Entre los sucesivos fenómenos climáticos a raíz de las intensas precipitaciones, el alud de Iruya -cercano a Humahuaca- alarmó. La explicación geológica indica que se trata de sedimentos acumulados que con gran caudal de agua se movilizan, y se desestimó el temor por el polvo entre cerro de Volcán, asumiendo que las obras de la Quebrada de los filtros encauzarían. Pese a ello los fenómenos son imponderables por el agua, tratándose de cursos antiguos.
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Entre los sucesivos fenómenos climáticos a raíz de las intensas precipitaciones, el alud de Iruya -cercano a Humahuaca- alarmó. La explicación geológica indica que se trata de sedimentos acumulados que con gran caudal de agua se movilizan, y se desestimó el temor por el polvo entre cerro de Volcán, asumiendo que las obras de la Quebrada de los filtros encauzarían. Pese a ello los fenómenos son imponderables por el agua, tratándose de cursos antiguos.
"La media anual de las precipitaciones de la Quebrada es más o menos entre 300 a 350 milímetros, con los que ya tenemos problemas pero si comienzan a aumentar vamos a tener más problemas porque esos sedimentos que comentaba se van movilizando. No hay un aporte nuevo de los cerros", explicó el geólogo y exdirector del Instituto de Geología y Minería de la Universidad Nacional de Jujuy. Precisó que mientras más agua haya, esos sedimentos se removerán más, por lo que cree que más problemas va a generar en las poblaciones y las rutas.
Estimó que éstos problemas se ven cada vez más frecuentes e intensos y que tienen que ver con el calentamiento global y el aumento de temperaturas y precipitaciones. Esos aludes son flujos y cualquier tipo de movimiento se suelo, roca ,con o sin agua, y se denomina remoción en masa.
"Si hablamos de la Quebrada de Humahuaca, es la mayor preocupación porque es una región turística, es uno de los caminos principales hacia el norte, y tiene muchas poblaciones a lo largo de su extensión", explicó Chayle. Sostuvo que casi todas esas están construidas en la salida de las quebradas, en la playa de ríos antiguos y hay muchísimo material suelto, sedimentos al margen del río, especialmente en el sector occidental, que constituyen una franja aproximada de 4 km. Precisó que "se trata de sedimentos consolidados o semiconsolidados, que se formaron hace millones de años, cuando las condiciones eran diferentes".
En torno a Volcán, contemplando el alud de 2017 y la preocupación constante por el arroyo de Los Filtros, explicó que el último flujo de barro que hubo fue bueno que se haya dado con una evacuación de gran cantidad de sedimentos sin acumulación, pero advirtió que hay más sedimentos en esa quebrada.
Planteó que si hubiera una lluvia excepcional no descarta que pueda haber un alud, pero estimó que no habría problema si escurre igual, ya que saldría el material con gran cantidad de agua, no obstruiría ni se desviaría y pasaría hacia el río Grande.
"El problema es cuando mueve mucha cantidad de material y el agua no es suficiente para evacuar todo eso, entonces el flujo avanza más lentamente como si fuera una masa de pan y después si encuentra una superficie más o menos plana se frena un poco, y lo que viene detrás se va acumulando hacia los costados y es donde va generando problemas", detalló. No obstante, el geólogo explicó que las obras de canalización permitirían una evacuación más o menos recta al igual que la pendiente, por lo que entiende que no habría problemas y sólo habría que tener cuidado cuando bajan los flujos por el tránsito que circula allí ya que el badén es profundo. Planteó que la Dirección de Recursos Hídricos está permanentemente allí, por lo que eso estaría controlado.
Recordó que la Quebrada de los Filtros está sobre esa superficie de sedimentos inconsolidados y semiconsolidados. Aclaró que cuando se habla de sedimentos es cuando la montaña se va destruyendo por las condiciones climáticas, que en principio son bloques grandes y luego chicos, termina como el material que se ve en la playa de los ríos y transporta el agua cuando precipita bastante.
Para el caso del alud de Iruya, explicó que el material se movió porque las precipitaciones son más elevadas, por lo que pudo transportar esos sedimentos acumulados. Por ello reflexionó: "Si continúan aumentando las precipitaciones, llegará un momento que ninguna obra va a servir porque todo se va ir deslizando y desplazando hacia lugares poblados. El tema sería que empiecen con una planificación territorial a ver cómo van a cambiar las poblaciones" , sostuvo.
Polvo de Volcán no es riesgoso
Además, ante la reciente alerta que surgió entre la gente de Volcán al visibilizar nubes de polvo y escuchar estruendos a modo de explosiones, el geólogo Waldo Chayle explicó: “Esos derrumbes nuevos no son de preocupación porque el material que cae de esos derrumbes no es de gran magnitud, no tiene mucho volumen y no son el tipo de roca que pueda aportar grandes volúmenes, más aún en seco” Sostuvo que es más frecuente en Puna que en Quebrada, aunque puede darse, donde muchas veces por los cambios de temperatura entre el día y noche a veces se producen pequeñas explosiones en las rocas, de sonido similar a un disparo porque realmente revientan por la diferencia de temperatura. “Volcán tiene otro problema más serio, que es el desbarrancamiento de la margen del río Grande, que va avanzando sobre la población de Tilcara”, afirmó el geólogo. Es que aseguró que “Volcán está asentado sobre los sedimentos de un antiguo lago que empezaba más o menos en Volcán hasta cerca de Tumbaya. Eso se llenó de barro y cuando se secó, quedó una superficie más o menos plana, y quedaron sedimentos de origen lacustre, y éstos hoy en día están atravesados por el río Grande, que lo que hace es sacar de los costados y se va deslizando la superficie de un lado y del otro”, precisó. Planteó que eso se puede ver desde la barranca, que al frente se nota cómo se deslizaron los terrenos y se perdieron de cultivo porque se fue corriendo. Mientras del lado del pueblo, aseguró que se fue moviendo, y se nota en una cancha cerca del margen que tiene inclinación hacia el río y en la zona sur hay agujeros producto de la erosión debajo de la superficie.