia con el taco seguía intacta.
Jugó al fútbol, fue lustrabotas y canillita, llegando a lavar los baños a cambio de un desayuno o almuerzo. Después comenzó con la profesión de orfebre, pero nunca descuidó las tardes con los amigos. Vivió en una época dorada del snooker, resultado campeón en primera, y siempre enseñaba todo lo que sabía. Jamás mezquinó nada. Y ahora viene de recibir un merecido homenaje.
(Daniel Echazú).