El buen gusto de lo hecho en casa, único y pensado para alegrar o acompañar el "mundo" de una persona es lo que caracteriza a las artesanías de Carolina "Carito" López. Su amor por las manualidades se remonta a su niñez cuando "veía a mi abuela materna, Manuela Carrizo, que era obstetra y al volver del trabajo agarraba su bolsa con lana y empezaba a tejer. Yo me paraba al lado y veía cómo hacía carpetitas". Además, cuando iba a la escuela disfrutaba de las clases de Actividades Prácticas haciendo bufandas o chalecos.
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El buen gusto de lo hecho en casa, único y pensado para alegrar o acompañar el "mundo" de una persona es lo que caracteriza a las artesanías de Carolina "Carito" López. Su amor por las manualidades se remonta a su niñez cuando "veía a mi abuela materna, Manuela Carrizo, que era obstetra y al volver del trabajo agarraba su bolsa con lana y empezaba a tejer. Yo me paraba al lado y veía cómo hacía carpetitas". Además, cuando iba a la escuela disfrutaba de las clases de Actividades Prácticas haciendo bufandas o chalecos.
Entonces su inquietud e interés estaba puesto en investigar cómo habrían hecho esa artesanía, de dónde lo habrían sacado y qué podía sumarle.
Sabiendo que su camino iba por ahí, estudió Manualidades en la Universidad Popular donde le enseñaron tejido, reciclado, pintura y otras disciplinas. Posteriormente hizo cursos orientados a la pintura de cuadros y vio que podía convertirse en un emprendimiento. "Los primeros clientes siempre son la familia y los amigos, de ahí el boca a boca y todo lo que iba haciendo lo publicaba", comentó a El Tribuno de Jujuy.
En tanto que su página de Facebook, Encantarte Creaciones, nació hace dos años con la ayuda de su hija Camila Paoloni. Y es como canaliza sus pasos comerciales. "Son cosas únicas, yo les paso modelos y de ahí los reformo al estilo de la persona, los colores de su agrado y el lugar que ocuparán", indicó.
Recuerda unas macetas de barro aplicadas en cuadros 3D que se fueron a Formosa, la clienta le había pedido que reflejaran a Jujuy y a su vez fueran acordes a su casa, la sugerencia fue que podía agregarle unas suculentas. O las bandejas que pintó para el Día de la Madre con diseños exclusivos.
Y el 2021 fue el año donde cumplió con dos retos: por un lado aprender a hacer macetas de cemento -a través del proyecto Puente- y después herrería. En este último caso desafió sus miedos a la corriente eléctrica y las máquinas así como el estereotipo de que es "algo de hombres".
Entonces puso en sintonía sus nuevos talentos: la pertenencia a un club de jardinería, las macetas de cemento y los portamacetas. Así cuando le solicitaron unos souvenires para una comunión, con la premisa de que "fueran diferentes", pensó en "algo que a la gente le quede, hice unas macetitas de cemento pintadas con los colores del sacramento y una plantita suculenta".
El fruto de su trabajo lo reinvierte adquiriendo equipos o materiales, como la máquina soldadora o los moldes para macetas; además de seguir actualizándose. También es una ayuda para la economía familiar sustentada en el taller de motos de su esposo Bruno con el que brindan lo necesario a sus tres hijos en su hogar ubicado en El Arenal, camino a Río Blanco.
"Me gustaría tener un taller y poder enseñar a la gente todo lo que se puede hacer con lo que tenemos, no es necesario contar con muchas cosas. Por ejemplo, comenzar con el reciclado o con el tejido", comentó sobre sus proyectos. "Hice una clase virtual y me entendieron bastante bien", confió sobre una experiencia.
"Está bueno salir de la rutina, la gente que trabaja todo el día y hacer aunque sea una horita de lo que le gusta está lindo", reflexionó sobre el poder terapéutico y de "cable a tierra" de las manualidades. Por último, agradeció el acompañamiento de toda su familia.
Faceta solidaria y comunitaria
La solidaridad y el servicio desinteresado también tienen su expresión en la vida de “Carito”. Es a través del taller de “Mamis creativas” de la parroquia San Pedro y San Pablo. “Vamos como seis años, nació con dos mamis que estábamos esperando que nuestros hijos salgan de Catequesis e íbamos todos los sábados. Nos contactó la catequista Silvia Lera, quien sabía que nos gustaban mucho las manualidades”, recordó sobre el origen.
Por la pandemia los encuentros no pudieron ser muy fluidos pero el taller sigue dedicado a las manualidades y mayormente con elementos reciclados. Es para ayudar a la iglesia y en el 2021 se sumó el Vivero Creativo.