En el año 2012, Laura Flores, intervino como bombera voluntaria en un accidente vial en el que desbarrancó un colectivo a la altura de la cuesta de Bárcena, hecho trágico que dejó un saldo de once muertos y sesenta heridos. En ese momento, los efectivos le habían encargado que se quede al cuidado de algunas pertenencias que estaban cubiertas con una bolsa negra, y según pensó ella, eran elementos que después iban a ser llevados a pericias. Sin embargo, relató que cuando retiraron el plástico, vio a un bebé que le faltaban sus extremidades. "Miré y me di vuelta rápido. Sentí mucha pena, fue muy movilizador. Me imaginaba que podría haber estado viajando con mi hija en ese colectivo", contó.
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En el año 2012, Laura Flores, intervino como bombera voluntaria en un accidente vial en el que desbarrancó un colectivo a la altura de la cuesta de Bárcena, hecho trágico que dejó un saldo de once muertos y sesenta heridos. En ese momento, los efectivos le habían encargado que se quede al cuidado de algunas pertenencias que estaban cubiertas con una bolsa negra, y según pensó ella, eran elementos que después iban a ser llevados a pericias. Sin embargo, relató que cuando retiraron el plástico, vio a un bebé que le faltaban sus extremidades. "Miré y me di vuelta rápido. Sentí mucha pena, fue muy movilizador. Me imaginaba que podría haber estado viajando con mi hija en ese colectivo", contó.
Esta mujer que es madre, jefa del cuerpo de bomberos voluntarios y además empleada administrativa, a diario combina su vocación de servicio con su rol de madre, especialmente en siniestros donde hay niños. "Cuando vas a un accidente o incendio y hay chicos de la edad de tus hijos, esa es la parte más difícil del trabajo, pero te hace valorar las cosas de otra manera. Yo tengo un trato muy especial con los niños, porque hice cursos de auxiliar de maestra jardinera y me interiorizo mucho con lo que tenga que ver con ellos, sobre todo con los accidentes domésticos", relató Flores.
Desde hace doce años se desempeña como bombera y jefa de la Asociación Civil de Bomberos Voluntarios del barrio Alto Comedero. Además de brindar servicio en cada operativo que se presente, capacita a los aspirantes. Paralelamente se dedica a las tareas administrativas en la Escuela "Marina Vilte". Es madre de una niña de 16 años de edad que, hasta el año pasado, la acompañaba en el cuartel. Para ella, su hija fue un apoyo vital porque es quien le dio las fuerzas para seguir, realizar cursos y capacitaciones. "Desde los cuatro años, venía al cuartel conmigo. La llevaba para que conozca cómo trabajaba. Ella quería jugar, pintar y cada día le gustaba más estar en la institución. Veía como yo entrenaba a los chicos y entonces empezó a hacerse amiga de otros niños que vivían cerca", recordó.
Confesó que "escuchar a mi hija decir con orgullo 'mi mamá es bombera', me llena de felicidad. El apoyo de mi familia siempre fue y sigue siendo incondicional", sostuvo.
También se refirió a lo complejo que es compatibilizar el tiempo entre las obligaciones maternas y sus dos trabajos, debiéndose ausentar en cumpleaños familiares, Navidad o Año Nuevo. Pero también contó que tuvo oportunidad de unificar sus pasiones, celebrando en el cuartel su cumpleaños y el de su hija. Además, apoya la presencia de las mujeres en la fuerza porque entiende que tienen la misma capacidad que los hombres y pueden realizar las mismas tareas.
Al finalizar la entrevista quiso recalcar que para ella ser bombera, mujer y madre, significa "amor a una vocación".