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Diariamente se ocupa de embellecer una plazoleta

Regino Díaz cada jornada se dedica a esta labor, con el objetivo de que todos disfruten del espacio verde.

Sabado, 22 de octubre de 2022 01:00

Por DANIEL SALAS

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Por DANIEL SALAS

Regino Díaz toda su vida vivió a escasos metros de la plazoleta "Antenor Sajama", en el barrio Pueblo Nuevo de Tilcara, y en ella posee los mejores recuerdos de su infancia. Hace tres años, antes de la pandemia, tomó la decisión de embellecerla, y hoy luce muy linda y atractiva.

A primera hora de la mañana, cuando el sol aún está detrás de los cerros, se lo puede ver allí regando las plantas, barriendo, levantando la basura, o sencillamente sentado observando el resultado de su esfuerzo voluntario.

De profesión herrero y miembro del centro vecinal del barrio (es vocal suplente), todos los conocen en ese sector. Dicen que es muy solidario y buen vecino.

Cuando comenzó a ocuparse de la plazoleta "había muchas piedras y unos cuantos molles y olmos", recordó. Su decisión pasó porque "quería verla más verde y sea un atractivo en el barrio".

En el día se dedica a trabajar en su taller y en la plaza, "porque una vez que pones una planta, hay que cuidarla permanentemente", aclaró. A la vez, está dedicado a la construcción de un cercado para proteger el espacio verde y las plantas de diferentes especies que colocó en varios sectores.

Los sábados a la mañana recibe la colaboración de los vecinos, y juntos realizan el mantenimiento general de la plazoleta, ubicada entre las calles René Castañeda y Mariano Moreno. "Hacemos más rápido el trabajo, algunos traen su escoba y la pala, otros se ocupan de la basura o de regar las plantas", comentó.

La plazoleta "está linda. Vienen muchos vecinos y turistas a sacarse fotos", dijo con satisfacción.

A pesar de ello, se lamentó por el estado en que quedó días atrás después de los festejos por el Día de la Madre, en el salón del centro vecinal del barrio.

"El fin de semana (pasado) hubo baile acá, se llenó el local, la gente se vino para aquí y orinaron por varios sectores, vomitaron, hicieron de todo, así que tuve que limpiar todo. En las escaleras arrojaron cerveza, descartables (cajas de vino) y demás basura".

Esta situación se produce "cuando hay baile y los fines de semana cuando terminan de jugar al fútbol en la cancha que está cerca del barrio, la de Huasamayo".

"Todos los fines de semana sucede lo mismo, bajan por aquí y se vienen a sentar a la plazoleta a hacer su tercer tiempo. Cerca de aquí hay negocios, entonces ahí compran bebidas y se quedan a tomar. Cuando se van, en medio de las plantas dejan vasos, botellas, cajas de vino, y orinan por todas partes", se quejó.

La situación empeora de noche, "y no solo los fines de semana", remarco, y consideró que para revertir ello es necesaria la presencia policial.

Además de alcohol, no dudó en acusar que también se reúnen para consumir sustancias, "permanentemente cuando recojo los residuos, encuentro jeringas, inclusive". Afirmó que hasta se reúnen para mantener relaciones íntimas, "ahí (señala un rincón) dejan los preservativos".

Antes que comenzara a mejorar el estado de la plaza, "estas situaciones sucedían con mayor frecuencia. Ahora en cambio como que hay un poco más de respeto. Pudimos lograr eso. Pero necesitamos la presencia de los policías. Además porque las familias vienen a disfrutar un momento y están los jóvenes tomando".

Díaz insistió con la presencia de los uniformados porque los vecinos no pueden estar cumpliendo la función de cuidadores y hacerse faltar el respeto. "Sería conveniente que permanentemente se den una vuelta por la plazoleta", insistió.

Relató que en una oportunidad, una vecina del barrio y miembro también del centro vecinal, llamó a la seccional para que se apersonen en el espacio verde por una situación planteada, "pero le dijeron que no tenían personal". En consecuencia "ahora no llamamos directamente y sólo observamos que no dañen la plaza. Pero cuando se juntan las barras, es más complicado, se ponen pesados".

La tarea de embellecimiento de la plazoleta dijo que fue también posible por la colaboración de sus vecinos, quienes se prestan para sumar su ayuda. "Yo traigo las herramientas y ellos me dan una mano", señaló.

Para lograr mayor colorido y un atractivo natural, podó los árboles, mejoró los canteros, sembró césped y una variedad de flores muy vistosas: calas, geranios, madreselvas, achiras, aloe vera, alelíes, rosas, jazmín brasilero, margaritas, y hasta una mora.

Con mucho placer dijo que muchas veces la gente le pide que le regale las flores, y hasta recibe consultas de cómo hizo para que crezcan las variedades. "Otros me encargaron, así que ahora haré plantines. Están contentos los vecinos".

En un extremo de la plazoleta, para fines de año los vecinos arman un pesebre. Una vez finalizada las adoraciones, el sector el resto del año prácticamente queda olvidado.

"Hay que cambiarle la cara, para que no esté feo", señala a lo que se parece un gallinero abandonado. "Me gustaría cambiar el techo (de chapa), pero tenemos que reunirnos con los chicos para ver qué hacemos".

Los sábados y domingos, en el salón del centro vecinal (donde se hizo el baile el pasado fin de semana), los niños y adolescentes de un ballet de danzas andinas se reúnen para ensayar, y los padres se reúnen en la plazoleta para esperarlos. "Generalmente traen sus termos para tomar mate cebado mientras esperan".

"Otras veces vienen los chicos a hacer su tarea. Ahora estoy haciendo bancos, haré una nota al ferrocarril para que nos done los durmientes en desuso", dijo.